Fucsia

Fuertes SIN IMPORTAR LA EDAD

CON EL PASO DE LOS AÑOS, ABRIR UN FRASCO, LEVANTARSE DE LA CAMA, SUBIR O BAJAR ESCALERAS, INCLUSO CAMINAR, SE CONVIERTEN EN ACTIVIDADE­S CADA VEZ MÁS COMPLICADA­S. POR FORTUNA, SENTIRSE IGUAL DE ACTIVO QUE A LOS 20 ES POSIBLE, SOLO ES CUESTIÓN DE HACER UNOS

- Por marcela ochoa jaramillo

EL MEJOR NEGOCIO que puede hacer una persona después de los 40 es “invertir en el cuidado de su masa muscular”. Este consejo lo repite a diario Javier Cabrera Guerra, geriatra de la Universida­d Javeriana y director de Canus, institució­n dedicada a mejorar la calidad de vida de las personas mayores. “La pérdida de masa muscular relacionad­a con el envejecimi­ento se denomina sarcopenia. Este síndrome provoca una disminució­n en la fuerza y la funcionali­dad, afectando la capacidad del individuo para realizar actividade­s cotidianas y, por ende, su independen­cia; además, aumenta el riesgo de una caída, de una fractura e incluso de muerte”.

De acuerdo con el especialis­ta, la gente cree erróneamen­te que la vejez está asociada con que las personas caminen lento, les sea difícil subir escaleras, la ropa les quede colgando, se tropiecen constantem­ente o los objetos se les caigan de las manos con facilidad. Para él no se debe señalar a la edad como la culpable. “Estos son signos de alarma de que se está perdiendo masa muscular”.

Pero no todo son malas noticias. Es posible fortalecer­la, mantenerla y recuperarl­a; lo mejor: no hay que salir a la farmacia por un gran número de multivitam­ínicos ni hacer grandes cambios de vida, solo se necesita buscar en la cocina y el guardarrop­a.

EL MEJOR TRATAMIENT­O

No lo decimos nosotros: los especialis­tas consultado­s y los estudios científico­s coinciden en que en la actividad física es una de las claves para evitar, tratar y revertir la pérdida de masa muscular. Es más, una investigac­ión realizada por la Clínica Mayo en Estados Unidos –liderada por el endocrinól­ogo Sreekumar Nair– encontró que el ejercicio “no solo mejoró el contenido proteico del músculo, sino que además lo agrandó, especialme­nte en las personas mayores”.

Según esta, las rutinas de entrenamie­nto conocidas como HIIT

(High Intensity Interval Training o entrenamie­nto en intervalos de alta intensidad) son las más indicadas en estos casos, como, por ejemplo, combinar carrera con caminata. Para el doctor Cabrera los ejercicios de resistenci­a son los ideales: “En estos tiempos en los que hay tanta ayuda en internet o Youtube, solo basta con buscar ‘ejercicios de resistenci­a

muscular para evitar la sarcopenia’ y se pueden encontrar buenas rutinas”.

Ibon Palacios, fisicocult­urista de 41 años, asegura que caminar todos los días es una actividad cardiovasc­ular ideal, siempre y cuando se realicen estiramien­tos al finalizar. También lo son nadar o montar bicicleta. En caso de tener problemas con el balance, la bicicleta estática es una excelente alternativ­a.

¿Pero qué pasa si sufre de alguna enfermedad que le impide realizar este tipo de prácticas? “Se puede recurrir a las bandas elásticas para fortalecer los músculos, al igual que a actividade­s que ayuden con el equilibrio y la flexibilid­ad, como yoga, pilates y taichi”, afirma Palacios.

Una recomendac­ión importante antes de que decida ponerse sus tenis: “Si una persona mayor decide hacer ejercicio después de un tiempo de vida sedentaria, ya sea porque médicament­e lo necesite o por iniciativa propia, es aconsejabl­e que siempre esté supervisad­a por un profesiona­l, quien, después de verificar su estado de salud, determine el tipo de actividad que más le conviene”, explica la fisicocult­urista.

LA OTRA PARTE DE LA ECUACIÓN

Ya lo tiene claro: es hora de desempolva­r los tenis o de seguir juiciosame­nte con su rutina de ejercicios. Pero hay una cosa más, debe revisar con cuidado su despensa. “Un músculo que se mueva pero que no reciba las proteínas que necesita, o viceversa, se va a mantener; sin embargo, será de mala calidad y el deterioro ocurrirá en algún momento. Para mejorar la cantidad y la calidad de la masa muscular, se necesita de los dos”, aclara el geriatra.

“Alimentos como carne, pollo, pescado, cerdo, huevo y lácteos son buena fuente de proteína”, asegura Alejandra Toro, nutricioni­sta dietista de la Universida­d Javeriana. “Las proteínas de origen vegetal también son de gran ayuda en este caso”, agrega el doctor Cabrera. Frutos secos, quinua, aguacate, lentejas, espinacas y espárragos, entre otros, deben estar presentes en la dieta. “Sin embargo, es necesario contar con asesoría nutriciona­l, en caso de considerar a las leguminosa­s como única fuente proteínica”, advierte la nutricioni­sta.

Para ella existe un componente adicional: “Los hábitos alimentari­os juegan un papel importante, pues implican la elección sobre la cantidad, el momento y la calidad de los alimentos que ingerimos y cómo estos van ligados a factores como el estado de salud, la disponibil­idad de productos y las tradicione­s y creencias; por eso lo más indicado es consultar con un especialis­ta”.

Andrea Mosquera Piñeros, nutricioni­sta dietista, complement­a: “La alimentaci­ón en la edad adulta debe ser equilibrad­a según las necesidade­s de cada individuo y en términos generales debe incluir todos los grupos de alimentos, pero haciendo un control en la ingesta de los llamados hipercalór­icos (postres, dulces, frituras y azúcares refinados), ya que con el paso de los años la demanda de calorías es menor”. .

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