Viajar para sanar
Tanto el viajero que va en busca de lugares diferentes como el que necesita reconectarse consigo mismo y recuperar la armonía en un mundo hiperestresado, encuentran en el turismo de bienestar una nueva alternativa del descanso.
Una piscina, un coctel decorado con una sombrillita y un desayuno americano son imágenes que vienen a la cabeza cuando se piensa en vacaciones. Pero en el reino del cansancio crónico en el que vivimos, poblado de workaholics con dedos pulgares hiperactivos y adictos a la luz artificial de las pantallas, se requiere mucho más para descansar que las propuestas turísticas convencionales.
Hoy, más que nunca, las personas necesitan desconectarse en todos los sentidos y no solo para liberarse del agitado ritmo de vida actual, sino para conservar o recuperar la salud que le es arrebatada por el estrés, la distancia con la naturaleza y la falta de contacto consigo mismo.
Para ello son fundamentales los entornos naturales, una infraestructura hotelera de calidad y una propuesta de descanso original, ojalá arraigada en culturas y productos originales. Pero ¿dónde podrá encontrarse una receta tan completa? Aquí no más. Colombia es uno de los países con mayor potencial para el llamado ‘turismo de bienestar’ y algunas de las opciones que ofrece el país ya empiezan a capturar la atención nacional e internacional.
Recientemente se realizó en Ourense, España, Termatalia, el evento internacional más importante en turismo de bienestar, salud y aguas termales. Hasta allá llegó Colombia con propuestas en un segmento que ofrece una gran ventana de crecimiento: según la Global Wellness Summit, este tipo de turismo generó en el mundo unos 650 millones de dólares en 2015.
TURISMO ANCESTRAL
Ibalhú Rodríguez se crio entre médicos alternativos. Su padre, Pedro Rodríguez, es un reconocido terapeuta holístico que ha acompañado a pacientes en procesos de sanación. Para ella el tema de la enfermedad y la cura siempre fue un gran misterio, y al crecer, quiso abordarlas desde un punto de vista diferente al de sus familiares médicos; por eso estudió antropología en la Universidad Externado de Colombia.
De esa experiencia académica y de sus estudios posteriores en Psicología Gestalt surgió la convicción de que los entornos desempeñan un papel importante en la salud y la enfermedad del individuo. “La antropología nos dice que el contexto crea unas situaciones sobre el organismo y que al cambiar este, el cuerpo también lo hace”, afirma. Según Ibalhú —cuyo nombre en la lengua inuit significa “mujer medicina”—, antiguamente se hablaba de ‘temperar’, ir a otro
lugar con un clima diferente por un tiempo determinado con el objetivo de descansar. “Cuando te vas a otro espacio, el cuerpo adquiere contacto con otro ambiente, otros olores y otras sensaciones, otros seres humanos y es entonces cuando tiene que buscar otros mecanismos para adaptarse. Todo esto es muy propicio para que las enfermedades se transformen”. Uniendo saberes y el deseo de ayudar a otros a cuidar su salud, Ibalhú y su padre crearon el Hostal Sindamanoy Mente Cuerpo, una de las propuestas que representó a Colombia en Termatalia y que desde hace nueve años viene renovando el concepto de descanso y bienestar a través de su infraestructura inspirada en tradiciones amerindias y sus programas de descanso centrados en la salud y el bienestar.
“El turismo de bienestar es una posibilidad de irnos
hacia adentro, de escuchar necesidades propias, de darnos cuenta del sentir, de qué es lo que estoy percibiendo y cuál es mi necesidad física y emocional”.
Ibalhú Rodríguez
DESCONEXIÓN Y RECONEXIÓN
Ubicado en Zapatoca, Santander, el hostal invita al autoconocimiento, a la reconexión con la naturaleza y la autosanación. En este lugar hay una maloka, construida con la asesoría de indígenas arhuacos y koguis, en la que se realizan sesiones grupales. También hay una cabaña del silencio que fue edificada con la ayuda de un ‘arquiterro’ (experto en construcción con tapia pisada) y cuya estructura permite la meditación en absoluta oscuridad y silencio; aquí, según explica Ibalhú, se apaga la luz exterior y se enciende la luz interior.
Otro espacio que llama la atención es el temascal, inspirado en los ‘saunas’ de los mayas pero que en lugar de rocas, como los tradicionales baños mesoamericanos, tiene un horno de piedra en el centro. En este espacio se utiliza la etnobotánica para que las propiedades de las plantas nativas se aprovechen en pro de la limpieza de la piel, en la relajación de la fascia y de los músculos, y en la armonización del sistema nervioso. Además está el solarium, un lugar con sarcófagos de piedra pizarra de cinco billones de años de antigüedad que absorben la luz solar y luego la transmiten a la piel con el fin de regenerar tejidos y ‘resetear’ las células para que vuelvan a su ciclo normal de nacimiento y muerte. El hecho de que la persona deba entrar en una estructura que parece un sepulcro, invita a la experiencia de morir a patrones antiguos para renacer a una nueva experiencia vital.
