La bruja resultó ser ella
Una hija de la actriz y Woody Allen ha acusado por años a su padre de abusar sexualmente de ella. Ahora, otro hijo de la pareja, Moses, asegura que Farrow era una madre diabólica que los arrastraba por las escaleras. Era tan violenta que llevó a dos de su
Hace dos décadas
que Hollywood está dividido entre los que dan crédito a las afirmaciones de Mia Farrow, según las cuales Woody Allen abusó de Dylan, hija adoptiva de los dos, cuando tenía 7 años. El otro bando, que incluye a estrellas como Cate Blanchett, Alec Baldwin y Blake Lively, se niega a creer que el aclamado director haya cometido tal infamia.
Si bien dos investigaciones judiciales no fueron concluyentes, tanto Mia como Dylan -hoy de 32 años- insisten, y a menudo atacan a Allen a través de la prensa. Quienes les dan crédito se basan en el otro escándalo que ha hecho famosa a esta turbulenta familia: cuando ocurrió el supuesto atropello contra la niña, en 1992, Mia se acababa de separar de Woody, tras descubrir que tenía un romance con su hija, Soon-yi Previn, de 22 años, una huérfana que había rescatado de un tugurio de Seúl y adoptado con su exesposo, el músico André Previn. “Si fue capaz de seducir a una jovencita, seguro se aprovechó de una niña”, deducen los que condenan al cineasta, casado hoy con Soon-yi. Pero quienes apoyan su inocencia están convencidos de que Farrow fabricó la historia en venganza.
De ello está seguro Moses Farrow, otro hijo adoptivo de Woody y Mia, quien en un texto titulado ‘A Son Speaks Out’ (Un hijo se pronuncia), publicado en su blog, narró que la actriz le lavó el cerebro a su hermana hasta hacerle creer que Woody abusó de ella en el ático de su casa en Connecticut mientras ella jugaba con un tren. Moses, entonces de 14 años, relata que Mia, quien había ido de compras, lo puso a vigilar a su padre aquel día y no tiene duda de que él nunca se quedó solo con Dylan. Además, aclara, el ático era tan estrecho y atestado de cosas, que no cabían dos personas ni había algún juguete de ese tipo.
Moses apunta que el caso de Soon-yi y su padre no fue tan grave para la vida familiar como la manera en que Mia lo manejó. Para tener una idea de cómo era aquel hogar, hay que recordar que antes de que Angelina Jolie conformara su familia multiétnica de hijos adoptados y biológicos con Brad Pitt, Mia ya había hecho lo propio. Además de Moses, Dylan y Ronan, sus hijos con Allen, tenía a los tres niños que concibió con Previn, Matthew, Sascha y Fletcher, y los que adoptó con él, Lark y Daisy, de Vietnam. Tras la ruptura con Allen, la estrella siguió adoptando niños afroamericanos y de Asia como madre soltera, a un promedio de uno por año, hasta completar catorce.
Pero mientras que le daba al mundo la impresión de ser una madre consecuente con su rol de activista por la niñez desamparada, en casa era un monstruo, según Moses. “Me duele recordar cómo vi a mis hermanos, algunos de ellos con problemas de movilidad o ciegos, ser arrastrados por las escaleras y arrojados en una habitación o en un clóset que ella aseguraba desde afuera. Una vez, mi madre dejó toda la noche a Thaddeus, parapléjico a causa del polio, en una caseta en el exterior de la casa por una falta sin importancia”, escribió.
El romance con Woody, sostiene Moses, fue para Soon-yi una vía de escape a la vida imposible que les daba Mia, inflexible en que se hiciera lo que ella decía, sin importar cuán cuestionable fuera. Soon-yi era rebelde, así que soportó duros castigos: “Mia una vez le lanzó una porcelana a la cabeza pero, afortunadamente, erró el tiro y los pedazos le cayeron en las piernas. Años después, la golpeó una y otra vez con una bocina de teléfono”.
Mia agredía físicamente a Moses por travesuras que no había cometido y lo sugestionaba hasta hacerle creer que así había sido. Otra vez, le dijo: “Tú no mereces tener ropa”, y lo hizo desnudar delante de sus hermanos solo porque le cortó dos presillas a unos pantalones nuevos.
El trauma por la violencia intrafamiliar marcó el horrible fin de tres de sus hermanos, sostiene Moses. En 2000, Tam, quien era ciega, se suicidó con una sobredosis de droga luego de una fuerte pelea con Mia, quien hizo ver la tragedia como consecuencia de un accidente. A Lark, por su parte, la destruyó la adicción a las drogas y falleció ocho años después por complicaciones del sida, en medio de la pobreza. Thaddeus se quitó la vida en 2016.
Moses, quien es totalmente refutado por su hermano Ronan Farrow, revela que Mia le hizo decir mentiras en contra de Woody en la investigación por el caso de Dylan, pero se retractó y se reconcilió con él, por lo cual Mia no le habla. Como el terapista de familia que es hoy, afirma: “La disfunción fatal de mi vida no tuvo que ver con Woody Allen, sino con la persistente oscuridad
de los Farrow”. En verdad, la artista creció en un hogar atormentado por un padre alcohólico y mujeriego, el director John Farrow. Además, casi muere de polio y padeció abusos sexuales de parientes. Tras su fallido matrimonio con Frank Sinatra, se fue a vivir a la casa de su amiga Dory Previn y su esposo André Previn, con quien se enredó, quedó embarazada y terminaron casándose. Por otro lado, su hermano Patrick también se suicidó, mientras que el otro, John, fue condenado por múltiples cargos de agresiones a menores. A Moses le sorprende que Mia nunca haya expresado su dolor por esas víctimas, a pesar de ser activista contra este flagelo.