MARÍA PAULINA ESPINOSA: DE LA POLÍTICA A LA PINTURA.
Después de una destacada trayectoria en cargos públicos, ‘Pum Pum’ explora su vocación artística, retratando, entre otros personajes, al presidente Iván Duque.
Una de las mujeres más aguerridas en la política de los años setenta y ochenta vive entre Bogotá, Madrid y Cartagena, donde se reencontró con la pasión por las artes. Sus óleos se mueven en el universo de los compositores célebres y Miguel de Cervantes; solo hizo un alto para retratar al presidente Iván Duque.
Cuando se inscribió en la academia de arte del ayuntamiento de Chinchón, a una hora de Madrid, la directora Carmen Spínola le hizo la misma pregunta que les formula a todas las principiantes: “¿Qué quiere pintar?”. María Paulina Espinosa respondió con el mismo desparpajo de los habitantes de la comarca ibérica: “Un autorretrato, y ojalá vestida de monja porque es lo único que me falta hacer en la vida”. De esa manera hacía alusión a su larga experiencia laboral como filántropa, funcionaria de cargos públicos, diplomática y hasta oficial de la Fuerza Aérea Colombiana. “Hice de todo, pero me cansé. Por eso solamente pienso en pintar, rodeada de nuevos amigos y con calidad de vida”, puntualizó la exembajadora de Colombia en Ecuador.
La vocación artística empezó a desarrollarla con disciplina y dedicación hace unos cinco años, cuando pintó una decena de óleos en el marco de la celebración de los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes. Por esos días leyó el libro Vida y sociedad en tiempos del Quijote, de Alfredo Alvar Ezquerra. También sacó tiempo para crear algunos retratos de personajes de la vida pública nacional, como el del presidente Iván Duque, hijo de su amiga Juliana Márquez Tono. “Lo hice porque su rostro me parece fresco e incontaminado de la política. Le dije a Juliana que lo colgara donde quisiera, en su casa o en el despacho de la Casa de Nariño”, afirmó la artista bogotana.
A propósito, aún no se ha acostumbrado a que le den el trato de artista, y eso que su hoja de vida incluye una exposición de sus bodegones floridos en Ecuador y otra con los cuadros cervantinos en el Centro de Formación de la Cooperación Española, en Cartagena. En octubre llevará estas obras al país vecino, en el que hizo una decena de amigos que la espera para conocer un poco más de su faceta artística.
Pero, ¿de quién heredó la pasión por la pintura? Para saberlo hay que internarse en las ramas más profundas de su árbol genealógico, por allá en la época de las campañas independentistas, cuando uno de sus antepasados, el pintor José María Espinosa, creó la iconografía más representativa de Simón Bolívar. “José María fue muy influyente en mi familia. A la hora de la sobremesa, nuestros abuelos y padres se encargaban de contarnos sus proezas y nos hablaban de su gran talento para hacer retratos. Parte de su obra de gran formato se encuentra en el Museo Nacional”, afirmó ‘Pum Pum’. Pero en una línea de influencia más directa, aprendió a amar el arte gracias a su abuela paterna, Rosa María Ponce de Léon de Espinosa: una mujer elocuente, de ademanes finos, católica y creadora de la iglesia del Espíritu Santo en Bogotá, ubicada enfrente de la Universidad Distrital. La dama, condecorada por el papa Pío