HOGAR
Es hora de quedarse en casa, de rodearnos de nuestros seres queridos o de conectarnos a través de las plataformas electrónicas para compartir con ellos nuestro día a día, nuestras angustias o nuestros pequeños triunfos caseros: el plato nuevo que –con unos pocos ingredientes– preparamos con la pericia de un chef, la rutina física que en otras circunstancias no nos hubiera pasado por la cabeza. Encerrados, tal vez los kilos de más se irán en la cuarentena o lleguen de manera gloriosa por cuenta de los mejores postres que han salido de nuestras cocinas. Es tiempo de leer todos los libros que se han acumulado en la mesa de noche y, sobre todo, es tiempo de disfrutar nuestro hogar, de las cuatro paredes en las que vivimos.
En la cuarentena quedan en evidencia nuestro desorden y las cosas que no hemos hecho. En mi caso –solo en los primeros días–, logré reorganizar mi biblioteca; les di un nuevo lugar a algunos objetos y a un par de esculturas. Me estoy planteando seriamente cambiar varios cuadros de lugar. He movido algunos muebles y, honestamente, creo que están mejor ahora. Los objetos, en una casa, no valen por sí mismos; tienen valor por el cariño con el que los usamos. Pueden ser pocos y no tener mayor valor comercial, pero son nuestros y tienen una historia. Y esa historia –la historia de nuestros gustos y nuestras vidas– es la que contamos en una casa. Tal vez es hora de tener una mejor narrativa de lo que somos. Es hora de quedarse en casa y de disfrutarla como nunca antes.
Esperamos que estas páginas –o su colección completa de HABITAR– les sirvan de inspiración para modelar sus hogares. Tenemos –como siempre– unos espacios fantásticos. Destapen su mejor vino. Bienvenidos a su hogar.