UNA MUJER FANTÁSTICA
La mejor película extranjera en la edición 90 de los premios Óscar empezó su periplo en la Berlinale 2017, donde ganó el Oso a mejor
guion; siguieron el Fénix, el Goya y el Independent Spirit.
“CUANDO te veo, no sé lo que veo”, le recrimina el hijo de su amante a Marina Vidal. Ella, protagonista de la película del chileno Sebastián Lelio, sabe muy bien quién es y así se quiere. Cuando ve su reflejo en el espejo, y no son pocas veces, se reconoce como una mujer... fantástica. Daniela Vega, la novel actriz que la interpreta, se da el lujo de cantar sin importarle si lo hace bien o regular. Se ríe, se pinta la cara, se deja invitar a comer y a bailar pegado. Ama con el corazón y con las vísceras. También sufre. “Soy igual que tú”, le responde a su agresivo interlocutor.
Cuando apenas encendía el motor de su guion, Lelio se preguntó: “¿Qué pasaría si la persona que amas se muere en tus brazos, y estos resultan ser el peor sitio porque por alguna razón eres la indeseada?”. Las vueltas de la escritura lo condujeron a la idea de que fuera una mujer transexual.
Así apareció Daniela, una peluquera y maquilladora que pasaba parte de sus días en un salón del centro de Santiago y el resto del tiempo servía mesas y organizaba fiestas.
El relato se presenta sobrio y con poco maquillaje. La primera transexual que anuncia un Óscar le da vida a un personaje elegante, digno. Aunque el acento y la rapidez de los chilenos al hablar hacen anhelar los subtítulos, el lenguaje suena sencillo y cotidiano. Y ante la fea costumbre de comparar para parecer eruditos, muchos, incluidos los críticos de The
Guardian, no se aguantaron las ganas de nombrar a Almodóvar. Lelio dijo que llora cada vez que ve Todo sobre mi
madre, pero que su trabajo nada tiene que ver con ‘don Pedro’. No es difícil creerle. Él, “fantástico y desobediente”, como lo describe Daniela, prefiere a otro español, a Buñuel. Fin.