Jet-Set

CATHERINE OXENBERG: “SALVÉ A MI HIJA DE UN CULTO SEXUAL”.

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La actriz, recordada por su papel en la serie Dinastía, denunció ante el FBI al líder de una secta que convirtió a su hija en esclava sexual. Por fortuna, la historia tuvo un final feliz.

estaba en piyama cuando sonó el teléfono y era una señora para hacer un pedido. No era la primera vez que pasaba, las clientas empezaron a llamar a deshoras”. Jacques regresó a la alcoba y le dijo a su esposa que había llegado la hora de sacar el negocio de la casa. Además, él dejaría la imprenta para ser el administra­dor de la pastelería que llevaría el nombre de su esposa. Corría el año 1990, se mudaron a la cocina del que fue el restaurant­e Il Giardino, y en 2000 abrieron su primer punto de venta.

De la relación de sus padres, Denise recuerda el humor. Jacques cargaba una libreta con chistes, que ahora pasó a su celular y que saca sin pena cada vez que encuentra audiencia. Aunque Myriam los conocía de memoria, siempre se los celebró como si fuera la primera vez que los oía. “Participar­on en un concurso con Pacheco y una de las preguntas fue: ‘¿Quién de ustedes dos es de mejor familia?’. Tenían que contestar por separado. Mi papá, que nació en París, dijo que él. Mi mamá, que lo conocía bien, contestó que él se creía de mejor familia, pero que en realidad la fina era ella”. Ganaron el concurso y la anécdota les dio para burlarse el uno del otro por muchos años.

Pero hace seis meses la vida de esta pareja tomó un giro que no estaba en el libreto. Myriam fue diagnostic­ada con alzhéimer y necesita de cuidado permanente. Su situación la obligó a alejarse de la cocina y del negocio. Sus hijos estuvieron de acuerdo en que el mejor lugar para atenderla es un edificio para personas mayores en el norte de Bogotá. Se llama Beit Avot, que en hebreo significa ‘La casa de los padres’. Allí los residentes tienen su propio apartament­o, comparten un comedor con los otros “huéspedes” y todos cuen- tan con un pequeño ejército de enfermeras, quienes siempre están en función de ellos.

Era el mejor lugar para su mamá, pero no necesariam­ente para su papá. Jacques está entero. Es un hombre activo, curioso, divertido y fuerte. Por eso la decisión de irse a vivir con ella al hogar para adultos mayores estuvo difícil. “Cuando los hijos me dijeron que nos mudáramos para allá, respondí que no… No estaba listo”. Así recuerda ese tire y afloje con sus tres hijos, que le pedían su mayor prueba de amor a sus 83 años: dejar la comodidad de su casa para irse a vivir a un edificio donde la mayoría de los residentes son viudas o parejas retiradas. “Me pareció que era como tener un pie al otro lado”, dice Jacques, quien insistía en que podían cuidar de Myriam en casa. Ni él ni sus hijos considerar­on por un instante que la solución era separarse, por eso cuando la condición de su mujer empeoró no dudó en irse con ella al Beit Avot. Le pudo el amor. Era evidente que su esposa necesitaba más cuidado del que podía ofrecerle y no fue capaz de negárselo. “Mi lugar es al lado de ella”, dice Jacques, tal vez el único habitante del edificio que sale por la mañana a trabajar y regresa, cansado, en la tarde. Pero dice que se va con la tranquilid­ad de dejar a su esposa en las mejores manos.

Jacques cuenta que por estos días le ha oído muy poco la voz. “Creo que está perfecta mentalment­e, pero no quiere hablar… Está más silenciosa de lo usual”. No niega que extraña oírla y verla sonreír, pero basta una mirada de sus ojos claros para saber que el amor que se juraron hace sesenta años sigue intacto.

“Creo que está perfecta mentalment­e, pero no quiere hablar”, dice Jacques acerca de su esposa, y confiesa que extraña su voz y su sonrisa.

*Periodista de Noticias Caracol.

 ??  ?? Para los Camhi lo más importante es la familia. Sus hijos, León, Alberto y Denise, se han encargado de que los ocho nietos sigan la tradición de celebrar juntos las fechas especiales, como este fin de año en Aruba. Todos le dicen cariñosame­nte ‘Ita Mimi’ a Myriam.
Para los Camhi lo más importante es la familia. Sus hijos, León, Alberto y Denise, se han encargado de que los ocho nietos sigan la tradición de celebrar juntos las fechas especiales, como este fin de año en Aruba. Todos le dicen cariñosame­nte ‘Ita Mimi’ a Myriam.

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