La favorita
Olivia Colman, quien encarnó a la frágil Ana de Inglaterra –la última reina Estuardo– en este filme del director griego Yorgos Lanthimos, se llevó casi todos los premios a mejor actriz de la temporada, incluido el Óscar, por su intensa y por momentos exagerada actuación. Aunque en los libros de historia el papel de esta soberana está casi subvalorado, fue durante su reinado (1702-1714), específicamente en 1707, cuando Escocia e Inglaterra se unieron en una sola nación.
La película, enmarcada en los inicios del siglo XVIII, muestra a Inglaterra en guerra con Francia, en un momento en que la monarca no se siente bien de salud, su voluntad es quebradiza y su temperamento, volátil. Su amiga cercana, lady
Sarah Churchill (Rachel Weisz) prácticamente gobierna en su lugar. Las cosas son así hasta que Abigail Hill (Emma Stone), prima de Sarah, llega en busca de empleo. Poco a poco logra ganarse el afecto de su familiar y, posteriormente, el de su Majestad, pues ve en ello la oportunidad para hacer realidad sus ambiciones.
En su crítica de la cinta, la revista Fotogramas habla de ese ménage à trois, como centro mismo de la trama. “En esta pelea de gatas por el favor de una monarca indecisa, tan peligrosa como lo puede ser una mujer hambrienta de afecto, tan cándida y caprichosa como una hiena herida, todo verdugo se convierte en víctima, y viceversa. En la pugna por la ascensión social de Abigail (magnífica Emma Stone) y por el control de la escena política de lady Marlborough (notable Rachel Weisz) hay algo más que codicia y ambición: hay esa cosa enfermiza llamada amor, que, por primera vez en el cine de Lanthimos, sustituye el rigor brechtiano y la misantropía cósmica por algo parecido a la empatía”.