MODERNISMO EN CIUDAD DE MÉXICO
En esta residencia nada sobra. Cada objeto y cada decisión de diseño cumple una función y está puesto allí con un sentido que logra que la belleza se haga presente en todos sus espacios.
FFue la simpleza, la geometría, la funcionalidad. La inspiración para diseñar esta casa en Ciudad de México fue el lenguaje del movimiento moderno surgido en Europa en la mitad del siglo pasado, que se caracterizó por asumir la arquitectura como un proceso eficaz, por despoblar los adornos y responder siempre a la pregunta “¿qué funciona?”. Por eso, en esta residencia abundan las líneas rectas, los materiales crudos y los detalles monocromáticos. El arquitecto Fernando Weber describe este proyecto como “un regreso a los orígenes de la modernidad”.
La casa, diseñada por Weber y Anina Schulte-Trux, está ubicada en un conjunto residencial en los suburbios. La inclinación y la ubicación del terreno hacen que la propiedad tenga una vista desde la que se aprecian una silueta de luces y una arboleda. A partir de esta panorámica está diseñada la distribución de la casa. Los espacios de la sala, el comedor y las habitaciones están en la planta alta y se orientan hacia el este para aprovechar el sol de la mañana y el paisaje verde.
Las plantas también juegan un papel fundamental en la casa. Tres patios, una azotea con vegetación y un árbol son puntos focales en el interior. Y no solamente se usa la naturaleza como elemento ornamental; para el riego de las plantas se reutiliza el agua de consumo y también se cuenta con un sistema para generar energía mediante paneles solares.
EL RETO PARA LOS ARQUITECTOS FUE AL EJARSE DE LAS TENDENCIAS DE HOY MIENTRAS CREABAN UN ESPACIO VIGENTE CON LAS PREMISAS DEL MOVIMIEN TO MODERNISTA
EL DISENO ARQUITECTONICO ESTA FUSIONADO CON EL DISENO INTERIOR LO QUE PRODUCE UN PROYECTO INTEGRAL DONDE LOS MUROS Y LOS OBJECTOS HABLAN EL MISMO LENGUAJE
Los materiales que predominan son concreto recubierto con pintura, maderas claras, mosaicos y piedra. Para los pisos, techo y muebles fijos se utilizó el roble europeo, y algunos elementos del mobiliario fueron construidos con nogal. El uso de la madera contrasta con la paleta de colores de la casa, que se limita a blancos, grises, beiges y apenas algunos toques de color en las salas de estar, en la habitación infantil y en un baño en el que resalta un potente color verde oliva.
A pesar de la simpleza del diseño, la casa es acogedora. La biblioteca y la chimenea en la sala, por ejemplo, aportan calidez al espacio y brindan una sensación afable. Los muebles, objetos, obras de arte y lámparas son producto de interpretaciones de modelos originales de la mitad del siglo XX que terminan dándole potencia al concepto arquitectónico. Con este proyecto, el modernismo fue llevado satisfactoriamente a la actualidad.