interiorismo
Serenidad en Villa de ley Va
Esta residencia está construida con pedazos de otras casas. Es acogedora y ecléctica y, sobre todo, está llena de historias.
Rosario Pineda es abogada, pero de Derecho, dice, no tiene mucha idea. Lleva más de 30 años trabajando en construcción, tuvo un anticuario y ha remodelado residencias en Estados Unidos y en Colombia. Ese es su verdadero oficio: pensar la casa por dentro y por fuera. Uno de sus grandes proyectos, finalizado en el 2016, fue aplicar los conocimientos que ha ido recolectando a través de los años para construir su casa a las afueras de Villa de Leyva. Quería un lugar cálido y amplio donde pudiera mezclar su pasión por lo antiguo y lo moderno.
En el terreno donde construyó, justo frente al Santuario de Fauna y Flora de Iguaque, se encontraba una pequeña casa campesina, y fue a partir de la cocina de esta de donde partió para crear los otros espacios que constituirían una residencia de 400 metros cuadrados con tres habitaciones con baño, un baño social adicional ubicado bajo la escalera, una sala-comedor, un patio interior, una terraza y un patio de ropas.
Cada uno de estos salones está hecho a partir de piezas provenientes de otras casas, es un rompecabezas de objetos usados. Rosario no cree en lo desechable, menos cuando se trata de pisos, puertas, ventanas y accesorios que salen de una casa por el deseo de remodelar y no porque estén obsoletos. Tiene demoledores amigos que ya conocen su gusto y la llaman cuando hay algo que le pueda interesar, desde una grifería hasta una cocina completa.
La escalera, por ejemplo, pertenecía a una casa de Teusaquillo, los plateros de hierro forjado a una casa en La Soledad, los ventanales y las puertas las sacó de una bodega que tenía restos de una casa guardados por más de 40 años, los pisos de madera vinieron de apartamentos en Rosales y Sierras del Moral. Así, cada elemento tiene una historia, un pasado y una segunda oportunidad al lado de Rosario.
Los únicos elementos nuevos son los techos de caña brava traídos de Santander, algunos muros hechos por pedreros de Villa de Leyva, y algunos muebles, como la mesa de centro de Roche Bobois o el sofá rojo, que Rosario incluye en la decoración para hacer ese balance entre lo añejo y lo novedoso.
A pesar de ser una residencia hecha a partir de otras, visualmente hay cierta cohesión. Cada objeto se funde con los otros para volverse uno solo y para crear un espacio colmado en el que cada rincón tiene un uso. A Rosario no le gustan los vestíbulos enormes ni los pasillos más grandes de lo necesario. Le gusta que cada sala de su casa pueda ser habitada y que la decoración dé cuenta de ello.