MAXIMALISTA
LA DISEÑADORA BOGOTANA KIKA VARGAS PRESENTÓ UNA COLECCIÓN DOMINADA POR EL EXCESO Y LA OPULENCIA. SU ESTILO DE DISEÑO LE MERECIÓ UN PREMIO DURANTE LA PRIMERA EDICIÓN DEL LATIN AMERICAN SUMMIT, EN MÉXICO.
UN ESCENARIO poco usual para la presentación de una colección, el Salón Internacional del Automóvil en Bogotá, se convirtió en el marco perfecto para que la diseñadora Kika Vargas le diera rienda suelta a su propuesta de lujo maximalista con guiños a la década de los años ochenta. Y no pudo encontrar un partner más adecuado para hacerlo que Mercedesbenz, que aprovechó la celebración de los 70 años de su presencia en Colombia para realizar un suntuoso evento en el que la moda fue protagonista.
La creadora bogotana arrancó el desfile con un conjunto blanco de dos piezas, de chaqueta cruzada, mangas XXL y falda con textura en altorelieve. Estas fueron, justamente, el centro de su opulenta puesta en escena y estuvieron presentes en buena parte de los looks como voluminosos globos de estilo victoriano e incluso barroco o sobredimensionadas cascadas de volantes que también se veían caer del anverso o del cuello de algunas chaquetas, vestidos y kimonos. La combinación de textura + volumen fue, también, uno de sus puntos clave: no hubo una sola prenda que no llevara volantes (amplios, rígidos y numerosos), incluyendo pantalones, faldas lápiz y jeans, o que su silueta evidenciara, de alguna manera, grandilocuencia.
En el tema de siluetas, Kika Vargas siguió fiel a su estilo oriental, al igual que a los estampados, bordados y apliques florales, aunque también se vieron en pasarela prendas que recordaron la oda al lujo de la serie Dinastía (en lo que a mangas y hombros se refiere) y al exceso que marcó la década de los años ochenta (brillo + volumen + textura), como un vestido extragrande con enormes mangas y superficie de apariencia plástica brillante, y otro negro y plata de las mismas dimensiones combinado con una falda sirena. De hecho, el desfile tuvo como banda sonora la canción
Dolce Vita, de Ryan Paris, un taquillero éxito de la época, lanzado en 1983.
El denim fue el sorprendente coprotagonista de esta historia y la pieza que logró equilibrar la pompa de las prendas superiores, aunque en ocasiones también les sumaba puntos. Blanco, azul cielo, amarillo pálido, gris y verde menta fue la paleta elegida por la diseñadora para la colección. Como complemento, collares y aretes extralarge dorados y con formas florales de Inés Sainz..