GERMÁN CASTELLANOS Y JORGE LIZARAZO. HECHIZADOS POR HONDA.
En la casa de veraneo de Germán Castellanos y el reconocido diseñador de tapetes Jorge Lizarazo, en Honda, Tolima, durmió José Celestino Mutis durante la Expedición Botánica. Este histórico lugar tiene cuatro habitaciones, una piscina y un hermoso jardín.
En Casa Celia, el paraíso de veraneo de los entrañables amigos, tiene una de las historias más bellas de Honda: allí durmió José Celestino Mutis en la Expedición Botánica.
Casa Celia, de Germán Castellanos y su amigo Jorge Lizarazo, es una de las más bonitas de Honda y está llena de historia. En 1800 era la residencia del alférez real Josef Diago y en ella se hospedó José Celestino Mutis durante la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Germán tiene una acuarela del Archivo Nacional de España de la casa en esa época.
Él la vio en una foto de un matrimonio y cuando se enteró que la estaban vendiendo invitó a Jorge, a Hernán Zajar y a Rodrigo Pacheco para que lo acompañaran a conocerla. Cuando la compró, hace cuatros años, estaba prácticamente abandonada, solo tenía el atractivo de la piscina y tuvieron que empezar a reconstruirla conservando su estilo republicano. “Lo que hicimos
fue limpiarla y adaptarla a nuestra vida. Germán y yo estuvimos juntos durante 14 años y sabemos qué nos gusta”, dice Jorge, mientras desarruga las telas de las camas que tiene en la sala que hacen las veces de sofá.
El arquitecto y director creativo de Hechizoo, quien le ha vendido sus cotizados tapices a Angelina Jolie y Brad Pitt, transformó el espacio jugando con la arquitectura, los textiles y el color. El mobiliario clásico lo fabricó en su taller en el barrio 20 de Julio en Bogotá, entre coloridas plazas de mercado y bullosas devociones al Divino Niño de Praga.
La casa, ubicada en la tradicional Calle de las Trampas en un terreno de 1.000 metros cuadrados, cuenta con cuatro amplias habitaciones, todas con vista a la piscina. Tiene tres baños, el del cuarto principal está lleno de plantas y se conecta por la parte de atrás con un jacuzzi de agua caliente y una terraza, donde pasan buena parte del tiempo.
Jorge abrió un taller de Hechizoo en Honda en el que quieren entrenar a los pescadores de la región en la fabricación de tapetes y otros objetos.
La naturaleza está presente en todos los ambientes. El encargado de las plantas es Germán, quien de vez en cuando aparece lleno de tierra de pies a cabeza. “Siempre he sido un apasionado de las matas, arreglarlas es una terapia, además en esta zona están los mejores viveros de Colombia”. En medio del frondoso jardín, subiendo por una escalera de piedra, tienen una camilla para masajes en la que se desconectan del estrés de la ciudad. Frente a la cocina hay un espejo de agua rodeado de palmas y helechos, que le dan frescura al lugar.
Jorge y Germán son un par de sibaritas, les gusta pasar la tarde con amigos tomando ginebra y meterse a la cocina y atender a sus invitados con platos deliciosos como un lomo salteado peruano, una torta de zanahoria o kippes. La mayoría de ingredientes los compran en la plaza de mercado que queda justo al frente. “Aquí se consigue de todo, solo el queso, el jamón o el pan brioche lo traemos de Bogotá”, cuenta Germán.
Para sus comensales es un placer ver la decoración de la mesa en la que también dejan en evidencia su buen gusto. Los fines de semana que van sus amigos, entre ellos Frank Solano o Hernán Zajar, disfrutan probando nuevas recetas o salen a comer al restaurante El Atrio, que queda a dos cuadras o a la panadería Minimal, donde el pan no ha salido del horno y ya se agotó.
Germán, después de pensionarse de su trabajo en Oracle, piensa irse a vivir a Honda y dedicarse a cuidar sus plantas.
Los amos y señores del espacio son sus cuatro ‘perrihijos’: Mariana, Chavela, Diego Rivera y Frida Khalo, una coqueta chihuahua que trajeron de México y que es tan rebelde como la artista. Ellos los despiertan a las 5:30 de la mañana para que los saquen a caminar por la montaña o cerca de los ríos, que hay muchos en esa región.
Honda fue uno de los puertos más importantes de Colombia, los productos llegaban en barco y los enviaban por tierra a Bogotá. Hoy queda poco de esa época de pujanza pero ellos y otros bogotanos que tienen casa allí quieren recuperar su importancia. Jorge está abriendo un taller de Hechizoo en Honda con algunos pescadores del Magdalena, que son tejedores natos como lo prueba el imponente candelabro que tienen en la entrada que parece una red de pesca. “Estamos tratando de que tengan una manera diferente de vivir, desde que Bavaria cerró la fábrica aquí no hay mucho que hacer”, dicen los dos. Por ahora trabajan en la terraza de Casa Celia pero esperan trasladarlo pronto a la antigua estación del tren. Ahora están revistiendo una canoa con tejido que Jorge va a exponer en Nueva York. Muchos de los tapices de Jorge, que adornan las vitrinas de Louis Vuitton, Chanel y Dior, están inspirados en los bellos paisajes de esta linda región del Tolima que cada día lo tiene más hechizado.•