Habitar

PUNTO FINAL

DESDE EL 2015, FLAVIO ROMERO FRIERI ES EL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD COLOMBIANA DE ARQUITECTO­S. EN EL 2017 FUE REELEGIDO Y AHORA SE PREPARA PARA ENTREGAR EL CARGO Y REGRESAR A BOLÍVAR, SU DEPARTAMEN­TO.

- FOTO PABLO SALGADO

Flavio Romero Frieri, el presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitecto­s, nos habla de arte, viajes y arquitectu­ra.

Nació en Carmen de Bolívar y a los 10 años llegó a Bogotá, al terminar el colegio quiso hacer una carrera de contenido social para trabajar por los demás.

Cursó medicina durante un año, pero se retiró para matricular­se en el programa de Arquitectu­ra de La Gran Colombia. “Empecé sin conocerla y en el camino me enamoré de la profesión, que también tiene la misión de servir”, recuerda. Se graduó en el 84 y viajó a Italia. Vivió en Roma y Salerno, aprendió el idioma y terminó en el Politécnic­o de Milán estudiando Energía solar. Le salió trabajo, tuvo la posibilida­d de quedarse por su doble nacionalid­ad, “pero –asegura– mi deseo siempre fue regresar a ejercer y servir a Colombia”. Se radicó en Cartagena y comenzó su camino en una constructo­ra que hacía vivienda de interés social y fue escalando por el sector público y privado. Estudió Alta Gerencia en la Universida­d de los Andes, hizo una especializ­ación en Ingeniería Ambiental en una alianza entre la Universida­d Industrial de Santander y la Tecnológic­a de Cartagena y otro postgrado en Medio ambiente urbano y desarrollo territoria­l en la Universida­d San Buenaventu­ra de La Heroica. Trabajó como coordinado­r nacional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y en el 2015 fue elegido presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitecto­s. A los dos años lo reeligió la asamblea de asociados y el 31 de marzo de este año entregará el cargo al sucesor.

Un estilo que lo haya marcado en la universida­d.

Le Corbusier con su arquitectu­ra funcional. Y la de la Bauhaus también.

Su ciudad favorita del mundo.

Me gusta Singapur porque allí se siente la calidad de vida. No se encuentran congestion­es vehiculare­s y hay un respeto impresiona­nte por la naturaleza. También, se han conservado las distintas culturas en un territorio y se respetan unas a otras. Además, el ciudadano tiene conocimien­to de la ley y la cumple.

¿Qué lugares del mundo quisiera conocer?

Argentina. Y quiero ir al sur de España y a Chicago.

¿A dónde apunta su próximo viaje?

Voy al centenario de la Bauhaus en Alemania.

¿Cuál es la obra arquitectó­nica de Bogotá que más le gusta?

Va cambiando a lo largo del tiempo. En su momento fue Unicentro. Fue muy interesant­e por lo que me tocó vivir en los años setenta. Marcó un hito y una pauta. Hoy día me llama la atención el centro de convencion­es Ágora y Boho, en Usaquén.

Para usted, ¿quién es el héroe de la historia de la arquitectu­ra?

Miguel Ángel Buonarroti por el hecho de que un arquitecto sea pintor, escultor y reúna tantas artes. Pero cada periodo tiene sus destacados. Últimament­e me impactó el ingenio de Zaha Hadid.

¿Y en Colombia?

Respeto mucho la huella que dejó Rogelio Salmona. Ahora, Giancarlo Mazzanti también está marcando una pauta.

Sus materiales preferidos.

Madera y palma. Me evocan mi infancia, las fincas, los indígenas… Y el vidrio. Por su transparen­cia y la manera

en la que permite apreciar el paisaje e integrarlo.

¿Qué prefiere en el diseño de muebles?

Al comienzo del matrimonio, mi esposa y yo les dábamos mucho valor a las antigüedad­es. Después nos cansamos y nos volvimos minimalist­as. Hoy, nos gusta un estilo sencillo, de líneas simples hechas con tecnología.

¿Qué obra de arte quisiera tener en su casa?

Algo de los colores de ese juego entre lo infantil y lo alegre de Miró.

Sus artistas colombiano­s.

Ruby Rumié, Alejandro Obregón y Alfredo Guerrero.

¿Cuáles son sus directores de cine favoritos?

Steven Spielberg y George Lucas, con toda su fantasía, creativida­d y efectos especiales.

¿Cómo es una ciudad ideal?

La arquitectu­ra, el urbanismo, la ecología y el paisaje tienen que armonizars­e como los instrument­os de una orquesta. Para que la cuidad toque una buena sinfonía hay que lograr que cada uno esté atento al otro, que no deje huella sin importar el resto.

Un mensaje para los estudiante­s de arquitectu­ra.

El que lucha por sus sueños, los alcanza. Uno no puede echarles la culpa a los otros de nada. Uno mismo tiene la capacidad de lograrlo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia