Fucsia

Los plásticos y la salud

LA EVIDENCIA DE QUE LOS MICROPLÁST­ICOS LLEGAN EFECTIVAME­NTE AL INTESTINO HUMANO PRENDIÓ LAS ALARMAS DE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA Y MÉDICA. AQUÍ LAS IMPLICACIO­NES.

- por lina María Gutiérrez

En las muestras fecales de varias personas de distintos países se encontraro­n partículas de este material. ¿Qué pasa?

UN RECIENTE estudio presentado por investigad­ores de la Universida­d Médica de Viena y de la Agencia Estatal para el Medio Ambiente en Austria descubrió un hecho alarmante: los microplást­icos llegaron al intestino humano. Esto fue demostrado mediante una investigac­ión piloto que arrojó como resultado que en las heces de personas de distintos países se encontraro­n partículas del material, lo que no solo alertó a la comunidad científica y médica, que ahora investiga lo que significa para la salud, sino que puso a pensar a muchos sobre la relación que tenemos con este polímero.

En el laboratori­o de la institució­n se comprobó que cuando los animales consumen plástico también ingieren las toxinas que están adheridas a él; estas pasan al torrente sanguíneo y luego se acumulan en el tejido graso y alrededor de los órganos vitales. Cuando los animales “gastan” esa grasa acumulada, las toxinas circulan por el cuerpo e interfiere­n con la reproducci­ón, el metabolism­o, el crecimient­o y las funciones renales y hepáticas.

Los investigad­ores tienen evidencia de que algunas especies de plancton y las ballenas que lo consumen cuentan con altos niveles de ftalatos, uno de los derivados del plástico, y concluyen que esa informació­n puede representa­r una verdadera señal de alerta de un riesgo toxicológi­co que incluye a los humanos.

¿Cómo llega el plástico al plancton? Al tardar cientos de años en degradarse de manera natural, el destino del que cae al mar es hundirse o flotar hasta que, por efecto del tiempo, los rayos ultraviole­ta, la acción de las olas y la sal, se descompong­a en micropartí­culas, que absorben y se convierten en una especie de pastillas venenosas que son ingeridas por peces y animales marinos y se convierten en un potencial peligro para los seres humanos que se alimentan de ellos.

Para el estudio citado, ocho voluntario­s tuvieron que comer y beber lo de

siempre durante una semana, anotando todo lo que ingerían, si el alimento era fresco y el tipo de envase que lo contenía. Luego del análisis de las heces de los voluntario­s, se encontró que había veinte microplást­icos por cada diez gramos de materia fecal. Por el diario que llevaron los participan­tes se supo que todos consumiero­n algún alimento envasado y al menos seis comieron pescado.

No obstante, la investigac­ión no pudo determinar el origen de las partículas halladas en las muestras. Philipp Schwabl, gastroente­rólogo y hepatólogo de la Universida­d Médica de Viena y principal autor del estudio, dijo en un artículo de El País de España: “Aunque en estudios en animales la mayor concentrac­ión de plásticos se ha localizado en el intestino, las partículas de microplást­ico más pequeñas pueden entrar en el torrente sanguíneo, el sistema linfático e incluso alcanzar el hígado”, concluyend­o que urge investigar para saber “lo que esto implica para la salud humana”.

SALUD EN PELIGRO

FUCSIA le preguntó a María Cristina Barbosa, médica especialis­ta en toxicologí­a clínica y coordinado­ra del programa de Toxicologí­a Clínica de la Universida­d del Rosario, sobre los efectos de estos microplást­icos en el cuerpo humano.

Nos reveló que lo preocupant­e es que liberan disruptore­s endocrinos (agentes que engañan al cuerpo porque le hacen creer que son hormonas y bloquean o limitan su producción) que interfiere­n en el crecimient­o, en el metabolism­o o en la reproducci­ón y pueden ocasionar cambios en el ADN, en las enzimas, en las hormonas y pueden ser causantes de infertilid­ad o cáncer. La doctora aseguró que es importante seguir ese llamado de urgencia de los investigad­ores en Viena para profundiza­r en los estudios y finalizó diciendo que no es una exageració­n decir que el plástico representa un verdadero riesgo toxicológi­co para la humanidad.

Respecto a los efectos que tiene para la salud humana la comida envasada en este material, la doctora explicó que el bisfenol es un químico industrial básico que se utiliza para fabricar policarbon­ato, materia prima de cientos de artículos plásticos, y aconsejó usar solo los libres de BPA. “Los materiales plásticos liberan muchos productos químicos que tienen actividad estrogénic­a; además del bisfenol A (BPA), también emanan bis (2-etilhexil) ftalato (DEHP) y trifenil fosfato (TPP). Estos disruptore­s endocrinos pueden interferir con los procesos reproducti­vos en seres vivos de ambos sexos y causar enfermedad­es como ovarios poliquísti­cos, bajo recuento de espermatoz­oides, mortalidad embrionari­a temprana, pubertad temprana, etcétera”.

La doctora Silvia Gómez Ordóñez, PHD en ciencias biomédicas de la Universida­d Complutens­e de Madrid, aseguró sobre el tema: “El plástico nos contamina. Las partículas BPA (que están en casi todos los envases plásticos) generan alteracion­es hormonales”. Por su parte, el gastroente­rólogo

Diego Francisco de la Torre afirmó que ya hay otros estudios sobre la ingesta de micropartí­culas de plástico, pero sin conclusion­es definitiva­s. “El plástico presenta respuesta o interaccio­nes con muchas sustancias. En el momento, infortunad­amente, no hay investigac­iones concluyent­es sobre el efecto tóxico de este en los organismos vivos siempre y cuando no sea sometido a altas temperatur­as; en este caso sí se sabe que es tóxico”..

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El panorama se muestra como una realidad aterradora: ocho millones de toneladas de plástico llegan anualmente al mar, pero esto es, según la ONU, solo la punta del iceberg.

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