Jet-Set

El monstruo

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Las acusacione­s de acoso y violación de cerca de medio centenar de mujeres, entre ellas actrices como Angelina Jolie y Gwyneth Paltrow, desenmasca­ran los desmanes del genio del cine independie­nte y ponen a hablar de este problema a todo el planeta.

La noche

del 21 de marzo de 1999 fue una de las más gloriosas en la fulgurante carrera de Weinstein. En la gala de los apetecidos premios Óscar, dos filmes de su empresa Miramax, Shakespear­e enamorado y La vida es bella, arrasaron con diez estatuilla­s, en categorías como Mejor película, Mejor actriz y Mejor actor, entre otras.

En Miramax, casa de los mejores talentos y con la cual él y su hermano Bob revolcaron la historia del cine independie­nte, no todos estaban contentos sino más bien indignados, porque mucho de aquel éxito estaba cimentado en sus malos tratos. Una de las más bravas al verlo posar con estrellas como Gwyneth Paltrow “la primera dama de Miramax”, era la asistente Zelda Perkins, a quien Weinstein le había hecho propuestas sexuales, lo mismo que a otras de sus compañeras, por lo cual lo confrontó: paraba o ella iría a la Policía. Días después, abogados del empresario negociaron con Zelda un acuerdo que al parecer le impone no hablar al respecto. Así se lo insinuó ella a The

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