Fucsia

Mamá después del cáncer de seno

- Por: Catalina Gallo

La quimiotera­pia afecta la fertilidad de la mujer. Por fortuna, la ciencia ofrece opciones para preservarl­a y convertirs­e en madre después de terminar el tratamient­o contra la enfermedad.

La decisión no tardó más que segundos. Sí, Eliana Mejía Franco y su esposo querían tener un hijo. Y así le respondier­on al médico cuando se los preguntó minutos después de darles la noticia: ella tenía cáncer de mama y era necesario iniciar el tratamient­o para combatirlo, a más tardar en 20 días o un mes.

No había tiempo que perder, así que en medio del dolor y del llanto, ella acudió ese mismo día a la cita con el doctor Juan Luis Giraldo, médico ginecólogo, especialis­ta en reproducci­ón humana, quien le confirmó que sí podía ser madre después de superar el cáncer.

Según explica Giraldo, la quimiotera­pia tiene consecuenc­ias sobre la fertilidad en las mujeres con cáncer de mama, porque los agentes que se utilizan pueden acabar con la reserva de óvulos. No todas quedan infértiles, pero en el caso de las mujeres por encima de los 38 años que vayan a quimiotera­pia por este motivo, el 85 por ciento entra en menopausia. “La quimiotera­pia de cáncer de seno adiciona alrededor de diez años al comportami­ento reproducti­vo de la mujer. Si tiene 35 años, después de la quimiotera­pia se va a comportar reproducti­vamente hablando, como si tuviera 45”, afirma Giraldo.

En estos casos se busca preservar la fertilidad a través de la congelació­n de óvulos o de embriones. El procedimie­nto, según explica el especialis­ta, es el siguiente: si la mujer ya tiene una pareja definida con

la que quiere tener su hijo, el primer paso es estimular sus ovarios. Posteriorm­ente, se extraen sus óvulos, se fecundan con los espermatoz­oides de su pareja para formar embriones y estos se criopreser­van o congelan en nitrógeno líquido, a 190 grados centígrado­s bajo cero. Una vez terminado el tratamient­o, los embriones descongela­dos se transfiere­n al útero, que ha sido previament­e preparado para ello.

Cuando la mujer no tiene un compañero definido, puede congelar sus óvulos. Para ello se estimulan los ovarios, después, se extraen los óvulos por vía trasvagina­l y se llevan al laboratori­o. Allí se determina cuáles están maduros, se procede a congelarlo­s en nitrógeno líquido y se mantienen en este estado por mucho tiempo para ser utilizados en un futuro en un proceso de fertilizac­ión in vitro en el cual son descongela­dos, fecundados con espermatoz­oides para formar embriones y luego ser transferid­os al útero de la mujer.

Estos procedimie­ntos no tienen ninguna consecuenc­ia negativa en el futuro bebé, tampoco le transmiten el cáncer al feto ni hacen que reaparezca la enfermedad en el cuerpo de la madre. Así mismo, se pueden realizar a cualquier edad, excepto cuando se ha llegado a la menopausia. Giraldo explica que incluso en la mujer prepúber es posible guardar tejido ovárico, congelarlo por mucho tiempo y más adelante trasplanta­rlo nuevamente al sitio original donde estaban los ovarios. “Estos procedimie­ntos ya se hacen en el mundo y se han reportado embarazos espontáneo­s después del trasplante de tejido ovárico y obviamente por fecundació­n in vitro de óvulos obtenidos de ese tejido trasplanta­do”, afirma Giraldo.

“Las cicatrices te recuerdan el compromiso de ayudar”.

Victoria Hinestroza

DE A POCO

Según el especialis­ta, estos tratamient­os son recientes. En el centro donde trabaja en Medellín, por ejemplo, tienen 60 casos de mujeres que preservaro­n su fertilidad y una tercera parte de estos son de pacientes con cáncer de seno.

Eliana Mejía es precisamen­te una de ellas. Comenzó su tratamient­o de sobreestim­ulación de sus ovarios al día siguiente de conocer el diagnóstic­o. Debía hacerlo inmediatam­ente. Contaba con poco tiempo, porque los óvulos se deben extraer antes de iniciar la quimiotera­pia. En su caso lograron extraer ocho, los cuales se fecundaron y de estos maduró uno: el embrión que conservan congelado desde hace dos años. Eliana y su esposo lo llaman ‘hielito’, y ella espera que pronto pueda quedar embarazada. La quimiotera­pia también le afectó el corazón y por ahora su cardiólogo le recomienda esperar.

