Kate Spade
Su socia y amiga Elyce Arons recuerda que habló con Kate hace poco sobre suicidio y que le había repetido varias veces: “Yo nunca haría eso”, pero no lo cumplió. La conversación se dio porque sus familiares y amigos venían preocupados por la depresión que la aquejaba de mucho tiempo atrás. Su hermana Reta Brosnahan, por ejemplo, reveló a la revista Star que la decisión de la diseñadora no era inesperada, debido a que empezó a obsesionarse con el suicidio en 2014, cuando el actor Robin Williams acabó con su vida. También contó que el estatus de celebridad había empeorado su trastorno bipolar, mientras que su padre, Frank Brosnahan, le relató a The Kansas City Star que le había advertido a su hija sobre los peligros de ciertas píldoras que consumía.
“La última vez que hablé con ella, la noche anterior, estaba feliz planeando un viaje a California. Estaba muy dedicada a su hija (Frances Beatrix)”, explicó Brosnahan, quien al día siguiente quedó destrozado con la noticia de que Kate se había ahorcado en su apartamento de Nueva York. La manera en que lo hizo le dio un toque aún más impactante a la noticia, pues usó una bufanda amarrada al picaporte de una puerta. Como despedida, le dejó una carta a Frances, de 13 años, en la que le expresaba: “Bea, yo siempre te he amado. Esto no es tu culpa. Pregúntale a tu padre”.
Se refería a Andy Spade, su esposo desde hacía casi 25 años, con quien estaba al borde de la separación, lo cual, también según sus fami- liares y amigos, hizo más difícil su lucha contra los problemas emocionales. Él era no solo su compañero sentimental, sino el hombre con quien creó en los noventa la marca Kate Spade, cuyas carteras y prendas pusieron de moda famosas como Julia Roberts o Gwyneth Paltrow y que hoy prefieren la duquesa de Cambridge o Sarah Jessica Parker, entre otras.
Kate era editora de moda de la revista Mademoiselle cuando decidió aventurarse en el diseño de un nuevo tipo de bolsos, hastiada del estilo rígido y convencional de los que se usaban en 1991. Poco a poco, la fresca elegancia de sus accesorios de nylon cautivó la atención de Vogue, que puso a la marca Kate Spade al lado de Gucci en una de sus ediciones. A los cuatro años, las ventas ascendían a 1.5 millones de dólares y en 2011, su mejor año, se dispararon a 1500 millones en plena recesión económica.
Kate Spade dejó la casa hace tiempo, pero se le reconoce el haber creado, además de ropa y accesorios, un estilo de vida. Al morir, estaba dedicada a su nuevo sello, Frances Valentine, fruto de su especial sentido de la moda.
“Esto no es tu culpa. Pregúntale a tu padre”, le escribió Kate a su hija en la nota de suicidio.