ESPECIAL
No se trata solo de la comida: la arquitectura incide en la experiencia gastronómica. Las cocinas abiertas de cuatro restaurantes bogotanos nos muestran su movimiento.
No se trata solo del deleite gastronómico. La arquitectura incide en la experiencia en un restaurante, y en Bogotá, las cocinas abiertas en los restaurantes tienen por propuesta hacer que el comensal vivencie un ambiente en movimiento que recorre sus sentidos hasta llegar al gusto. Es una puesta en escena en la que el elenco procura no improvisar. La escenografía y los elementos de utilería deben permanecer impecables, los actos no pueden pasarse del tiempo estipulado y todo ha de funcionar como un reloj. ¿Quiénes son los actores? Los cocineros y el equipo de servicio de un restaurante que se trazó el reto de no ponerle puertas a su cocina para hacerla parte de la visual y la experiencia de los comensales. En Bogotá, recorrimos la arquitectura de Juana la Loca, Segundo, El Chato y Gamberro y le contamos el sabor de la atmósfera de cada uno.