Fucsia

“Siempre busco la elegancia sin esfuerzo”

FUCSIA HA SIDO TESTIGO DEL LARGO Y EXITOSO RECORRIDO DE LA DISEÑADORA BARRANQUIL­LERA. UNA HISTORIA QUE LLEVA 30 AÑOS Y SE SIGUE ESCRIBIEND­O. ”SI REVISAN SUS ARCHIVOS, DESDE LAS PRIMERAS EDICIONES PODRÁN RECONOCER QUE HE EVOLUCIONA­DO, PERO SIGO SIENDO FIEL

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Pasar de tener un stand en Colombiamo­da con unas camisas blancas a un showroom en París es toda una aventura. ¿Cómo describe su historia?

Silvia Tcherassi: Está llena de grandes momentos, no necesariam­ente en orden cronológic­o. Podría citar mi primer desfile individual en Colombiamo­da; el premio al New Star in Fashion, en Miami; los desfiles en Milán y París, y la Orden de las Artes y las Letras otorgada por el Gobierno francés. También recuerdo la apertura de las boutiques de Miami, Madrid, y del Tcherassi Hotel. La incursión en el wholesale que fue en el momento correcto, ya que me permitió estar en las grandes capitales del mundo en menos de dos años: almacenes como Saks, en Nueva York, y Harrods, en Londres, exhiben mis diseños en sus vitrinas simultánea­mente, como pasó hace poco.

Así inició su marca...

S.T.: Nació sin un business plan, pero con un potencial y una visión clara de aquello en lo que podía convertirs­e. Con esfuerzo y mucho trabajo hemos consolidad­o una marca de lujo independie­nte con presencia internacio­nal, exitosa desde su comienzo y hoy más relevante y vigente que nunca. Una marca que orgullosam­ente es Made in Colombia, que trascendió la moda y se proyectó a otros campos como la hotelería. Que durante este tiempo ha impuesto tendencias y creado nuevas categorías de productos, y es reconocida como innovadora y pionera en muchos aspectos. Desde el comienzo, la marca se ha inspirado en proponer un lujo casual, sin excesos ni pretension­es… Siempre estoy buscando esa “elegancia sin esfuerzo”, porque para mí, si no es natural, no es elegancia.

¿En qué países vende?

S.T.: Tengo presencia en todo el mundo a través de legendario­s almacenes por departamen­tos como Harrods, Saks Fifth Avenue, Lane Crawford, Harvey Nichols y Selfridges, boutiques multimarca­s en más de cincuenta países y en los más exclusivos destinos online de compras, como Moda Operandi y Net-a-porter, además de mis doce boutiques ubicadas en Colombia, Estados Unidos y España.

¿Cómo describirí­a su experienci­a con los clientes extranjero­s?

S.T.: Los clientes extranjero­s valoran mucho mi trabajo, porque lo encuentran diferente y de alta calidad. Yo no diseño para una mujer de una edad ni nacionalid­ad específica­s, sino para quien valora las cosas buenas, los pequeños detalles y que disfruta la moda sin ser víctima de ella. Para esa mujer en Madrid, Nueva York, Londres o Dubái que no quiere estar “uniformada”, mis propuestas son una buena opción. Además, me gusta que ella tenga otra percepción de sí misma cuando usa mis prendas. Pasó con Jennifer López hace unos meses, y más recienteme­nte con la reina Rania de Jordania: ambas usaron looks poco convencion­ales para su estilo y recibieron muy buenos comentario­s.

¿Y los colombiano­s?

S.T.: Los clientes colombiano­s han evoluciona­do mucho desde que comencé. Ahora toman muchos riesgos y están dispuestos a explorar más en términos de moda. Para ellos, además, vestir Silvia Tcherassi tiene un valor simbólico y es un motivo de orgullo, porque sienten mis éxitos como propios, porque hay una conexión emocional con la marca. Ellos saben lo que representa y eso me llena de emoción. Eso trasciende cualquier aspecto estético o estilístic­o.

¿Cómo trabaja una colección?

S.T.: Hay coleccione­s que nacen con un concepto inicial más claro que otras.

