SOBREVIVIR A LA DESAFIANTE ERA DIGITAL DESDE EL HUMANISMO
Ante la innegable realidad digitalizada en que vivimos, apreciable en el relacionamiento humano de toda índole: en las actividades sociales, laborales y académicas, se devela la necesidad de poder frenar, moderar y neutralizar los efectos nocivos que produce el indebido uso o abuso de la tecnología, de la inteligencia artificial y sus vertientes, que vienen impactando negativamente el desarrollo humano en la atrofia de competencias cognitivas, afectivas, comunicativas, laborales, profesionales y sociales, haciendo más paquidérmicos a quienes ven en ella la solución, sin hacer el más mínimo esfuerzo. Es vital diseñar y aplicar estrategias, metodologías y teorías filosóficas capaces de catalizar las buenas prácticas que desintoxican lo que deja la digitalización desmedida; urge una mirada hacia el humanismo digital que desde el siglo XX promueve a través de los valores humanos el buen y eficiente uso de herramientas tecnológicas y digitales como computadoras, plataformas, programas, redes sociales, y la IA al servicio del hombre, permitiendo facilitar y optimizar su desarrollo.
No se trata de seguir la huella digital, se trata de seguir la huella humana dejada en la era digital; para ello se debe transitar con cautela por las autopistas digitales, cumpliendo y respetando todo un sistema de reglas axiológicas desde la ética digital, reglas sociales desde la cultura digital, normas jurídicas desde el derecho digital y Legaltech, lineamientos educativos desde el Edtech, donde los procesos de aprendizaje se vean irrigados por estímulos que desarrollen las competencias y resultados de aprendizajes que permitan una mejor accesibilidad y adaptabilidad a un entorno digital donde el ser humano debe seguir siendo el epicentro. Ello ayudaría a la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible, por un mundo realmente inclusivo, equilibrado y diverso donde se concilien las diferencias, y no en el que nefastamente se desplace a los seres humanos en su ejercicio profesional y laboral contribuyendo a la inequidad, a la pobreza, al desempleo y espacios de injusticia.
Priorizar lo tecnológico ante lo humano, y la inteligencia artificial a la natural, desvía el norte de la humanidad en su redescubrimiento a través de las humanidades digitales, solo permitiría descubrir la innovación tecnológica digitalizando al ser humano en el afán de estar en sintonía con expresiones que son tendencia como TIC, metaversos, realidad aumentada, entre otras de obligatorio discurso y aplicación, erigidas en exigencia para seguir vigentes en el mercado competitivo, especialmente en la educación superior. Como ciudadanos digitales el humanismo digital permite regular los procesos de migración digital, sin perder la “nacionalidad humana”, como seres racionales, sociales, emocionales, espirituales y productivos.
*Vicepresidente MRT-PLAN de Desarrollo
Mundial (España). *Catedrática de Humanidades