Anthony Bourdain
Su propia madre, Gladys Bourdain, exeditora de The New York Times, es la primera sorprendida: “Él era la última persona en el planeta de la cual yo hubiese pensado que iba a hacer semejante cosa”, le confesó al periódico sobre el suicidio de su hijo. Seguramente lo dijo porque a Bourdain lo describían como el fuego mismo. Por obra de su extravagante espíritu aventurero, no había comidas ni lugares vedados para él y carecía de pelos en la lengua.
Ese entusiasmo de siempre, pensaban sus allegados, debía acompañarlo en su viaje por Alsacia, Francia, donde grabaría un episodio sobre la ruta de los vinos para su conocido programa Parts Unknown, de CNN, que lo trajo a Colombia en 2014. Pero el periplo terminó siendo el último, pues su amigo Eric Ripert lo encontró muerto en su habitación del hotel Le Chambard, en Kaysersberg. Anthony, de 61 años, se había ahorcado, dictaminaron las autoridades locales, poniéndole fin a una vida de la que él mismo se asombraba.
Hijo de una familia acomodada de Nueva York, trabajó por dos décadas en varios establecimientos de comida. De descascarar ostras y lavar platos en Cape Cod, Massachusetts, pasó a cocinar en restaurantes prestigiosos de Manhattan. Un día, un amigo le propuso llevarlo a México si escribía una novela. Terminó publicando dos y ahí comenzó su segundo debut.
Un artículo que envió sin esperanzas a The New Yorker lo convirtió en el comentarista de restaurantes más leído de la Gran Manzana. A raíz de ello, lanzó sus memorias, Kitchen Confidential: Adventures in the Culinary Underbelly, en las que desvelaba el lado oscuro del mundo de la cocina desde su experiencia, que incluyó la adicción a la heroína y la cocaína. El libro vendió más de un millón de copias y le abrió las puertas de la televisión, que hizo de él una estrella mundial.
Sus amigos recuerdan que solía decirles que nunca fue feliz y se reconocía como autodestructivo. Eric Ripert anota que no estaba en sus mejores días antes de morir, pero no creyó que fuera para tanto.
Otros de sus conocidos le insinuaron a People que uno de los posibles detonantes de la fatal decisión fue su relación con la actriz Asia Argento. Días antes, ella había sido vista besándose con otro hombre en Roma, pero su amiga, la también actriz Rose Mcgowan, asegura que tenían una relación abierta. Aún así, los informantes de la revista se empeñaron en que venían preocupados por el amor loco que Bourdain le profesaba a Argento, al punto que era capaz de hacer cualquier cosa por ella. “Sabíamos que sus nervios estaban hechos trizas. Su matrimonio (con Ottavia Busia) se había derrumbado. Estaba inestable, pero no teníamos el menor indicio de que esto sucedería”, señaló la fuente.
Bourdain decía que nunca había sido feliz, había sufrido adicciones a las drogas y se definía como autodestructivo.