Asuntos de pies
Es una de las partes del cuerpo que más olvidamos incluir en nuestras rutinas de belleza, en especial quienes no vivimos en ciudades de clima cálido. Mantenerlos a punto no nos tomará más de 30 minutos.
Por falta de tiempo, por olvido e incluso por pereza, muchas mujeres preferimos obviar el pedicure. No hay excusas que valgan; realizarlo es fácil y rápido. Antes que nada, se debe retirar el esmalte anterior. Como los quitaesmaltes suelen resecar las uñas, lo mejor es usar uno que tenga acetona y un toque de vitamina E.
Meter los pies en agua caliente ayuda a que se suelten las callosidades y los temidos “cueritos”. En el mercado se consiguen productos y cremas para poner en las partes ásperas, usualmente cargados de aceites nutritivos que contribuyen a que la piel se suavice y a prevenir más descamación. Se aplican cinco minutos antes de remojarlos.
Poner unas gotas de aceites esenciales en el agua, junto con sales de baño, ayuda a relajar esta parte del cuerpo, a activar la circulación y a nutrir y suavizar la piel. También se puede agregar una pastilla de ácido salicílico o una cucharada de sales de Epsom (sulfato de magnesio), en caso de tener los pies hinchados.
Una buena exfoliación siempre ayudará a revitalizar los pies, pues quita las células muertas.
Al sacar los pies del agua caliente, el paso siguiente es usar un limpiador y moldeador de cutícula. Con este –también conocido como palo de naranjo–, se masajea la cutícula, bajándola suavemente hasta la base de la uña.
Luego hay que pasar una lija suave por las uñas para lograr uniformidad en la superficie y dejarlas listas para el esmalte.
Es importante aplicar siempre una base antes del color; esto protegerá las uñas, las fortalecerá y ayudará a que no se tornen amarillas.