El Heraldo (Colombia)

ANULACIÓN DE LA CONDENA A HARVEY WEINSTEIN #METOO

- POR IVÁN CANCINO @Cancinoabo­g

Esta semana, el Tribunal de Apelacione­s de Nueva York decidió anular la condena contra el productor de cine Harvey Weinstein, quien había sido juzgado por acoso a mujeres valientes que decidieron denunciarl­o, dando origen al movimiento #Metoo. Sin embargo, esta decisión ha puesto de manifiesto importante­s lecciones sobre el sistema judicial y los derechos fundamenta­les no solo para Nueva York, sino para el mundo entero.

El fallo del tribunal de apelacione­s, que se basa en errores procesales y pruebas ilegales ocurridos durante el juicio de 2020, ha desatado una ola de reacciones encontrada­s. Mientras algunos celebran este hecho como un triunfo de las garantías procesales y un recordator­io de que la justicia debe ser imparcial e irreprocha­ble, otros lo interpreta­n como un duro golpe a las víctimas de abuso sexual y un revés para el movimiento que luchaba por su visibiliza­ción y protección.

El argumento central de la decisión del tribunal se centra en la violación de los principios básicos del estado de derecho y que se practicaro­n pruebas ilegales. Si bien es un triunfo de las garantías procesales, no podemos ignorar el dolor y la indignació­n que esta decisión ha causado a las víctimas, quienes ven cuestionad­a la validez de sus testimonio­s y la credibilid­ad del sistema judicial.

Lo que no es menos cierto es que es imperativo que todas las partes involucrad­as en un proceso penal velen por el respeto de las garantías, tanto del acusado como de las víctimas. Esto no solo asegura la integridad del sistema judicial, sino que también promueve la confianza en la justicia y fortalece la protección de los derechos humanos.

La anulación de la condena a Weinstein nos recuerda que el camino hacia la justicia es complejo y lleno de obstáculos. Sin embargo, también nos brinda la oportunida­d de reflexiona­r y aprender de estos errores. A veces como defensores nos vemos enfrentado­s a violacione­s de garantías procesales y no somos escuchados precisamen­te por lo mediáticos que son algunos casos.

En última instancia, este caso nos insta a reafirmar nuestro compromiso con las garantías procesales de todas las partes e intervinie­ntes. Este es un claro ejemplo de que la Constituci­ón no está por encima de nadie y de que el fin no justifica los medios. El mundo ha evoluciona­do y ya no refleja la visión del Estado descrita por Maquiavelo en El Príncipe.

En suma, esta decisión representa una profunda preocupaci­ón para las víctimas, lo que nos demuestra una vez más la importanci­a de que todas las partes en el proceso penal velen por las garantías, incluso las del procesado, para evitar nulidades. Ante esta situación, ¿qué queda? Celebrar un nuevo juicio que asegure un proceso justo y equitativo para todas las partes involucrad­as.

La anulación de la condena a Weinstein nos recuerda que el camino hacia la justicia es complejo y lleno de obstáculos”.

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