Jet-Set

MARGARITA VIDAL: 50 AÑOS DE MEMORIAS.

Una de las institucio­nes del periodismo nacional se pregunta: “¿A qué horas pasó todo este tiempo?”. La mujer que puso en el banquillo de los entrevista­dos a los más grandes escritores y políticos del mundo recuerda con Jet-set algunos de su mejores momen

- Por Claudia Lucía González Osorio

A propósito de sus cinco décadas en el periodismo, la sentamos en el banquillo de los recuerdos.

Es exquisita.margarita

Vidal Garcés abre la puerta de su casa, en los cerros orientales de Bogotá, y da la bienvenida con su amplia sonrisa, esa de la cual se enamoraron pintores, jefes de Estado y escritores latinoamer­icanos. Es una diva. Inteligent­e, arrojada y elegante. Pero se percibe aún más bella porque le hace el quite a la arrogancia. Con ella cobra sentido la sentencia del polaco Ryszard Kapuscinsk­i: “Para ser buen periodista hay que ser buena persona”; ahí radica su éxito como reportera y entrevista­dora sostenido por cinco décadas. Nunca se ha creído protagonis­ta, aunque todos los miércoles a las siete y media de la noche, en la Cadena 1 de la televisión nacional, puso Al banquillo a “políticos de todos los matices, maestros de todas las artes y personajes de todos los pelambres”. La bien llamada maestra del periodismo colombiano tiene una memoria privilegia­da. Da gusto oírla. Se

acuerda tanto de las letras de las canciones que le dedicaron como de las frases de los escritores que se dejaron encantar con su conversaci­ón en el programa de televisión Palabra mayor. Sus palabras son adultas, siempre justas y generosas con el léxico. Le salen como ráfagas, eso sí, suavizadas con su dulce acento caleño. No lo ha perdido, a pesar de que llegó a Bogotá hace 56 años a estudiar Comunicaci­ón Social en la Javeriana y además vivió cuatro años en Londres. En 1968 inició lo que llama su “peregrinaj­e periodísti­co”. Fue en El Espectador con Guillermo Cano, quien le permitió entrenarse como ‘cargaladri­llos’ y columnista al mismo tiempo. Heredó de María Teresa Herrán la columna ‘La vida en las aulas’, y recuerda que, aunque su primera crónica fue sobre el San Victorino bogotano, su verdadera graduación como periodista llegó con el reportaje que le hizo al encuentro del moribundo picador Melanio Murillo, con el torero más reconocido de la época, Manuel Benítez ‘el Cordobés’.

El descubrimi­ento de su don no fue una epifanía, pero dice que desde niña tenía todas las caracterís­ticas de una periodista: escribía muy bien y sacaba buenas notas en el Liceo Benalcázar de Cali. No le gustaba madrugar, “era la lucha del cacique y la cautiva todas las mañanas con mi mamá para que no me dejara el bus del colegio”. Y para completar, gracias a Aura María Garcés se volvió una lectora impenitent­e, voraz e insaciable. Del primer libro que le regaló recuerda el título, Virtud salvaje, pero se olvidó de que la autora se llamaba Marjorie Kinnan Rawlings. Ahora lee y recomienda al húngaro Sándor Márai y relee a Jorge Luis Borges y a Julio Cortázar… “A todos los del boom latinoamer­icano”. A muchos los conoció por sus obras, pero también porque tuvo la suerte de entrevista­r a 17 escritores para su programa Palabra mayor, al que ubica como “el punto cenital de su carrera”. De sus conversaci­ones con políticos destaca la que tuvo con el maestro Darío Echandía, en 1981. El expresiden­te levantó ampolla porque se soltó lanza en ristre contra los partidos que, según él, no tenían ni norte ni ideología. Además sentenció que los políticos trabajaban para sí mismos. Para ella lo dicho fue un vaticinio y anda desilusion­ada con la mediocrida­d de la política actual. Era liberal.

Margarita dice que “adelgaza la tristeza” desde que se puso a dieta de noticieros.

Ahora no es nada, o sí: “Anarquista de centro”. Se quedó con las ganas de entrevista­r a Alberto Lleras Camargo. Como a él no le gustaba la televisión porque la había traído Rojas Pinilla, le propuso que mejor se tomara un té con él.

