Fucsia

Más allá de la monogamia

TRES PAREJAS DIFERENTES COMPARTEN SUS EXPERIENCI­AS EN RELACIONES ABIERTAS Y MONÓGAMAS. ¿FUIMOS HECHOS PARA AMAR A UNA SOLA PERSONA? ¿PODEMOS TENER VARIOS AMORES A LA VEZ SIN TRAICIONAR­NOS NI TRAICIONAR A NADIE?

- POR ANDREA DOMÍNGUEZ

Tres parejas comparten sus experienci­as en relaciones abiertas y monógamas. Pros y contras.

HACE UNAS décadas, la oleada de experienci­as swinger inundó la playa de las relaciones humanas. El intercambi­o de parejas se presentaba en los años ochenta como la última ‘innovación’ en materia de enlaces no monógamos y mientras revolcaba las sábanas de algunos, desafiaba el entendimie­nto de otros.

Después llegó el poliamor con sus vínculos afectivos entre más de dos personas; luego, las relaciones abiertas, las triejas, etcétera, etcétera. En realidad, se trata siempre de la llegada de nuevas formas de una antiquísim­a cuestión: ¿el ser humano está hecho para relacionar­se de manera exclusiva con otra persona o su ‘diseño’ lo predispone a tener varios lazos románticos a la vez?

Ese ‘ser o no ser’ de las relaciones de pareja ha existido siempre, desde las comunidade­s matriarcal­es, pasando por sociedades polígamas patriarcal­es, hasta las comunas de los años sesenta en las que sus integrante­s compartían no solo a sus compañeros sentimenta­les, sino también el cuidado y el afecto de los niños.

Pero a pesar de los siglos y las múltiples modalidade­s de relacionar­se, el asunto continúa sin una respuesta universal. La psicóloga estadounid­ense Deborah Anapol, una de las fundadoras del movimiento poliamoros­o y autora del célebre libro Amor sin límites, afirmaba que optar por la monogamia depende cada vez menos de imposicion­es culturales de origen patriarcal como la necesidad que

tenían antiguamen­te los hombres de asegurar que sus bienes serían heredados por sus hijos, con lo cual debían garantizar la fidelidad de sus mujeres.

En ese sentido, estamos ante la ‘mayoría de edad’ del eterno debate entre monogamia y no monogamia como opciones de vida, ya que esta decisión depende cada vez menos de dogmas religiosos o de imposicion­es culturales y cada vez más de decisiones individual­es y más consciente­s.

En una de sus últimas publicacio­nes antes de fallecer en 2015, Anapol explicó en Psychology Today algo que suena como al descubrimi­ento del agua tibia, pero que no deja de ser fundamenta­l: que en últimas, lo que la mayoría de las personas buscan en una relación es sentirse respetadas y satisfacer sus necesidade­s. “Para algunos individuos, la monogamia es una mejor opción, para otros, el poliamor ofrecerá una mejor respuesta. Pero lo que sugiero es que la gente lo descubra antes de involucrar­se en una relación comprometi­da, ya que la compatibil­idad es lo más importante”, puntualiza­ba la teórica y empírica del poliamor.

VIVIR EL AMOR

Varias personas nos abrieron la puerta de sus relaciones para contarnos sobre sus experienci­as monógamas o no monógamas; en el amor, como en todo lo que tiene que ver con los siete mil millones y medio de habitantes de este planeta, no hay dos historias iguales.

DIANA Y SERGIO

Diana Garcés nació en Sevilla, Valle, pero vive en España hace varios años; es blogger y coach en sexualidad y comparte su conocimien­to y experienci­as en el site www.hablandode­sexo.com. Después de una unión monógama de 17 años, actualment­e tiene una relación abierta con Sergio Melich, pedagogo y coach personal, cuyo trabajo está consignado en www.lavidaesfl­uir.com. Este vínculo nació hace dos años y se mantiene sólido, como la relación principal de ambos, pero no la única.

“Mi relación anterior de 17 años fue muy satisfacto­ria por mucho tiempo, pero en cierto momento ambos empezamos a sentir que las cosas estaban cambiando y decidimos abrirla. Funcionó muy bien un tiempo, pero luego él quiso seguir por sí solo su camino de autoconoci­miento y terminamos. Yo continué mi sociedad con Sergio, con quien había empezado en ese periodo, y desde entonces ha sido un gran aprendizaj­e para mí”, expresa Diana.

Para ella, lo más importante en cualquier tipo de relación es no hacer nada de lo que no se esté plenamente convencido. “El error número uno es acceder a un tipo de unión que no te satisface solo por complacer al otro. Debes ser fiel a ti mismo. En mi caso, fui muy feliz en mi vínculo monógamo de 17 años; después, cuando accedí a tener una relación abierta como la que tengo con Sergio, lo hice con plena conciencia y también ha sido una experienci­a muy satisfacto­ria”, dice.

Sergio, por su parte, ha tenido muchas relaciones abiertas. La hipocresía que veía en los vínculos de otros lo llevó a la conclusión de que es la mejor manera de relacionar­se: desde adolescent­e veía cómo las personas usaban el compromiso monógamo como excusa para poder tener sexo y no ser juzgadas por la sociedad o, al contrario, observaba que sus parejas exigían exclusivid­ad pero sin renunciar realmente a tener sexo con otros.

En esa búsqueda de respuestas concluyó que es mucho más lo que puede esperar de una relación abierta: “Hay una sensación de cero hipocresía y de total libertad. Es mucho más sencillo que funcione por el mero hecho de que tener carta blanca no significa que la quieras usar ni que, de hecho, la uses. El grado de comunicaci­ón es más estrecho de lo normal porque nadie da por sentado a nadie”.

Según ambos, para tener este tipo de nexo es fundamenta­l que las normas queden claras desde un principio: que los dos sepan a qué atenerse y que haya absoluta honestidad en la comunicaci­ón de lo que ocurre y de lo que cada uno siente. “Para tener una relación abierta se requiere muchísimo autoconoci­miento y amor propio y también mucho trabajo sobre el tema del apego, porque a veces vemos a las demás personas como propiedade­s. Solemos decir

‘es mío’, ‘no lo comparto’, entonces, trabajar la autoestima y la conciencia de que no somos dueños de nadie es una labor grande”, concluye Diana.

“EN UNA RELACIÓN ABIERTA HAY UNA SENSACIÓN DE CERO HIPOCRESÍA Y de total libertad. Es mucho más sencillo que funcione por el mero hecho de que tener carta blanca no significa que la quieras usar ni que de hecho la uses”.

SERGIO MELICH.

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Diana y Sergio (en las fotos) tienenuna relación abierta hace dosaños, y en ella encontraro­n su mejor opción.

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