Especial Regional Revista Semana
LA CLAVE ES NO PERDER EL RUMBO
“Es un periodo para estrechar lazos y fortalecer proyectos entre el gobierno, el sector privado y las universidades para hacer de esta una ciudad competitiva e inteligente”.
Barranquilla y el Atlántico hoy son ejemplo de buen gobierno y crecimiento. En los últimos diez años se transformaron, y aunque los logros son claros, conviene mantener esa dinámica para que sigan brillando en el contexto del Gran Caribe.
Con la expedición del decreto 2012 de 2014, que estableció el Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad, se consignó una visión que aspiraba a convertirla en un nodo de desarrollo, no solo del Caribe colombiano, sino también del Gran Caribe, al cual debemos mirar preferencialmente.
La ciudad debía ser una plataforma logística, industrial y de servicios, para aprovechar la inserción del país en los mercados internacionales. Hoy, nadie duda del progreso de Barranquilla en los últimos diez años, periodo en el cual el crecimiento económico fue mayor al del promedio nacional.
Tal logro se debe a varios factores: a la recuperación económica del Distrito en sus finanzas públicas y capacidad gerencial; al apoyo del gobierno nacional, que permitió cofinanciar proyectos de infraestructura, casas y gasto social, y a las expectativas empresariales optimistas frente a la ciudad, que facilitaron la llegada de nuevos inversionistas nacionales y extranjeros, con miras a aprovechar los tratados de libre comercio, la demanda de oficinas, bodegas y viviendas en un Área Metro- politana de 2,3 millones de personas. Esto incrementó la actividad constructora y la llegada de nuevas empresas.
Son logros reales, pero hay que seguir trabajando para ponernos al día con respecto a otras ciudades del país.
Sin embargo, ante el cambio de la coyuntura económica nacional, es necesario ajustar la marcha de las inversiones, y abrirnos hacia la búsqueda de nuevos negocios y oportunidades para el territorio que permitan jalonar la economía y competitividad.
Es un periodo para fortalecer los procesos de gerencia pública y mejorar los diseños institucionales entre el sector privado, el gobierno y las universidades para hacer de esta una ciudad inteligente que apoye la innovación y la investigación.
Hay que impulsar los think tanks y encontrar nuevas fuentes de crecimiento para no perder el rumbo, seguir fortaleciéndonos en temas como la equidad, la movilidad y la inseguridad, y continuar con la justa inversión desde el gobierno local.
Así se garantizará un futuro brillante para Barranquilla, con entusiasmo y optimismo frente a las dificultades, y con la mirada puesta en el Gran Caribe.