PRENDAS QUE SON EMBLEMA
variadas y muy poco convencionales son las piezas que han hecho grande al diseñador belga.
SU TRABAJO prêt-à-porter se revela por primera vez en la retrospectiva Margiela/galliera 1989-2009 en el Museo de la Moda Palais Galliera. Allí se exhiben otros artículos como los zapatos Tabi, inspirados en los jikatabi, las medias-botas que separan el dedo gordo del pie de los demás y que solían utilizar los obreros de construcción, los artistas y los jardineros en Japón. También puede verse la primera pieza de su línea Artisanal, hecha a partir de prendas de segunda, materiales y objetos recuperados en mercados de las pulgas y reconfeccionada a mano después de largas horas de trabajo. Tan apreciadas y rigurosas –aunque hasta cierto punto frágiles y vulnerables llegan a ser las piezas de esta línea que integran desde 2006 el calendario de alta costura.
Otras prendas emblemáticas son los suéteres ‘punk’ y ‘calcetín’. El primero fue tejido por la madre de Margiela con pedazos de palos de escoba tallados en la punta para que los puntos quedaran irregulares. Bajo ese espíritu, dejó las mangas con largos desiguales y el cuello suelto. El segundo fue realizado a partir de ocho pares de calcetines americanos que el diseñador encontró en una bodega militar y luego cortó a lo largo con el fin de que la sección redonda de los talones quedera estratégicamente situada en el pecho, los codos y los hombros. Desde su primera presentación, el suéter calcetín se convirtió en un emblema del “hazlo tú mismo” (do it yourself), que caracteriza muchas piezas de la casa Margiela por su sello de espontaneidad y simplicidad.
Esta muestra no estaría completa si no estuvieran exhibidos los vestidos en fibra sintética de la serie Plats, cuyo corte retoma la forma de una bolsa plástica, al igual que el top confeccionado con una bolsa del supermercado Franprix. El capítulo de sus colecciones sobredimensionadas también ocupa un lugar esencial dentro la exposición.