En El ABC de la mujer, su primer trabajo en televisión, el estreno fue con Guillermo León Valencia, quien llegó muy cumplido a los estudios de grabación en los sótanos de la Biblioteca Nacional, en el centro de Bogotá. El expresiden­te aceptó ir al programa porque le gustaba el estilo de Margarita, pero le advirtió que no le hablaría de política. Entre muchos detalles personales, le contó de sus viajes a España para ir de cacería con ‘el Generalísi­mo’ Franco, y según ella, “le importó un ardite lo que la gente pensara de él”. Quedó encantada. Claramente es de sus entrevista­s preferidas. El expresiden­te Alfonso López Michelsen, otro de sus entrañable­s amigos, hizo una de la mejores descripcio­nes de sus méritos. En el prólogo de su libro Entre comillas escribió: “Su capacidad de análisis. Su objetivida­d que, tratándose de hombres públicos colombiano­s, me atrevería a calificar de imparciali­dad; pero, sobre todo, su capacidad de llegar a toda clase de público, desde el común de los mortales hasta los más severos críticos, sin hacer ostentació­n de ciertas payasadas, vulgaridad­es o temas pornográfi­cos”.

Margarita siempre ha sido seria en su trabajo, lo cual no quiere decir que carezca de buen humor. Es sarcástica. Recuerda cuando codirigía con su tocaya, Margarita Mesa, el noticiero de fin de semana Noticias 1 y se divertía grabando unos “bocadillos” con Daniel Samper Pizano en Madrid, España... “Es la persona más divertida

Con ella cobra sentido la sentencia del polaco Ryszard Kapuscinsk­i:“para ser buen periodista hay que ser buena persona”,ahí radica su éxito como entrevista­dora.

 ??  ?? A Alejandro Obregón lo descubrió como un hombre introverti­do: “Un tímido maquiavéli­co que apela a toda clase de trucos para boicotear la entrevista. Habla sin darse tregua”.
A Alejandro Obregón lo descubrió como un hombre introverti­do: “Un tímido maquiavéli­co que apela a toda clase de trucos para boicotear la entrevista. Habla sin darse tregua”.
 ??  ?? De Fernando Botero dice que es un hombre maravillos­o, con una fama bien merecida: “Es el personaje más generoso que conozco”.
De Fernando Botero dice que es un hombre maravillos­o, con una fama bien merecida: “Es el personaje más generoso que conozco”.
 ??  ?? Alfonso López Michelsen se quedó en su memoria como un seductor en el mejor sentido de la palabra: por su inteligenc­ia, travesuras y anécdotas. “Además era un hombre muy tierno y le dedicaba poemas a su ‘Niña Ceci’”, recuerda.
Alfonso López Michelsen se quedó en su memoria como un seductor en el mejor sentido de la palabra: por su inteligenc­ia, travesuras y anécdotas. “Además era un hombre muy tierno y le dedicaba poemas a su ‘Niña Ceci’”, recuerda.
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 ??  ?? Las tertulias en su casa son legendaria­s: “Gonzalo Mallarino recitaba un poema erótico e Ivonne Nicholls, Abelardo Forero, Álvaro Castillo, Otto Morales, Juan Lozano y Alberto Casas se desternill­aban de la risa”.
Las tertulias en su casa son legendaria­s: “Gonzalo Mallarino recitaba un poema erótico e Ivonne Nicholls, Abelardo Forero, Álvaro Castillo, Otto Morales, Juan Lozano y Alberto Casas se desternill­aban de la risa”.
 ??  ?? “Gabriel García Márquez era infinito, conocedor de todas las literatura­s y profundo en política”, dice Margarita. En 1981 lo entrevistó antes de que el escritor se fuera a vivir a México.
“Gabriel García Márquez era infinito, conocedor de todas las literatura­s y profundo en política”, dice Margarita. En 1981 lo entrevistó antes de que el escritor se fuera a vivir a México.
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Fue musa de grandes pintores, como el español Juan Antonio Roda: “Posé para él durante dos semanas en su estudio de Suba. Me encantaba su humor ácido”.

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