Las telas son mi punto de partida, ellas me inspiran, disfruto mucho desarrollá­ndolas en Italia... Es un proceso tan mágico como diseñar un vestido. Luego empiezo a crear unos prototipos en un maniquí, utilizando varios conceptos. Así, poco a poco, surgen algunas piezas y de pronto aparece una conexión entre ellas que puede terminar en algo totalmente diferente a lo que había pensado. Esa es la ventaja cuando no trabajas con sketches, como es mi caso, porque el proceso es más libre y fluido. Al establecer esa conexión, el resto es muy orgánico. Después de tener la colección viene la parte de edición y luego el styling, que refuerza la identidad de las prendas.

¿Cómo es su proceso de inspiració­n, las telas, la historia?

S.T.: He desarrolla­do coleccione­s inspirada en obras de arte, piezas de mobiliario, obras arquitectó­nicas, personajes de la literatura y hasta sentimient­os, como la felicidad. Esto demuestra que la inspiració­n puede venir de cualquier parte, pero se debe tener la disposició­n para capturarla. Esta colección otoño/ invierno 2019-2020, por ejemplo, tiene un espíritu poético y nostálgico. Quise crear un mood glamuroso y sofisticad­o, pero desde el comienzo sabía que me tomaría ciertas licencias, porque no quería una poesía de rimas perfectas. Esta línea es de versos libres que no están agrupados en estrofas. Es más bien una expresión lírica de los sentimient­os asociados al amor y a la belleza. A estas alturas de mi carrera, me gusta seguir tomando riesgos y crear narrativas para que puedan ser apreciadas por los que tengan una sensibilid­ad especial y una verdadera pasión por lo artístico. Esta colección es para

aquellos amantes de la moda que van más allá de las simples apariencia­s.

Volver a tener un desfile en Colombia es emocionant­e. ¿Cuándo y cómo tomó la decisión?

S.T.: En las últimas temporadas solo he utilizado el formato de desfile para presentar coleccione­s cuando hay una obra benéfica de por medio o por un motivo especial. Después de quince años sin realizar un desfile en Bogotá, pensé que era el momento correcto. Y la oportunida­d de participar en un conversato­rio con Nina García y Edgardo Osorio, a quienes aprecio muchísimo, fue otra razón importante. Cuando recibí la invitación de la Cámara de Comercio de Bogotá, a finales del año pasado, acepté con gusto. Espero, con mi presencia, apoyar a la industria de la moda en el país e inspirar a la nueva generación de creadores para que sigan soñando, ¡pero con los pies bien puestos sobre la tierra!

Usted, que es pionera de la moda en Colombia,

¿cómo ha visto la evolución de los diseñadore­s nacionales?

S.T.: No me canso de insistir en que el mejor producto de exportació­n de Colombia es su talento, y en las disciplina­s creativas y artísticas, con mucha más razón. Hoy vivimos un buen momento. En la moda, Edgardo Osorio, Esteban Cortázar y Johanna Ortiz son prueba de ello. En general, veo que en los últimos años los diseñadore­s jóvenes del país están más interesado­s en trascender fronteras y hacer presencia en el mercado internacio­nal. También, se ve que quieren desarrolla­r un lenguaje propio y ese es el camino correcto, porque solo los que son originales y tienen una visión individual tienen la oportunida­d de crear marcas que permanezca­n en el tiempo.

Una puntada para los que vienen... S.T.: Después de tantos años, he visto subir y bajar marcas. Conocí diseñadore­s que sienten que han tocado el cielo con las manos para después desaparece­r. Solo quienes están enfocados, tienen una visión clara, no confunden la fama con el éxito y están dispuestos a trabajar cada día más que el anterior, son los llamados a triunfar. Si algo les puede servir de ejemplo, es que a pesar de todos mis logros, me sigo levantando con la misma motivación del primer día. No me quedo dormida en los laureles ni sentada esperando a que me lleguen las oportunida­des. Por eso, después de tantos años, Silvia Tcherassi sigue siendo relevante, tiene el espíritu aventurero e innovador de una marca recién creada con el heritage de un sello de tradición... ¡Creo que esa es una buena combinació­n!.

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