DESPEDIDA
Me ha costado mucho trabajo encontrar las palabras precisas para despedirme de ustedes, queridos lectores. Después de 25 años, dejo Publicaciones Semana. Empecé mi trabajo con Semana Colección, las primeras revistas hechas en Colombia para las colombianas, y en el año 2000 creamos FUCSIA, una fusión de los temas que les interesan a las mujeres con un énfasis en moda. Siempre soñé con una revista diferente a las que circulaban cuando yo era jovencita. Entonces mi generación estaba marcando una diferencia con las anteriores: Mayo del 68, la píldora anticonceptiva, la entrada masiva de las mujeres a la universidad y a la fuerza laboral. Todo nos cambió la vida en el mundo y en el país. Luchas aparentemente superficiales como conservar el apellido paterno y no tener que cambiarlo por un “de alguien” hicieron la diferencia. No teníamos que depender de los hombres, ya fuera el papá, el hermano o el marido, para conseguir un préstamo en el banco o montar una empresa. El sexo femenino empezó a ocupar un lugar en la sociedad por su propio esfuerzo y mérito.
Precisamente eso quisimos hacer en FUCSIA: convertirnos en la vitrina del talento femenino. Cambiar el modelo de reina de belleza, por el de ejecutiva exitosa. Ese cambio nos permitió construir un concepto nuevo de revista femenina, y digo “nos”, porque sin la ayuda de las personas que trabajaron conmigo no habría sido posible. En la moda encontramos el vehículo que inició la transformación.
Nos aliamos con Inexmoda, en Medellín, para mostrar el trabajo de los diseñadores, hombres y mujeres en las pasarelas de Colombiamoda. Eventos como el Bogotá Fashion y el de Barranquilla, Plataforma K, que ya no existe, han sido muy importantes para los avances de la moda local. En esos años también surgieron las primeras agencias de modelos y la industria empezó a coger fuerza. Ya no éramos solo maquiladores, sino que empezábamos a exportar productos diseñados y confeccionados en nuestro país. Concursos como “Se busca diseñador” se convirtieron en una mina de talento que le ha permitido a muchos de ellos tener la oportunidad de triunfar: hoy cerca de diez colombianos exhiben su trabajo en París y están exportando.
El proyecto “Maestros Ancestrales” fue otro sueño hecho realidad. Desde el primer día tuvimos la suerte de contar con patrocinadores como Bavaria quienes se aliaron con nosotros para hacer de las técnicas ancestrales de nuestras comunidades indígenas una maestría. La idea de darle identidad a la moda colombiana caló y muchos creadores utilizan hoy estas técnicas y les dan trabajo a muchas personas. Aquí, la ayuda de Artesanías de Colombia fue invaluable.
No quiere decir que no me entristezca profundamente esta despedida, pero también siento que ya es hora de irme: cumplí mi misión y mis sueños.
A todos los que me siguieron en esta aventura y me ayudaron a sacar adelante la revista y todos los proyectos que emprendimos, ¡mil gracias! Λ