MANUELA ÁLVAREZ PRESENTA “Aunque es de noche”
LA DISEÑADORA DE LA MARCA MAZ PONDRÁ EN ESCENA SU COLECCIÓN OTOÑO/INVIERNO 2020-2021 EN EL MARCO DE BCAPITAL, GRACIAS A UNA ALIANZA CON FUCSIA Y TANQUERAY. LA PROPUESTA PARTE DE UNA ELEGANCIA ATEMPORAL ARTESANAL, INSPIRADA EN LA POSGUERRA.
LA DIRECTORA creativa de MAZ, Manuela Álvarez, está orgullosa de la evolución que ha logrado su marca. Antes de descubrir los saberes ancestrales de diferentes etnias del sur y el occidente del país, había enfocado su trabajo en la sastrería clásica masculina artesanal, interpretándola desde la óptica femenina con un lenguaje contemporáneo. Hoy integra
diferentes técnicas de tejido a su firma sin cambiar de rumbo.
La colección Aunque es de noche, que presentará durante Bcapital, el evento organizado por Inexmoda para la industria del diseño en Bogotá, es muestra de ello. La propuesta empezó a gestarse a partir de una cápsula que realizó con los pastos, indígenas del departamento de Nariño, y específicamente con la comunidad artesana Hajsú, del resguardo Carlosama, quienes trabajan la guanga o el tejido en telar vertical.
Con 24 tejedoras de esta asociación, la diseñadora se empeñó en resaltar la dualidad, entendida como la característica que reúne aspectos opuestos o diferentes, como el sol y la luna, el hombre y la mujer, el día y la noche, el cielo y la tierra; base cultural del sentir de esta población.
No obstante, para el desarrollo de la nueva colección, las dos partes –Hajsú, por un lado, y la diseñadora, por el otro– acordaron que por respeto a la simbología de la etnia y a la evolución propia de la marca, no se utilizarían los símbolos de la comunidad, sino que se cocrearían unos nuevos. “Realizamos una bitácora de trabajo e hicimos un manifiesto de respeto mutuo. Trabajar con indígenas requiere un proceso largo de comprensión y entendimiento, para evitar cruzar el límite de la apropiación cultural”, explica Manuela.
A partir de ahí concibió Aunque es de noche, como “un momento de oscuridad necesario para pasar al otro lado e iluminarse”, una idea que venía desarrollando desde su colección Primitiva, para la que se inspiró en un poema de los indígenas camëntsá titulado “Iluminada es quien regresa a sus raíces”. “Para iluminarse o abrir los ojos había que estar dormido; así que todo empezó a conectarse con lo que hice en el pasado”, dice.
A través de esta nueva simbología muestra su visión del empoderamiento femenino, uno de los tópicos presentes en las más recientes propuestas de MAZ. Esta vez lo trata como la celebración de la naturaleza de la mujer, de sus procesos fisiológicos, de su corporalidad y de su placer; y lo hace mediante tres temas: el cuerpo como emancipación, el útero como centro de la fuerza femenina y las fases de la luna, que representan el ser cíclicas.
Además de la guanga, también incluyó piezas de algodón pesado, elaboradas en telar horizontal por artesanos bogotanos, con puntadas en espina de pescado (un clásico de la sastrería), unidas por hilos a manera de
puente para significar la unión entre lo artesanal y lo clásico.
TANQUERAY Y LA POSGUERRA
La alianza con Tanqueray llegó en el momento justo para Manuela. Al investigar sobre la marca se dio cuenta de que muchos de sus valores están en completa sincronía con los de
MAZ. “Tiene una parte estética muy clara –como la de mi sello–, basada en la elegancia, y su renovado optimismo posguerra; sumado a su amor por el craftmanship, el hacer algo desde ceros con la mejor calidad, estudiando los procesos y a la manera más artesanal posible. Eso nos unió orgánicamente”.
A la firma de ginebra, por su parte, le llamó la atención la pasión de la diseñadora. “Manuela se ha tomado el tiempo de investigar y crear a partir de la imaginación, no solo un producto, sino una experiencia. Esto nos identifica con la nueva visión de Tanqueray, encaminada hacia el mundo de las sensaciones y los sentidos con su sabor único”, cuenta Camila Ojeda, brand manager de la marca.
La paleta de color está basada fielmente en los tonos de la botella de este destilado de origen inglés: verde, un toque de rojo y plateado, complementados con los crudos y negros que suele usar Manuela en sus colecciones. Por supuesto, las siluetas también están alineadas con la época de la posguerra (1945-1955). “Después de este periodo, muchas mujeres tuvieron que salir a trabajar. Aparte del glamuroso New Look de Christian Dior, en aquel entonces las formas utilitarias estaban en boga, lo cual se vio reflejado en los pantalones, los sastres femeninos y la presencia de múltiples bolsillos en las prendas; ahí, el proyecto terminó de hacer clic”.
¿El resultado? Manuela, como punto de partida, trabajó la sastrería para desarrollar cuellos y solapas, por lo que retomó formas típicas de aquellos tiempos para crear chaquetas cruzadas y piezas con énfasis en la cintura mediante gruesos cinturones de cuero. También se verán mangas intervenidas con volumen, tejidos –un éxito de ventas de MAZ–, siluetas oversized con acento femenino, y bolsillos tomados del típico sastre masculino, pero reinterpretados en geometrías distintas.
“En la colección no solo podremos ver representados los colores y la personalidad de nuestra ginebra. Encontraremos piezas que representan la moda femenina de la posguerra, combinadas con texturas y modelos actuales. Y es que la mujer Tanqueray tiene un estilo atemporal: combina lo clásico con nuevos diseños; así, marca una tendencia única, glamurosa y sofisticada”, concluye Camila Ojeda..
“ME ENCANTÓ LA ALIANZA CON TANQUERAY
porque me conecté estética y psicológicamente también con sus valores. Disfruté mucho el proceso”.
Manuela Álvarez.