‘La gran miseria humana’: redescubriendo al poeta Gabriel Escorcia Gravini
El escritor Fabián Buelvas González contó a EL HERALDO cómo investigó la vida del poeta soledeño y cuál es la importancia de resaltar su obra en la cultura costeña.
“Hace algún tiempo me contaron la historia de Gabriel Escorcia Gravini, pero no sabía que había otros datos importantes por descubrir de este gran poeta soledeño”.
Es así como el escritor Fabián Buelvas creó La gran miseria humana, un libro que brinda homenaje al autor atlanticense Gabriel Escorcia Gravini, quien falleció de lepra en 1920.
El texto recopila las obras y la vida de Gravini, especialmente la forma cómo vivió en la sombra de la enfermedad. La indagación se hizo para rescatar su legado poético del olvido en el estaba.
En conversación con EL HERALDO, Fabián Buelvas dio detalles de cuándo tomó la decisión de rendirle un merecido tributo, cómo se dedicó a investigar a fondo a este juglar y cómo realizó la recopilación de los poemas y relatos de personas que tuvieron la oportunidad de obtener sus obras originales.
Dos años de investigación
A pesar de que Escorcia Gravini es un poeta muy reconocido en Soledad, Atlántico, en el resto de la Costa pasa como una sombra fina. “En Soledad esta historia es muy común, pero hay una serie de datos que algunas veces pueden ser verificables y a veces no”, dijo Fabián.
La biografía de Gravini robó toda su atención, porque le parecía muy impactante e interesante. Se trataba de un joven que fue diagnosticado con lepra cuando solo tenía 15 años de edad.
Sus padres, Felipe Gabriel Escorcia e Isabel Gravini, se negaron a que muriera encerrado en las paredes de un siniestro leprosario. Es por esta razón, que no fue enviado a Los Lazaretos, lugar donde enviaban a los enfermos de lepra. El sitio existió a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX.
“Tardé casi dos años en recopilar datos, fue una investigación algo complicada porque cuando Grabriel Escorcia Gravini muere a los 29 años, todas sus pertenencias fueron quemadas, ya que esta enfermedad aún provocaba rechazo y humillación en aquella época. Ni siquiera quedaron fotos de él y otros poemas se perdieron para siempre”, agregó.
Ernesto Mccausland cuenta en un texto de los 90’s, que hicieron unos retratos hablados de Gravini, guiados por comentarios de personas que lo conocieron.
“Estas mismas personas, al ver los retratos, dicen que en ninguno se parece”, dijo.
El libro cuenta la leyenda de que el personaje se la pasaba todo el día encerrado en su casa, y que salía por las noches directo al cementerio y allí escribía todas sus poesías.
Poemas reconocidos
La gran miseria humana, Casilda de los infiernos, El muerto y el destino y Ante la tumba de Miguel Rodolfo, fueron algunos de sus poemas más reconocidos.
Gabriel García Márquez cuenta en su novela autobiográfica Vivir para contarla, que cuando era niño, el poema La gran miseria humana se vendía por todo el Caribe en ediciones baratas impresas en papel madera.
“Ese poema era una autodescripción de su vida, además, este joven en aquel entonces, le escribía a la muerte y a las tumbas. Es por eso que considero que era un poeta gótico”, afirmó Buelvas.
En el año 76, el cantante y acordeonero Lisandro Meza le agregó música a una gran parte de los versos en un largo paseo vallenato de más de 10 minutos.
Toda la sabrosura del también fallecido juglar sabanero hizo que el poema de Gravini se popularizara aún más. Sin embargo, hoy muchos creen que estos versos, son de la autoría del denominado ‘Macho de América’.
“Su obra debe ser exaltada”
Este libro es una de las pocas recopilaciones que existen de las obras de Escorcia Gravini. Es por eso, que Fabián considera que se debería exaltar más al poeta.
Crear más obras que hablen de su vida, de sus aspectos bibliográficos, es una de las misiones que tiene Fabián para impulsar esta historia, porque según él, las personas se interesan por las cosas a las que pueden tener acceso. “En los años 30 y 40, había una gran reproducción constante de los poemas de Gravini. Por lo menos en la actualidad, varias personas en Soledad cuentan anécdotas, hacen interpretaciones de los poemas e incluso, tienen algunas muestras digitales”.