EL REGRESO DEL ‘sueño americano’
EN TIEMPOS TURBULENTOS, DEVOLVERLE SU VOZ A LA MODA COMO TESTIGO DE UNA ERA FUE LO QUE LOGRÓ CALVIN KLEIN CON SU DESFILE EN LA SEMANA DE LA MODA DE NUEVA YORK.
SOBRE una alfombra infinita de palomitas de maíz reposan una serie de graneros clásicos norteamericanos del siglo XIX empapelados con obras de arte de Andy Warhol. De ellos surgen enormes conductos de aire que se funden, a su vez, con llamativas instalaciones del artista Sterling Ruby.
Este fue el escenario imaginado por Raf Simons, director creativo de Calvin Klein, para presentar su colección otoño/invierno 2018 titulada Paisajes, que buscaba tocar lo más profundo de la fibra del denominado ‘Sueño americano’.
Simons escogió el edificio del American Stock Exchange, en Nueva York, para poner en acción una colección y un desfile que fueron un recorrido por la historia de los Estados Unidos y sus íconos culturales que desde hace un tiempo dejaron de ser locales para convertirse en una alegoría del mundo globalizado.
Los amplios vestidos transparentes a cuadros, la presencia del vinilo combi-
nado con siluetas tipo traje y los abrigos
oversize sobre capas desiguales, evocaron la colonización de las grandes planicies en el siglo XIX, la carrera espacial de los años sesenta en medio del temor por la Guerra Fría y la era informática actual con sus posverdades y paranoias. Todo lo anterior cobijado por el gran símbolo artesanal norteamericano: el patchwork.
Look tras look fue quedando clara la arriesgada apuesta de Simons por romper con la idea del minimalismo asociada a Calvin Klein. Un sabor a futuro postapocalíptico y un ánimo de protección contra el cambio climático y sus inminentes desastres naturales, se dejaron entrever a través de los pasamontañas y sacos en tejido de punto combinados con chaquetas y guantes de bombero, además de las capas metalizadas aludiendo al cliché futurista por excelencia.
Siluetas amplias a lo años cincuenta, hombreras pronunciadas muy de los ochenta y la marca registrada del diseñador, los pantalones rectos de pinzas con camisa de dos bolsillos abotonada hasta arriba, fluyeron al compás de The Sound of Silence de Simon and Garfunkel y
California Dreamin de The Mamas and the Papas. Más americano imposible.
En un mundo en el que la moda tiende a ir cada vez más hacia lo seguro, es refrescante volver a encontrarla en su estado más puro. Raf Simons lo logró en esta ocasión y podemos dormir tranquilos sabiendo que la moda sigue cumpliendo su cometido.