Aparte del espacio que de por sí ya genera un impacto positivo en el viajero, en Sindamanoy se aprovecha también el beneficio del ritual en la acepción más pura del término. “En mis experiencias con los indígenas cofanes, ingas, wayúu y arhuacos pude observar como antropóloga lo que sucedía en la curación a través del chamanismo. Veía que en sus culturas hay enfermedades que no existen en la nuestra y viceversa. Y observaba también la cura de estas y su relación con el sistema simbólico de cada colectividad. En resumen, pude apreciar que en los símbolos hay una posibilidad de curación”.
Por eso en algunos de los planes que ofrece el hostal hay un cierto componente ritual que la persona puede experimentar en escenarios como la cabaña del silencio o los sarcófagos del solarium. “Son procesos físicos y mentales que cada quien se da el permiso de vivir. En los rituales
“La antropología nos dice que el contexto crea unas situaciones sobre el organismo y que al cambiar este, cambia también el cuerpo”.
Ibalhú Rodríguez
en general hay un momento de muerte y uno de renacimiento. En la primera parte, se prepara el cuerpo para soltar el yo y la estructura, y por un momento dejar de ser quien se es, con toda la carga simbólica que esto implica; en la segunda, se recibe una información nueva. Algo de eso emulamos aquí con nuestros tratamientos”, dice Ibalhú.
EL PODER DEL AGUA
Con otro enfoque, pero dentro del mismo espectro del turismo de bienestar, está la propuesta de Entremonte, un hotel-spa ubicado en Apulo, Cundinamarca, a dos horas de Bogotá, que se guía principalmente por los preceptos alopáticos de la medicina.
Su infraestructura sobria y cómoda fue instalada en torno al agua en un paisaje natural de clima templado. El hotel ganó en 2016 el premio de la excelencia de Condé Nast Johansens por las mejores instalaciones de las Américas y el Caribe, y en 2017 obtuvo el de mejor spa en Suramérica y el Caribe. Este año también está nominado pero al cierre de esta edición no se conocían los resultados.
Según María Claudia Ronderos, gerente de mercadeo, el objetivo principal de este lugar es inspirar a la gente a que tenga una mejor vida, que encuentre inspiración, se ejercite sin necesidad de estar en un gimnasio y aprenda a alimentarse sanamente. “En el hotel los invitamos a experimentar una visión introspectiva de sí mismos; la idea es volver a la conciencia de que en la medida en que uno esté bien, todo alrededor se contagia de ese bienestar”.
En el Valle del Agua, un pequeño paraíso entre montañas cubiertas de vegetación exuberante, está ubicado el circuito de agua del hotel, que aprovecha diversos tipos de hidromasaje para potenciar su poder curativo. Piscina, jacuzzi, chorros y un paisaje desestresante hacen la tarea de llevar al visitante a una dimensión armónica, alejada del mundanal ruido. Para completar, el baño hammam (turco) que en algunos momentos se utiliza como espacio frío y en otros como los tradicionales baños de vapor de Oriente Medio.
Así mismo, Entremonte tiene un completo menú de tratamientos faciales y corporales con enfoque tanto estético como de salud. El complemento de esta propuesta son los espacios privados de las habitaciones, dentro de las cuales hay pequeñas piscinas climatizadas.
UNA PUERTA SENSORIAL EN PLENA CIUDAD
Pero no solo saliendo de la ‘civilización’ se accede a los beneficios del turismo de bienestar. También en medio de la vida urbana se puede hacer una pausa renovadora, como lo ofrece Nirvana Spa, en Medellín. Este es uno de los spas colombianos con mayores credenciales internacionales. Con cuatro sedes en la capital antioqueña, ofrece una verdadera salida al estrés citadino a través de prácticas físicas, rituales de salud y procedimientos de estética, todos diseñados para buscar un estado de renovación y desconexión.
Para Angie Velasco, gerente general, este lugar, galardonado dos veces con el premio Luxury Wellness Spa como mejor spa de lujo de Sudamérica (en 2016 y 2017), lo que más buscan los clientes son tratamientos que les ayuden a cambiar su estado de ánimo, “trabajando lo físico para liberar energía negativa y recuperando un tiempo para ellos mismos”. Los más buscados son aquellos realizados con nuez de coco y vela termal, así como el Ritual Andes, un programa que se inspira en la región andina y en el que se experimentan, a través de los cinco sentidos, los aromas y las texturas del café, las flores, la caña de azúcar, los sonidos de la naturaleza y los cantos de los pájaros.
HOSTAL SINDAMANOY MENTE CUERPO
Km 1 Vía Zapatoca-mirador de los Guanes
Tel.: (7) 694 3131
Cel.: (316) 231 4994 Sindamanoy.com
ENTREMONTE
WELLNESS HOTEL & SPA Vereda Guacamayas, Km. 5 , Apulo, Cundinamarca
Tel.: 744 3187
Cels.: (321) 483 4128,
(321) 485 4377 y (320) 285 3815 Entremonte.com
NIRVANA SPA
Cll. 10A No. 34-11, piso H-6, Medellín
Tel.: (4) 319 7452 Nirvanaspacolombia.com