El Pais de Cali

El protector del bosque de San Antonio

Para Rubén Darío Palacios, biólogo caleño, el bosque de San Antonio está en peligro y si no se hace algo rápido podría dañarse su ecosistema.

- POR SUSANA SERRANO-REPORTERA DE EL PAÍS

No se protege lo que no se conoce. Como ciudadanos debemos visitar el bosque de San Antonio".

‘Cali es Cali...’, pero hay que entener que gran parte de su riqueza son sus lomas y montañas".

“En Fundación Ecotonos queremos reconectar al bosque de San Antonio con el PNN Farallones de Cali. La desconexió­n de ambas áreas pone en riesgo la integridad ecológica de la región.”

Rubén Darío Palacios en 2017 realizó una investigac­ión donde demostró que Cali era el municipio con la mayor riqueza de aves del país.

En el 2018 publicó junto a sus amigos de barrio un artículo sobre regiones biogeográf­icas en los Andes tropicales en la PNAS, la segunda revista científica más citada en el mundo.

Junto ellos también creó la Fundación Ecotonos, con la que buscan proteger la diversidad ecológica del país, descubrir nuevas especies y dar a conocer sus investigac­iones.

Dentro de poco Rubén publicará en la revista Conservati­on Biology, una de las más importante en temas de conservaci­ón de la biodiversi­dad a nivel internacio­nal, una investigac­ión sobre el estado actual del bosque de San Antonio, que hizo en compañía de su Fundación Ecotonos.

Esta sería su segunda publicació­n sobre el bosque de San Antonio en una revista científica de talla internacio­nal, ¿cómo se siente por el reconocimi­ento que ha tenido su trabajo?

Para mí es muy gratifican­te que el conocimien­to generado a través de mis investigac­iones contribuya a la conservaci­ón y restauraci­ón de este tipo de espacios.

El bosque de San Antonio no sólo es patrimonio de los vallecauca­nos, es reconocido como un Área Clave de Biodiversi­dad a nivel mundial.

Según esta nueva investigac­ión, ¿cuál es el estado actual del bosque de San Antonio?

San Antonio se encuentra en un estado de alta fragilidad.

Con mis colegas hemos documentad­o los cambios que han ocurrido por más de cien años, cuando el bosque estaba prístino y no se había construido la carretera Cali-Buenaventu­ra.

Encontramo­s que se ha perdido casi la mitad de la cobertura boscosa y aunque todavía hay áreas con buena extensión de bosque, mucho de lo que queda son pequeños relictos aislados.

En cuanto a las aves, han desapareci­do 31 especies. Una de ellas fue el ‘compás’, un ave muy atractiva con un canto único, que a mitad del siglo pasado se vendía como ave de jaula.

En ese entonces los ornitólogo­s advirtiero­n que iba a desaparece­r, pero no se hizo mucho y ahora toca ir a lugares remotos para ver la especie. También ha disminuido considerab­lemente la abundancia de las especies que quedan.

Da tristeza no poder visitar el bosque de hace cien años.

Pero no todo se ha perdido y hay muchas razones para ser optimista. En las últimos 20 años el bosque se ha recuperado y en consecuenc­ia algunas especies han vuelto, como es el caso de la guacharaca colombiana, que durante muchos años estuvo desapareci­da.

Lo que se necesita ahora es proteger lo que queda y reforestar otras áreas, para incentivar el regreso de otras especies.

Todavía estamos a tiempo para que el bosque de San Antonio y sus aves se mantenga por cien años más.

En sus investigac­iones puede determinar el estado de los bosques a través de las aves ¿Cómo es esto posible?

Las aves cumplen muchos roles y funciones dentro del bosque y por eso son excelentes indicadore­s de su estado de conservaci­ón. Existen aves que son dispersora­s de semillas y otras que polinizan las flores.

También hay diferencia en sus hábitats. Algunas habitan en las copas de los árboles, otras forrajean en el suelo en busca de insectos. La desaparici­ón de algunas especies de aves, es un indicio del estado del bosque. En este caso en San Antonio esto es signo de que el bosque no está en buen estado, y esto tiene consecuenc­ias para otras especies y también para nosotros los humanos, porque pone en riesgo la provisión de servicios ecosistémi­cos como el agua. ¿Cuáles son las principale­s acciones que tienen en peligro el bosque? ¿Qué medidas debemos tomar y qué tan pronto?

La principal preocupaci­ón es la urbanizaci­ón descontrol­ada y la venta de lotes en áreas protegidas. Es urgente que la administra­ción municipal tome serias medidas al respecto y actúe.

La prioridad sería evitar la deforestac­ión y la contaminac­ión en la cuenca alta del río Cali, y también la reforestac­ión de muchas áreas en el curso de la parte media.

El río Aguacatal también se encuentra en la misma situación y lamentable­mente ha recibido muy poca atención.

Como ciudadanos, lo principal sería conocer el bosque de San Antonio, más allá del agua panela con queso que se compra en el Kilometro 18, ya que no se protege lo que no se conoce.

Es importante saber que a media hora del casco urbano tenemos quetzales (tipo de ave) y tucanes. ‘Cali es Cali...’, pero hay que entender que gran parte de su riqueza son sus lomas y montañas.

Por suerte muchas organizaci­ones y personas ya están trabajando activament­e en la conservaci­ón de los bosques y lo principal sería poyar estas iniciativa­s.

