CASAS DE DESCANSO
Esta es una casa de descanso, pero sus dueños creen que algún día se convertirá en su residencia permanente, pues es entre la naturaleza donde se sienten a sus anchas.
Justo en la entrada de esta casa de recreo en Guatapé, Antioquia, hay una delgada placa de madera sobre la fachada de concreto con la inscripción Claro del Bosque. En geografía, un claro es la zona despejada dentro de un área arbolada, y es de ahí que esta casa recibe su nombre. “Mi sueño es tener un bosque nativo alrededor de la propiedad y que nuestra casa, invadida de vidrios, se convierta en ese claro, en ese espacio de luz en medio de la naturaleza”, afirma Adriana Escobar, diseñadora de Ae. Interiorismo y Diseño y quien, además, es la dueña de la propiedad. Para cumplir este sueño, desde el 2012, año en el cual finalizó la construcción, han sembrado más de 100 árboles nativos en el lote de la casa.
Además de poder divisar sin interrupción la naturaleza que rodea la propiedad, para Adriana era importante que la casa tuviera un tamaño muy acotado, “que no se extendiera en áreas que no fueran a ser utilizadas”, afirma Juan Manuel Peláez, el arquitecto que junto con Nicolás Hermelin —que además apoyó el diseño paisajístico— fue el responsable de diseñar Claro del Bosque. Es por eso que la distribución es simple: una zona social en forma de T que integra el comedor, la cocina y una sala con chimenea, y tres habitaciones, todas con baño privado.
Otro de los requerimientos de Adriana era que el material de la fachada tuviese una relación de contundencia y contraste con el verde del entorno. La decisión de los arquitectos fue hacer un frente de muros vaciados en concreto con relieve y estructuras metálicas y vidrios que aportaran la transparencia deseada. En el interior lo que predomina es la madera natural.
ESTA CASA ESTA PENSADA MAS PARA DISFRUTAR EN FAMILIA QUE PARA RECIBIR INVITADOS ES POR ESO TIENE APENAS LO NECESARIO PARA EL DESCANSO Y LA DISPERSION.
La casa es un espacio muy familiar, hay invitados esporádicamente, ya que les gusta pensar en Claro del Bosque como un sitio donde esta familia de cuatro se fuga de la ciudad y hace una pausa. El plan que más disfrutan es cocinar —muchas veces con vegetales de la propia huerta— y es por eso que la cocina es espaciosa y abierta para que nadie se pierda ni un detalle de esos momentos juntos. Sin embargo, el espacio en el que pasan más tiempo es el salón, “porque es perfecto para disfrutar la naturaleza y el paisaje que se integran perfectamente a la casa a través de los grandes ventanales. Los días fríos se prende la chimenea y allí conversamos, jugamos y leemos”, afirma Adriana.
La sensación acogedora que está impregnada en todos los rincones, en gran medida se debe a las decisiones de interiorismo. Los muebles fueron diseñados por Adriana y hechos por empresas locales —el comedor y las camas son de Neutra, la mesa del salón de Perceptual y el sofá de Mónica Toro Muebles—. Otros elementos, como las sillas de la sala, provienen de tiendas de anticuarios, los accesorios de decoración fueron adquiridos con calma en viajes y tiendas de la ciudad porque querían disfrutar el arte de decorar y hacer que cada pieza se convirtiera en la ideal para completar la atmósfera de Claro del Bosque.
CLARO DEL BOSQUE ES EL NOMBRE DE ESTA CASA PUES SUS DUENOS VENSU PROPIEDAD COMO UN PUNTO DE LUZ EN MEDIO DE LOS ARBOLES.