Los plásticos y la salud
LA EVIDENCIA DE QUE LOS MICROPLÁSTICOS LLEGAN EFECTIVAMENTE AL INTESTINO HUMANO PRENDIÓ LAS ALARMAS DE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA Y MÉDICA. AQUÍ LAS IMPLICACIONES.
En las muestras fecales de varias personas de distintos países se encontraron partículas de este material. ¿Qué pasa?
UN RECIENTE estudio presentado por investigadores de la Universidad Médica de Viena y de la Agencia Estatal para el Medio Ambiente en Austria descubrió un hecho alarmante: los microplásticos llegaron al intestino humano. Esto fue demostrado mediante una investigación piloto que arrojó como resultado que en las heces de personas de distintos países se encontraron partículas del material, lo que no solo alertó a la comunidad científica y médica, que ahora investiga lo que significa para la salud, sino que puso a pensar a muchos sobre la relación que tenemos con este polímero.
En el laboratorio de la institución se comprobó que cuando los animales consumen plástico también ingieren las toxinas que están adheridas a él; estas pasan al torrente sanguíneo y luego se acumulan en el tejido graso y alrededor de los órganos vitales. Cuando los animales “gastan” esa grasa acumulada, las toxinas circulan por el cuerpo e interfieren con la reproducción, el metabolismo, el crecimiento y las funciones renales y hepáticas.
Los investigadores tienen evidencia de que algunas especies de plancton y las ballenas que lo consumen cuentan con altos niveles de ftalatos, uno de los derivados del plástico, y concluyen que esa información puede representar una verdadera señal de alerta de un riesgo toxicológico que incluye a los humanos.
¿Cómo llega el plástico al plancton? Al tardar cientos de años en degradarse de manera natural, el destino del que cae al mar es hundirse o flotar hasta que, por efecto del tiempo, los rayos ultravioleta, la acción de las olas y la sal, se descomponga en micropartículas, que absorben y se convierten en una especie de pastillas venenosas que son ingeridas por peces y animales marinos y se convierten en un potencial peligro para los seres humanos que se alimentan de ellos.
Para el estudio citado, ocho voluntarios tuvieron que comer y beber lo de
siempre durante una semana, anotando todo lo que ingerían, si el alimento era fresco y el tipo de envase que lo contenía. Luego del análisis de las heces de los voluntarios, se encontró que había veinte microplásticos por cada diez gramos de materia fecal. Por el diario que llevaron los participantes se supo que todos consumieron algún alimento envasado y al menos seis comieron pescado.
No obstante, la investigación no pudo determinar el origen de las partículas halladas en las muestras. Philipp Schwabl, gastroenterólogo y hepatólogo de la Universidad Médica de Viena y principal autor del estudio, dijo en un artículo de El País de España: “Aunque en estudios en animales la mayor concentración de plásticos se ha localizado en el intestino, las partículas de microplástico más pequeñas pueden entrar en el torrente sanguíneo, el sistema linfático e incluso alcanzar el hígado”, concluyendo que urge investigar para saber “lo que esto implica para la salud humana”.
SALUD EN PELIGRO
FUCSIA le preguntó a María Cristina Barbosa, médica especialista en toxicología clínica y coordinadora del programa de Toxicología Clínica de la Universidad del Rosario, sobre los efectos de estos microplásticos en el cuerpo humano.
Nos reveló que lo preocupante es que liberan disruptores endocrinos (agentes que engañan al cuerpo porque le hacen creer que son hormonas y bloquean o limitan su producción) que interfieren en el crecimiento, en el metabolismo o en la reproducción y pueden ocasionar cambios en el ADN, en las enzimas, en las hormonas y pueden ser causantes de infertilidad o cáncer. La doctora aseguró que es importante seguir ese llamado de urgencia de los investigadores en Viena para profundizar en los estudios y finalizó diciendo que no es una exageración decir que el plástico representa un verdadero riesgo toxicológico para la humanidad.
Respecto a los efectos que tiene para la salud humana la comida envasada en este material, la doctora explicó que el bisfenol es un químico industrial básico que se utiliza para fabricar policarbonato, materia prima de cientos de artículos plásticos, y aconsejó usar solo los libres de BPA. “Los materiales plásticos liberan muchos productos químicos que tienen actividad estrogénica; además del bisfenol A (BPA), también emanan bis (2-etilhexil) ftalato (DEHP) y trifenil fosfato (TPP). Estos disruptores endocrinos pueden interferir con los procesos reproductivos en seres vivos de ambos sexos y causar enfermedades como ovarios poliquísticos, bajo recuento de espermatozoides, mortalidad embrionaria temprana, pubertad temprana, etcétera”.
La doctora Silvia Gómez Ordóñez, PHD en ciencias biomédicas de la Universidad Complutense de Madrid, aseguró sobre el tema: “El plástico nos contamina. Las partículas BPA (que están en casi todos los envases plásticos) generan alteraciones hormonales”. Por su parte, el gastroenterólogo
Diego Francisco de la Torre afirmó que ya hay otros estudios sobre la ingesta de micropartículas de plástico, pero sin conclusiones definitivas. “El plástico presenta respuesta o interacciones con muchas sustancias. En el momento, infortunadamente, no hay investigaciones concluyentes sobre el efecto tóxico de este en los organismos vivos siempre y cuando no sea sometido a altas temperaturas; en este caso sí se sabe que es tóxico”..