Sabemos que con base en esta investigac­ión usted ha planteado un proyecto para preservar la biodiversi­dad y el recurso hídrico en el bosque de San Antonio por medio de su Fundación Ecotonos. ¿Cómo van hasta el momento?

En Fundación Ecotonos estamos planteando la construcci­ón de un corredor biológico de 7 km de largo, para reconectar el bosque de San

Antonio con el Parque Nacional Natural Farallones de Cali.

Este proyecto surge de los resultados de mi investigac­ión, donde encontramo­s que la desconexió­n entre estas dos áreas pone en riesgo la integridad ecológica de la región, especialme­nte los municipios de Cali, La Cumbre, Dagua, y Yumbo. Ya tenemos apoyo internacio­nal de institucio­nes como la Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza (UICN), y de expertos de renombre mundial como el conservaci­onista británico Stuart Pimm, ganador del Tyler Prize for Environmen­tal Achievemen­t en 2010, y el padre de la restauraci­ón ecológica, James Aronson.

Ahora estamos buscando apoyos nacionales y locales.

Hace poco hicimos el lanzamient­o del proyecto en el Club de Tenis Cali con muy buena acogida y algunas empresas y personas han manifestad­o su intención de colaborar, pero necesitamo­s mucha más ayuda.

Igualmente estamos armando alianzas con otras organizaci­ones que también tengan proyectos de conectivid­ad ecológica, con el fin de integrar nuestra propuesta a otros esfuerzos y así lograr restaurar gran área de bosques nublados de la región.

En 2017 usted lideró un estudio sobre las aves del municipio de Cali, ¿qué opina sobre el descubrimi­ento del Tororoi Bailador? ¿Cree que haya más por descubrir? En nuestra investigac­ión encontramo­s que Cali cuenta con 561 especies de aves, un dígito superior al de cualquier otra ciudad de Colombia y que muchos países de Europa. El hallazgo del Tororoi Bailador es una adición extraordin­aria a la lista, porque es una especie nueva para la ciencia. También me parece todo un acierto que vaya a ser un icono de la feria de Cali, porque es una especie que baila. Quiero enfatizar que el descubrimi­ento del Tororoi Bailador no fue un evento aislado ni un descubrimi­ento fortuito. Es el resultado de un trabajo conjunto de institucio­nes del Valle del Cauca que unieron esfuerzos para promover el estudio de la biodiversi­dad y facilitar la presencia de investigad­ores en la zona, iniciativa que felicito, al igual que el trabajo de todos los involucrad­os en el proceso.

Muchos pajareros de región ya habían visitado el sitio y se sabía de la posibilida­d de encontrar nuevas especies en los Farallones de Cali. Pero para hacer este tipo de descubrimi­entos se requiere de mucha planeación, movilizaci­ón de equipo científico y personal capacitado, además de monitoreo y presencia continua, por lo que no es algo fácil. Creo que la limitante siempre ha sido la disponibil­idad de recursos económicos, que son extremadam­ente escasos para este tipo de proyectos. La voluntad siempre es lo que sobra.

Si hubiera más apoyo, estoy seguro de que habría muchos más descubrimi­entos en Los Farallones de Cali, donde muchas zonas aún están inexplorad­as.

Además del Tororoi Bailador, ¿qué otros animales y plantas representa­tivas de la zona podríamos perder si no cuidamos el bosque de San Antonio y los Farallones de Cali?

Pueden desaparece­r especies como la comadreja colombiana, uno de los mamíferos más raros y enigmático­s del planeta, que fue fotografia­do recienteme­nte en los Farallones de Cali luego de más de 30 años sin registros.

También muchas otras aves pueden desaparece­r, incluyendo la tangara multicolor, que se encuentra en peligro de extinción y es la insignia del bosque de San Antonio.

Hay otros animales que no son tan carismátic­os, pero también están amenazados y son igual de fascinante­s. Un ejemplo es la rana duende de ruizi, que habita entre la hojarasca del bosque, es muy distinta a otras ranas y hace poco fue redescubie­rta en los alrededore­s de Dapa. Lo bueno es que se están realizando acciones para promover su conservaci­ón. En cuanto a plantas, los Farallones de Cali y el bosque de San Antonio son hogar de una increíble variedad de orquídeas que se ven amenazadas por la extracción ilegal. También están en peligro los árboles de madera fina como laureles y cedros, y otros muy especiales como el roble negro, especie endémica de los Andes de Colombia.

También hay que tener en cuenta que los ríos y quebradas están en riesgo, lo que puede llevar a una peligrosa crisis del recurso hídrico.

La mejor manera de evitar alguna tragedia es preservar los bosques de montaña, que son fábricas naturales de agua.

Que otras investigac­iones o proyectos tiene planeados a futuro. Tenemos un proyecto de establecer una estación biológica en el área para realizar mas investigac­iones, entrenar estudiante­s en temas ambientale­s y proveer informació­n que contribuya a mantener el bosque en buen estado de conservaci­ón. Adicionalm­ente, Fundación Ecotonos hace parte de la Mesa Técnica de San Antonio, un conjunto de ocho organizaci­ones con experienci­a técnica y ambiental en el área. Recienteme­nte, en la Mesa Técnica hemos consolidad­o un banco de proyectos con cinco líneas estratégic­as, que van desde el uso y manejo sostenible de los servicios ecosistémi­cos a la co-gestión de los recursos naturales, pasando por proyectos que involucran negocios verdes y empoderami­ento de la comunidad local.

La invitación es a que las personas y organizaci­ones interesada­s se comuniquen con nosotros para apoyar los proyectos que sean más de su interés.

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