Deporte ¡A PRUEBA DE ENFERMEDAD!
FORTALECE LOS MÚSCULOS Y EL ESPÍRITU, PERO TAMBIÉN LAS DEFENSAS. ¿ES CIERTO QUE EL EJERCICIO AYUDA AL SISTEMA INMUNE? LE CONTAMOS.
HACER EJERCICIO, o no, mientras se está resfriado es uno de los dilemas más frecuentes de los entusiastas del deporte; su decisión oscila entre que la gripa es la manifestación de una ‘caída de las defensas’ y un esfuerzo físico debilitará aún más al organismo, y el supuesto de ‘sudar la gripa’ mediante fuertes sesiones de entrenamiento para fortalecer la defensa natural del cuerpo.
La dualidad nació a partir de una investigación realizada en 1980 en la que se les preguntó a varios corredores si, después de una maratón, habían tenido síntomas de infecciones; muchos asintieron. Desde entonces, se ‘viralizó’ la creencia de que las sesiones de entrenamiento prolongado suprimen la acción del sistema inmunológico.
Pero una investigación realizada recientemente por expertos de la Universidad de Bath (Londres) desmintió esta versión basándose en los análisis de conteo y flujo de las células inmunes en el torrente sanguíneo durante y después del ejercicio extenuante; los resultados demostraron que no es cierto que un entrenamiento de fondo destruya las células inmunes, simplemente estas migran hacia órganos y zonas más propensas a las infecciones.
“Dichas investigaciones vienen demostrando que para que los atletas con altas cargas de entrenamiento aumenten su riesgo de infecciones, necesitan contar con otros factores que comprometan el sistema inmunológico como son el estrés psicológico, la ansiedad, las deficiencias nutricionales, los trastornos del sueño y los viajes prolongados, los cuales lo alteran negativamente”, explica el doctor Nelson González, especialista en medicina del deporte.
POR OBRA Y GRACIA ¿DEL EJERCICIO?
Un mejor estado físico, ganancia de fuerza y flexibilidad, incremento en la circulación y el suministro de oxígeno a los órganos son beneficios fisiológicos de la práctica regular de ejercicio; no obstante, son secundarios frente a su función reguladora del sistema inmunológico.
“Los beneficios del ejercicio regular son consecuencia de mejorar la regulación de las células y sustancias encargadas de las defensas; a largo plazo habrá un efecto antiinflamatorio debido a que la actividad reduce la grasa visceral, siendo este un sitio de producción y liberación de sustancias químicas inflamatorias que promueven el desarrollo de resistencia a la insulina, arteriosclerosis, neurodegeneración y crecimiento tumoral”, agrega el doctor González.
De ahí que sean también muchas las enfermedades crónicas que “se pueden prevenir ejercitándose por lo menos tres veces a la semana: hipertensión y enfermedades del corazón , sobrepeso y diabetes, artritis, osteoporosis, alzhéimer, cáncer y fibromialgia”, puntualiza
Andrés Varillas, licenciado en nutrición y dietética y entrenador personal. .
MEJOR ESTADO FÍSICO, GANANCIA DE FUERZA Y FLEXIBILIDAD, AUMENTO
en la circulación y en el suministro de oxígeno a los órganos son beneficios fisiológicos del ejercicio, pero son secundarios frente a su función reguladora del sistema inmune.