Conversaciones DE MODA
ANDRÉS ESPINOSA Y ANDRÉS OYUELA HACEN PARTE, COMO ELLOS MISMOS LO DICEN, DE UNA CAMADA DE NUEVOS FOTÓGRAFOS QUE ABRIERON EL CAMINO PARA QUE UNA GENERACIÓN
NACIENTE DE TALENTOS, EDUCADOS POR EL
OJO DE LAS REDES SOCIALES E INTERNET, SE APODERARA DEL PANORAMA NACIONAL.
Su encuentro virtual es afectuoso y hay cierta complicidad. Andrés Oyuela vive desde hace algunos años en Nueva York, donde trabaja para una importante revista de moda, y Andrés Espinosa está radicado en Bogotá; él es el lente oficial de varias celebridades y ha publicado sus fotografías en las más importantes publicaciones impresas del país. Se conocen desde hace años y se respetan. Espinosa se siente agradecido por el camino que abrió Oyuela para los fotógrafos jóvenes. Comienza la charla.
ANDRÉS OYUELA (A. O.): Tomé la decisión de que quería trabajar en moda cuando tuve la opción de hacer la práctica de mi universidad. Les escribí a mis referentes más importantes de ese momento: Raúl Higuera y Efrén Isaza, y también a Zizza Limberti a través de Facebook, diciéndoles que quería ser su asistente; esto fue a mediados del año 2000. Ella me respondió de inmediato y me invitó a unas fotos que tenía la semana siguiente. Me fui con mi portafolio básico de fotos de niñas lindas de mi universidad en las que yo hacía desde el maquillaje hasta el pelo y la producción.
ANDRÉS ESPINOSA (A. E.): Y ajustábamos la ropa con velcro y grapadoras.
A. O.: ¡Así era! Zizza vio mis fotos, me dio las gracias y al día siguiente me citó para que la asistiera. Lo que más agradezco es que durante el tiempo en que estuve con ella, nunca tuve una preparación técnica sino la oportunidad de poder sentarme a su lado a dirigir y asistir a las reuniones con clientes y agencias de publicidad.
A. E.: Mi historia fue muy diferente. Siento que estaba tomando fotos desde que tengo memoria. Era el trípode de mi papá y aprendí a disparar desde muy chiquito. Siempre me gustó, pero incluso cuando me gradué del colegio ya estaba haciendo cositas en Lookbook.nu, una página que era una especie de Instagram arcaico en la que uno subía una foto de un look y la gente votaba si le gustaba o no. Mi papá, muy ortodoxo, no creía en la fotografía como una carrera y por eso entré a estudiar Gobierno y Relaciones Internacionales, pero eso se volvió insostenible. Aprendía cosas pero no me hacía feliz. Me retiré y empecé a estudiar fotografía en LCI Bogotá.
A. O.: Es que, sin duda, las redes sociales nos permitieron convertirnos en protagonistas. Llegamos en el momento en el que los fotógrafos estrellas estaban haciendo otras cosas, incluso muy enfocados en trabajar en el exterior, así que esta nueva camada que venía pisando fuerte se repartió la baraja. A. E.: Veníamos de un panorama de
rockstars que se contaban con los dedos de las manos, que tenían una forma de trabajo establecida, currículos impresionantes y que se habían entrenado con cámaras análogas. En esa época se prestaba más atención a la trayectoria y a los años de experiencia, así que era prácticamente imposible entrar.
A. O.: Tuvimos suerte. Recuerdo que un día le pedí permiso a Zizza para llevar mi cámara a una sesión de fotos para hacer imágenes de backstage, las cuales subimos al grupo de Facebook de una revista para mostrar qué pasaba tras bastidores. Empezamos a generar en Colombia un montón de cosas nuevas en términos de cultura fotográfica de moda; acercar a la gente a lo que pasaba en las sesiones de fotos fue un gran paso.
A. E.: En el país hacía mucha falta alguien que pasara por ese proceso por el que pasaste tú, de asistir un año, estar pendiente, buscar esas oportunidades, perseverar para estar adentro, y más cuando éramos fotógrafos jóvenes en
La nueva generación de
fotógrafos de moda encontró en las redes sociales
la mejor y más eficaz vitrina para su trabajo.
medio de rockstars. Los clientes no ponían el mismo voto de confianza en nosotros por esa razón.
