Fucsia

Claudia Hakim

LA DIRECTORA DEL MAMBO SE HA PUESTO UN OBJETIVO Y QUIERE LOGRARLO EN CORTO TIEMPO: QUE ESTE RECINTO VUELVA A SU ÉPOCA DORADA. ¿CÓMO? UNA GALA QUE ENLAZA LOS HORIZONTES DEL ARTE Y LA MODA ES UNO DE SUS ASES.

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EN ABRIL de 2016, la escultora y gestora cultural Claudia Hakim recibió una trascenden­tal misión: echarse al hombro el Museo de Arte Moderno de Bogotá, Mambo, para llevarlo a una nueva era. Venía de dirigir el espacio Nc-arte, pero había tenido poca relación con la parte administra­tiva de una entidad y más de ese tamaño; aun así aceptó.

El día a día le reveló la difícil situación en la que se encontraba el museo, una realidad que se volvió viral cuando en junio de 2018 apareció un letrero de ‘Se arrienda’ sobre la fachada del recinto. Luego de una gigantesca ola de especulaci­ón e indignació­n por la suerte de este bien de patrimonio local, la misma Claudia desveló que era una campaña para sensibiliz­ar y conciencia­r a la gente acerca de su situación.

¿La causa? Falta de recursos. Por eso decidió realizar, entre otras cosas, un evento sin precedente­s en este lugar, una gala anual en la que la moda y el arte se unen con un solo fin: hacer del museo un nuevo y renovado espacio. “Estamos cumpliendo 55 años y hay que celebrarlo­s, también festejar que el ‘Mambo se queda en casa’, lo que significa que este año solo se presentan artistas colombiano­s. Además, estamos mostrando la colección del museo que hace mucho tiempo no estaba a disposició­n del público”, dice Hakim.

En medio de la exhibición El arte de la desobedien­cia –una mirada a la emergencia del arte contemporá­neo en Colombia a través de obras elaboradas entre 1965 y 1984– los asistentes al evento vivirán una noche inédita: vestidos de gala (el

dress code es moda colombiana) podrán disfrutar del montaje realizado por el diseñador de interiores Raúl Ávila, quien también tiene a cargo la gala del MET en Nueva York, mientras disfrutan de una entretenid­a velada. “Tuvimos una exposición llamada Territorio líquido, que habla del arte como un territorio líquido en el que no hay fronteras, en donde el diseño, la moda y las artes plásticas desdibujan ese límite, y los objetos y la ropa se vuelven piezas de colección. Quisimos, entonces, agradecer en esta gala a nuestros diseñadore­s y fue así como propusimos que las asistentes se vistieran de moda colombiana”, cuenta. Cinco talentosas creadoras nacionales (Silvia Tcherassi, Johanna Ortiz, Pepa Pombo, Amelia Toro y Olga Piedrahíta) elaboraron para la ocasión un vestido inspirado en una obra de arte, y otros se vincularon con sustancial­es descuentos para que las interesada­s vistan Made in Colombia.

A BENEFICIO DEL ARTE

Una larga alfombra roja les dará la bienvenida, el próximo 27 de octubre, a benefactor­es, coleccioni­stas, galeristas, directores de museos y en especial a quienes creen en el arte y quieren que el Mambo permanezca en el tiempo. La cita es a las 7 de la noche y arranca con un coctel en la sala Marta Traba, en la que se entregará el premio a la Filantropí­a en las Artes a una de las más comprometi­das coleccioni­stas de arte contemporá­neo en Colombia. Luego, además de una exclusiva cena, los asistentes podrán participar de una subasta de experienci­as dirigida por el martillo de Juanita Madriñán, representa­nte de Christie’s en Colombia. También habrá fiesta hasta el amanecer.

Pero además de la gala, Claudia Hakim ha planeado otro tipo de eventos que buscan cautivar a un público más joven, entre ellos el Mambo Alive, una fiesta de música electrónic­a que en septiembre pasado incluyó un show de mapping a cargo del artista paraguayo Daniel Milessi, a través del cual se contó la historia del museo a las nuevas generacion­es.

En las instalacio­nes también se ofrecen talleres educativos para niños y jóvenes de colegios, escuelas y universida­des de la ciudad, y para grupos de población vulnerable y adultos mayores con el fin de acercar el arte a toda la población. Para quienes no pueden realizar aportes para ingresar, el último domingo de cada mes el acceso es gratis, así como los jueves de 6:00 p. m. a 9:00 p. m., gracias al apoyo de la empresa privada.

Todas estas acciones buscan incentivar la visita al museo. “El año pasado tuvimos 50.000 visitantes; este año esperamos entre 65.000 y 70.000”, afirma. Y es que la gente empieza a notar que algo está cambiando en el Mambo. “Siento que las personas aprecian la gestión que se ha hecho. El museo palpitaba, pero no se sentía vivo, y muchos reconocen que se reactivó con exposicion­es más abiertas y que la parte de comunicaci­ones está llegando a mucha más gente.

Ese reconocimi­ento se ve cuando llegas todos los días y ves público”.

Aun así, hace falta mucho trecho. “Si al menos tuviéramos un poco más de apoyo, estoy segura de que nuestros proyectos serían mucho más grandes y llegarían a mucha más gente. También necesitamo­s un poco más de espacio; el museo es pequeño y tiene alrededor de 4000 obras de patrimonio. Quienes vienen siempre preguntan por la exposición permanente, pero si tenemos programada una exhibición no es posible mostrar ambas cosas”.

¿Su gran sueño para el museo? “Quiero que en corto tiempo vuelva a ser lo que fue en una época: un espacio de encuentro en el que los artistas venían a ‘parchar’, a ver, a conocer, a estudiar. Tengo que crecer el museo, tengo que llegarle a mucha gente y que las personas tengan un fin de semana pensado: ‘Voy a ir al museo’; que el Mambo esté en los planes de todos”..

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“Educar a través del artehace que las personas lleguen mucho másallá”.

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