EL PELIGRO DE LAS REDES
Uno de los fenómenos contemporáneos que más disrupción están causando son las redes sociales. En Instagram, quienes tienen miles de seguidores se vuelven agencias de publicidad solo con su nombre. Todas las Kardashian son millonarias por cuenta de esta innovación. La que más gana es Kyle, quien, por recomendar un producto en su Instagram, cobra un millón de dólares. Pero el fenómeno se convierte en peligroso cuando entra en el terreno de las fake news.
Un joven de hoy se entera de las noticias por Facebook o Twitter. Noticias que no tienen un origen conocido y, por lo tanto, tampoco un respaldo. Se viralizan en segundos y se convierten en verdades. Para poner un ejemplo: según versiones en las redes, el asesino de Pizano es el fiscal Néstor Humberto Martínez; cualquier persona que medite un poco sobre esta aseveración concluye que es absurda.
Hoy, tiene más alcance lo que pasa en redes que lo que reportan los medios. Las redes no son comunicaciones privadas sino públicas, y ahí reside el peligro, especialmente con los hijos pequeños. Uno como padre puede revisar, aunque con los mayores de 13 años es complicado, y eso no es espionaje. En Estados Unidos, el 76 por ciento de los padres controlan eventualmente los contenidos y supervisan los dispositivos de sus hijos.
¿Hasta qué punto es apropiado vigilar las redes? ¿Y qué decir de la pornografía? Con solo oprimir una tecla en su celular, un niño de 10 años puede ver más cosas que las que traía el Kamasutra. La oferta es infinita y el acceso gratuito. Por el hecho de que la pornografía puede distorsionar los valores sexuales, países como Inglaterra están pensando en crear una legislación que les impida a los menores de 18 entrar a ese mundo, otrora clandestino.
A lo largo de la historia, los medios también han caído en la trampa de las noticias falsas, y muchas veces ha sido deliberadamente. En el libro No solo Hitler, de Robert Gellately, se analiza cómo, en los años de su dictadura en Alemania, la prensa –que estaba controlada por el gobierno– manipulaba la información sobre los campos de concentración y la persecución de los judíos. En lugar de mostrar la realidad, los periodistas escribían sobre lo que los nazis querían que se leyera. Describían los campos como lugares para reeducar a personas que, según ellos, constituían un peligro para la sociedad. Los lectores aceptaban esas noticias como verdad. El resultado de esas fake news fueron seis millones de inocentes asesinados. En el momento de terminar esta columna veo en las noticias que el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, se negó a asistir a una sesión del Congreso de Estados Unidos sobre cómo combatir el flagelo de las noticias falsas. Eso, definitivamente, es un mal augurio..