UN LEGADO FLORECIDO.

Ellos representan la nueva generación de Rosas Don Eloy, la empresa familiar fundada por Miguel de Germán-ribón Valenzuela, pionero de la floricultura en Colombia en 1959. A punto de celebrar seis décadas, mantienen viva la huella de su abuelo.

Silvia y Juan Silvestre de Germán-ribón mantienen viva la huella de su abuelo, Miguel de Germán-ribón Valenzuela, fundador de Rosas Don Eloy.

Silvia y Juan Silvestre

de Germán-ribón tienen una sensibilidad particular heredada de sus abuelos, que hace que se complementen a la perfección. Los primos forman parte de la generación más joven de la empresa que en 2019 cumple 60 años sirviendo como cómplice de romances para algunos, y de confidente para otros. Todo lo que les rodea tiene una historia de ancestros ilustres. Para empezar, el nombre de Don Eloy es un reconocimiento al entonces secretario general de la Expedición Botánica, Eloy Valenzuela y Mantilla de los Ríos, pariente de la familia.

Juan Silvestre es un claro referente de su abuelo, Miguel de Germán-ribón, quien fundó Rosas Don Eloy, en el barrio San Diego de la capital, en 1959. La misión del orgulloso nieto ha sido reafirmar los valores que aquel personificaba: protocolo, romanticismo, caballerosidad y elegancia. Se ha caracterizado por resaltar el detalle, la calidad y la perfección; por crear una experiencia única para cada cliente que entra a Don Eloy, para que siempre sea ese lugar dedicado a los hombres donde encuentran un confidente para expresar el verdadero amor y su atrevimiento a la conquista. En pocas palabras, allí resurgen los caballeros que abren la puerta, son detallistas y tienen muy claro que para conquistar el amor, un buqué de rosas siempre despertará sentimientos.

Silvia es el lado femenino de Don Eloy. Su infancia está matizada con los recuerdos de su abuela, quien le infundió una pasión por las flores, los detalles y el savoir faire. Basta con escucharla narrar las anécdotas de su abuela Laura Chiesa Gautier-vignal, para comprender que, aunque ella no está, su legado permanece intacto, pues como directora de Don Eloy Eventos, Silvia ha recreado un mundo semejante, plasmado en la producción de los eventos más exclusivos del país. Trabaja en el negocio familiar hace ocho años, cuando regresó de estudiar y trabajar en hotelería y gastronomía en EE. UU. y Europa. Desde entonces, junto con el valioso equipo que

“Trabajamos juntos para impulsar nuestra marca hacia el futuro”.

conforma Don Eloy, se crea un espacio dedicado a las mujeres donde puedan respirar un ambiente creativo, delicado y sofisticado, llamado Don Eloy Boutique, en la Calle de los Anticuarios. Una floristería donde se puede encontrar una gran variedad de flores, plantas y follajes al igual que talleres florales, de acuarela, de fotografía y del arte de la mesa. Todo un mundo inspirado en la Provence, lugar de origen de su abuela Laura.

Desde su llegada de Francia, Laura y Miguel de Germán-ribón siempre quisieron marcar la diferencia en Colombia y crearon una fundación, un hogar para niños y un centro cultural.

“Nuestros abuelos estarían orgullosos del crecimiento de la empresa. Ellos están en todo lo que hacemos”.

Juan Silvestre, hijo de Santiago de Germán-ribón, busca desde la gerencia de Rosas Don Eloy una próxima expansión internacional hacia México y Ecuador.

La Hacienda La Conchita fue la residencia de los abuelos por más de siete décadas. En sus jardines, siempre florecidos, surgió la idea de crear la empresa familiar.

Silvia, hija de Luis Martín de Germán-ribón, ha renovado el negocio con la planeación, organización y producción de bodas y celebraciones especiales.

Laura Chiesa y su esposo, Miguel de Germánribón, junto a uno de sus primeros rosales.