HARVEY WEINSTEIN: ¿RESULTÓ INOCENTE?
Increíble: los románticos e-mails que recibió de una de sus acusadoras podrían liberar al monstruo sexual de Hollywood de un carcelazo por violación.
La pregunta cobra fuerza después de que la defensa del productor de Hollywood recopiló cientos de correos electrónicos que podrían salvarlo de una condena por los delitos de abuso sexual y violación.
Uno de los hombres más despreciados del cine se llama Harvey Weinstein, el otrora rey de Hollywood. Su fino olfato para las películas taquilleras y a la vez de calidad le dio esplendor a la industria, como lo atestiguan éxitos de la talla de Pulp Fiction, El cartero, Shakespeare enamorado o Regreso a Cold Mountain. Era, además, un avezado impulsor de campañas por el codiciado Óscar, lo que le valió unas 80 estatuillas y 300 postulaciones. “Solo lo superaban Spielberg y Dios”, anotó un observador, pero todo eso se desmoronó como un castillo de naipes a finales del año pasado, cuando una ola incontenible de mujeres, formada por estrellas tan fulgurantes como Angelina Jolie o modestas asistentes de sus empresas –Miramax y The Weinstein Company–, denunciaron que él las acosó sexualmente. El escándalo fue estruendoso, ya que se manifestaron cerca de noventa presuntas víctimas, pero también saludable, pues le dio vida al movimiento #Metoo, que le ha dado un nuevo aire a la conversación sobre estas ofensas contra el género femenino en todo el planeta. Los relatos de artistas como Gwyneth Paltrow, Salma Hayek y Lupita Nyong’o, o de secretarias que laboraron para él, permiten deducir que Weinstein seguía un patrón: solía invitarlas a su habitación en un hotel para hablar de trabajo, pero terminaba pidiéndoles que le dieran masajes o lo vieran ducharse o masturbarse. También las tocaba en sus partes íntimas y les prometía que si accedían a sus deseos las ayudaría a construir excelentes carreras, lo cual no era un disparate, pues era efectivamente el más poderoso del séptimo arte. En general, los alegatos de quienes en algún momento fueron asediadas por Weinstein son ciertos, como lo es que todas esas conductas pueden ser tachadas como vulgares e indecentes, pero no necesariamente como delitos. Para que así sea es preciso demostrar ciertas condiciones que caigan en la categoría de lo penal. Eso no es contundente en todos estos casos y he ahí una de las razones por las que solo tres, entre las docenas de denunciantes contra el productor, lo tienen hoy en el banquillo de los acusados, en libertad
bajo fianza y en riesgo de una condena de diez años a cadena perpetua en la cárcel. Uno de los juicios, que se desarrollan en cortes neoyorquinas, ventila las acusaciones de la actriz Lucia Evans, quien sostiene que Weinstein la forzó a practicarle sexo oral en 2004. La otra querellante es Mimi Haleyi, exempleada de The Weinstein Company, quien también asegura que el productor la obligó a tener sexo oral con él de un modo brutal. El tercer litigio es el de una mujer cuya identidad no ha sido revelada y que lo culpa de haberla violado hace cinco años en su oficina de vidrios transparentes y a pocos pasos de otros empleados, en Nueva York. Este último proceso es el más avanzado y ha sorprendido a los cronistas judiciales por el inusitado giró que cobró. Todo debido a que el abogado de Weinstein, Benjamin Brafman, dio a conocer cerca de cuarenta e-mails que se convirtieron en una bomba y en noticia mundial, además de provocar la indignación entre los promotores del #Metoo, pues es probable que gracias a esta evidencia el productor le gane el pulso a la justicia. Brafman le pidió al tribunal que desestime el caso porque considera que los mensajes que la
demandante le envió a Weinstein, entre 2013 y 2017, dejarían claro que tenía una relación larga, consensual e íntima con su cliente, lo cual no se compadece con lo que ella delata. La supuesta violación habría ocurrido el 18 de marzo de 2013, pero poco después, el 11 de abril, ella le escribía: “Espero verte más pronto que tarde”, en tanto que al día siguiente agregaba: “Aprecio todo lo que haces por mí”. El 15, proseguía: “Sería maravilloso verte otra vez y ponernos al día”. El contacto continuaba en agosto del mismo año, cuando ella se comunicó para darle su nuevo número de teléfono: “Solo quería que lo tuvieras. Espero que estés bien y que me llames en cualquier momento, siempre es bueno oírte”. Y el 11 de septiembre le expresaba: “Te extraño, mi buen chico”. Así mismo, se leen otras frases coquetas de la demandante como: “Te me cruzaste hoy por la mente”, del 26 de julio de 2014, cuya respuesta de Harvey fue: “Amo cruzarme por tu mente. Es mi ejercicio favorito”. La mujer también le pide en sus mensajes al magnate que la ayude a ser aceptada en Soho House, club al que solo accede lo más granado del espectáculo, y hasta le manifiesta su deseo de presentarle a su madre. Pero la frase que hizo titulares de primera plana fue del 8 de febrero de este año y en ella le declara a su presunto abusador: “Te amo, pero odio sentir que soy la mujer a quien solo llamas para tener sexo”.
Frases como esta detonaron una bomba: “Te amo, pero odio sentir que soy la mujer a quien solo llamas para tener sexo”.