El Heraldo (Colombia)

PARA EL DESCANSO

- POR MANUEL MORENO SLAGTER moreno.slagter@yahoo.com

La revisión de los titulares de prensa, o de cualquier otro medio de comunicaci­ón, se ha convertido en una seguidilla de sobresalto­s. Quizá sea porque en estos tiempos todo se actualiza permanente­mente, o porque la dependenci­a del clic induce la redacción de frases cada vez más inquietant­es; lo cierto es que resulta agotador estar al día. Es por eso que encuentro tan valiosas estas jornadas de descanso, porque hay una excusa para no enterarse y darse un respiro leyendo sobre cualquier otra cosa que no sea la manida actualidad.

Así que hoy les escribo sobre un explorador, escritor, coleccioni­sta de arte y empresario noruego —con andares de filósofo—, que desde el 2007 ha publicado tres breves libros tan edificante­s como inspirador­es: Erling Kagge.

El tipo tiene su mérito. Fue la primera persona en la historia que completó el denominado “reto de los tres polos”, es decir, que llegó a pie al polo norte, al polo sur y a la cima del monte Everest. Con un detalle adicional: las expedicion­es polares las hizo sin asistencia tecnológic­a y una de ellas, la del polo sur, la hizo en solitario y sin tan siquiera un radio para comunicars­e. Ya solo por eso sería un personaje digno de conocer.

Tras esas duras excursione­s decidió escribir sobre sus experienci­as, no como su famoso compatriot­a Thor Heyerdahl en su superventa­s Kon-tiki, sino con una aproximaci­ón más reflexiva. Sus libros, Filosofía para explorador­es polares, Silencio y Caminar, son concisos homenajes a las virtudes del esfuerzo, de la soledad y la introspecc­ión, y constituye­n una invitación a moderar el paso para aprovechar nuestro efímero momento. Recomiendo su lectura, especialme­nte la de los dos últimos, que acompañado­s con interesant­es fotografía­s, pueden ayudarnos a navegar los cacofónico­s tiempos en los que nos ha tocado vivir. Sin duda, algo interesant­e tendrá que decir quien voluntaria­mente ha caminado hasta los lugares más remotos de la tierra, enfrentado a enormes dificultad­es, carencias, peligros mortales y climas extremos. No hay mejor manera de comprender el tono de esos libros que leyendo este pasaje de Caminar: “Cuando camino libero mis pensamient­os. La sangre circula con normalidad y, si elijo pasos rápidos, el cuerpo absorbe una dosis extra de oxígeno. La cabeza se despeja. Cuando estoy sentado y el teléfono suena, prefiero ponerme de pie y caminar mientras hablo. Tras unos pocos pasos, la memoria, la concentrac­ión y mi humor mejoran”. No se equivocaba Hipócrates, hace milenios, al afirmar que ningún remedio es mejor que poner un pie delante del otro. Leer a Erling Kagge puede animarnos a continuar ese camino.

La mejor manera de comprender el tono de esos libros que leyendo este pasaje de Caminar: “Cuando camino libero mis pensamient­os”.

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