A. O.: Lo más relevante de esta nueva generación es que por primera vez siento que los egos y los grandes atributos que se les daban a los fotógrafos en su momento pasaron a un segundo plano. Los que tenían estatus de celebridades se acabaron. Me atrevo a decir, sin temor a equivocarme, que puedo llamar a cualquier fotógrafo de esta generación y resulta que tenemos la mejor relación entre todos. La idea de la competencia feroz y de sentirnos dueños de todos los trabajos hace parte del pasado.
A. E.: Sin duda todo era mucho más difícil, pero la explosión de las redes sociales nos permitió mostrar nuestro trabajo sin necesidad de hacerlo a través de una publicación impresa. Creo con firmeza que una de las personas que hicieron posible que esta nueva camada de fotógrafos se abriera paso fuiste tú. Que llegaras a disparar fotos con todas las celebridades habidas y por haber y a hacer las portadas de las revistas de moda fue todo un cambio generacional.
A. O.: Son tiempos cambiantes y ha habido algunos temas candentes en los últimos meses. Las acusaciones de abuso contra Mario Testino y Bruce Weber no solo obedecen a una situación política frágil, sino que son la prueba definitiva de una transformación necesaria en términos de trabajo. Desde la perspectiva profesional, creo que es una gran oportunidad para que gente nueva que hace las cosas bien y de forma correcta salga a la luz.
A. E.: De acuerdo. Es un escándalo ahora, pero no es ninguna novedad. Estos temas no son nuevos, pero sí estamos en el momento perfecto para hablarlo y decir que no es aceptable este comportamiento, no tiene cabida y no tiene por qué existir.
A. O.: Es que se está acabando esa idea de los fotógrafos como instituciones impenetrables. Cuando entré sí existía ese tema de la guerra de un fotógrafo con el otro. Uno hacía ciertos clientes y el otro no los podía tocar. Considero que el cambio más importante es que todos sabíamos que éramos muy diferentes y que todos cabíamos.
A. E.: Se logró cambiar la perspectiva de los clientes, las agencias y del mundo editorial. Demostramos que la juventud en este campo no era algo que debía ser castigado, sino alentado. Si la moda se renueva cada seis meses es imperativo ofrecer algo fresco y diferente.
A. O.: Y mientras tanto seguíamos creciendo gracias a las redes sociales. Soy
“LA NUEVA GENERACIÓN DE FOTÓGRAFOS demostró que la juventud en este campo no era algo que debía ser castigado, sino alentado. Si la moda se renueva cada seis meses es imperativo ofrecer algo fresco y diferente”.
—andrés espinosa
“LOS EGOS Y LOS GRANDES ATRIBUTOS que se les daban a los fotógrafos en su momento pasaron a un segundo plano. Los que tenían estatus de celebridades se acabaron”.
—andrés oyuela
fotógrafo porque un día vi una portada que Efrén Isaza le hizo a Martina García, y ese día supe que eso era lo que quería hacer. Fui ciento por ciento influenciado por el trabajo de los fotógrafos colombianos. Me encontré en las revistas nacionales con Raúl Higuera, Zizza, Salvatore Salamone, Mauricio Vélez, Carlos Gaviria y Sergio Bartelsman. Me enorgullezco de decir que mis influencias fueron ellos. En la universidad no sabía quiénes eran Richard Avedon, Irving Penn o Steven Meisel. Mentiría si digo que soy hipereducado en referencias internacionales.
A. E.: Ahora lo que veo es lo que dices. Internet hizo que todo cambiara mucho. La exposición de los fotógrafos aumentó de forma exponencial y eso llevó a que se le diera más relevancia al contenido. Más allá de los recursos, la estética, la campaña o las fotos, en el escenario actual son definitivamente más importantes la creación y las ideas.
A. O.: Exacto. Hay mucha gente que documenta la moda, pero fotógrafos de moda no son muchos. Siento que cuando tienes el objetivo de ser un fotógrafo en este campo tienes que entender primero a la moda que a la fotografía.
A. E.: Claro, la fotografía de moda tiene una carga artística muy fuerte, pero eso no debe nunca dejar de lado el aspecto técnico. Premiar las ideas hace que a veces se descuide la técnica. Siento que en Colombia se ha dejado de lado la academia y es clave reforzarla.
A. O.: De acuerdo. Siento que la crisis de los impresos nos volvió perezosos. Ser fotógrafos o stylists no son atribuciones que se validan a través de una publicación impresa o de un medio de comunicación, y menos ahora con las redes sociales: no hay excusa alguna para que tu trabajo no se vea como tú quieres que se vea.