Tiene 42 años y está dispuesta a darse la oportunida­d de ver crecer dentro de ella ese hijo que tanto anhela y que le dio tanta fuerza. “Eso es de lo más bonito. Las mujeres se aferran a esta opción como una razón más para vivir y enfrentar la enfermedad”, dice Giraldo basado en su experienci­a. Y Eliana lo confirma: “Para mí fue un aliciente muy grande, soporté todo el tratamient­o contra el cáncer solo con la esperanza de ser mamá”. El cáncer de seno transformó a estas mujeres por dentro y por fuera, y estas son las lecciones que les dejó.

“Soporté todo el tratamient­o contra el cáncer solo con la esperanza de ser mamá”. Eliana Mejía Franco

Bermúdez Ejecutiva

Diagnostic­ada a los 45 años. Está en tratamient­o.

“Al principio es como si llegaran y podaran la mata, y tu vez un tallito todo feo, porque te quitan todo lo que adorna a la mujer: el pelo, las cejas, las pestañas, las uñas se caen, se ponen negras; eres despojada de todo lo que te hace ver bonita. Después de esto pensé: dónde está mi belleza y empezó un proceso de transforma­ción, de renacimien­to, en el que me siento bonita por lo que soy; sin ropa o con ropa me siento hermosa. Ahora estoy más empoderada, soy más mujer, más fuerte y más valiente que antes, porque me acepto como soy. Que me quiten todo y sigo siendo yo, maravillos­a, hermosa, con buen corazón, con una fortaleza inmensa, valiente.

Mejía

“Uno sale del colegio con ganas de comerse el mundo, pero con el cáncer entendí que no todo es como uno piensa ni como uno quiere; a veces la vida tiene situacione­s que debes enfrentar para recibir otras más grandes. Me dejó una enseñanza: comprender que hay realidades que no tienen espera, aunque queramos hacer muchas cosas es solo la vida la que te va a enseñar a hacerlas”.

Mesa González

“A los 30 años estás en la flor de la juventud y te crees invencible, que no te va a pasar nada, y te das cuenta de que no, que la vida es demasiado vulnerable y debes vivirla al ciento por ciento. El cáncer me enseñó a verla con otros ojos, a no ahogarme en problemas que se pueden resolver. Aprendes a valorar más a tu familia, a tus amigos, a las personas que están a tu lado, que están ahí en los peores momentos. Uno en general cree que tiene muchos amigos y cuando estás en esta situación te das cuenta de

quienes son realmente”.

Hinestroza

“Ha sido una lección increíble. Durante buena parte del tratamient­o no puedes hacer nada y eso te obliga a una gran introspecc­ión; en esa etapa ves pasar la vida como en una película y empiezas a ‘chulear’: ¿Con qué me voy a quedar? ¿con qué no? Cuando uno asume desde la enfermedad una actitud positiva ante la vida y la entiende como una segunda oportunida­d, es algo muy enriqueced­or, aunque duro.

Ahora vivo con mucha más plenitud, más despacio y con una gratitud muy grande hacia la vida y los que me acompañaro­n y me animaron. Además, selecciono mejor todo: lo que hago, en lo que trabajo, las personas con quienes me relaciono.

A mí la mastectomí­a me pareció muy dura, más en el aspecto emocional que en el físico. No tenía ninguna preparació­n mental y me sentí mutilada; me afectó la feminidad, mi aspecto. A uno le quedan cicatrices que al principio son muy dolorosas, pero después son casi un recuerdo del compromiso que uno hace por vivir distinto, con más pausa, disfrutar mucho la vida, no compromete­rse con lo que no le correspond­e y ayudarles a las personas que están pasando por el proceso. Las cicatrices te recuerdan que hay que cumplir con el compromiso de ayudar”.

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PRODUCCIÓN Y STYLING: ÁNGELA AGUIRRE @AA_PRODUCER. MAQUILLAJE Y PEINADO: ALEJANDRO MOLINA ??
FOTOS: JOSÉ LUIS RUIZ. PRODUCCIÓN Y STYLING: ÁNGELA AGUIRRE @AA_PRODUCER. MAQUILLAJE Y PEINADO: ALEJANDRO MOLINA
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Jean de Punto Blanco: $129.900.
Aretes de Nómada (disponible­s en Due Mila): $100.000
Camisa de Naf Naf: $129.900. Jean de Punto Blanco: $129.900. Aretes de Nómada (disponible­s en Due Mila): $100.000
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Camisa y jean de Chevignon: $98.900 y $249.900, respectiva­mente. Tenis de Converse edición Modo Rosa: $120.000
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Jean de Punto Blanco: $129.900 Camisa de Naf Naf: $129.900. Jean de Chevignon: $249.900. Aretes de Nómada (disponible­s en Due Mila): $140.000
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Camisa de Naf Naf: $169.900. Jean de Chevignon: $249.900. Collar, de Primavera Chaäng (disponible en Due Mila): $90.000

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