Jet-Set

FERNANDO GAITÁN, POR MAIA LANDABURU.

-

La mujer que acompañó en sus últimos años al creador de Yo soy Betty, la fea, revela sus memorias más sentidas del guionista.

Solo han pasado dos meses desde la muerte del libretista que dejó en el imaginario de los televident­es del mundo a Yo soy Betty, la fea y otros personajes de ficción. Su gente, la de verdad, lo extraña y lo recuerda como él siempre quiso, con humor y gratitud. Su mujer y madre de su hijo Valentín comparte con Jet-set su historia... Esa que él un día dijo “merecía ser escrita”.

“La primera vez que Gaitán me invitó a salir, después de una velada en la que me hizo reír sin parar, yo, en un intento firme de escapar a mi destino, le dije muy campante: ‘Entre usted y yo no va a pasar nada: primero, porque es mi jefe y a mí me enseñaron que la gente de bien no se mete con la nómina. Segundo, porque me voy a casar en seis meses’. Él, tranquilam­ente, con sus ojos de sonrisa, me miró y dijo: ‘Yo tengo toda la vida para esperarte’. Eso fue hace más de ocho años. Me hubiera gustado que esa ‘vida para esperarme’ hubiese sido más larga. Los que lo conocieron saben lo difícil, por no decir lo imposible, que era decirle que no a ese ser hecho de terquedad en pasta. Así que, como canta Chico Buarque, ‘rompimos con todo y quemamos navíos’. Nos embarcamos entonces en nuestro melodrama romántico de mareas altas y bajas, de tormentas desgarrado­ras y plácidos trayectos. Buceamos para acercarnos, nadamos tratando de separarnos, pero siempre ese amor que él llamaba ‘el de verdad, verdad’ nos volvía a unir. Nuestros amigos se rieron más de una vez diciendo: ‘Gaitán y Maia parecen protagonis­tas de una de esas novelas que él escribe y ella siempre quiere protagoniz­ar’. Afortunada­mente siempre recurríamo­s al humor y a la música que era nuestra columna vertebral, nos salvó de los más grandes impases. Fueron ocho años, mucho jazz y un Valentín. Ahora él, mi amor, se fue. Y partió en el momento en el que las mareas de nuestro ‘azul’ eran más alegres y tranquilas, en el que con una mirada lográbamos oír el corazón del otro. Por estos últimos tiempos soñábamos con eternidade­s de

“Por estos últimos tiempos soñábamos con eternidade­s de viajes juntos, tardes plácidas en Anapoima y esa famosa boda que nunca se hizo”.

viajes juntos, tardes plácidas en Anapoima y esa famosa boda que nunca se hizo. Esto es parte de mi historia fuerte con Gaitán. Pero soy consciente de que muchas personas tienen la suya. Porque así era Fernando, un ser misterioso que en momentos era una caja de música y luz, y en otros, lograba enconchars­e en su celular hasta el borde del autismo. Pero en todas sus formas y estados marcó a cada uno de los que se cruzaron en su vida. Los meseros y meseras de Bogotá le tenían pánico, pues con ellos ejercía su hobbie favorito llamado: ‘Mamarle gallo al mesero’. Pero por más de que los hubiera hecho sufrir, en medio de su risa, cuando lo volvían a ver, lo atendían con un cariño infinito. Su lealtad en la amistad no tenía límite. Así fueran viejos o nuevos amigos, una vez que entraban en esa categoría el lazo era como un nudo de barco: estético, fuerte y seguro.

“Hoy quisiera poder decir que tu recuerdo me da fuerza y tranquilid­ad, pero la verdad es que tu ausencia duele cada vez más”.

En la familia, era roca fundadora, gran patriarca, el tío favorito de sus sobrinos, el hermano generoso y amado de sus hermanos Henry y Alice, Clarita y Sandra. Aquí me permito nombrar a Esperanza, la madre de sus hijas, su esposa durante 20 años y quien después fue su coequipera incondicio­nal. Por ella tenía un respeto y un cariño que pocas veces se ve en estas configurac­iones. También era un hijo sin par, el amor con que le hablaba a su madre, doña Tere, era infinito y le oía feliz cada uno de sus consejos. Por don Julio, su padre, sentía una inmensa admiración y el eterno agradecimi­ento por la escritura, el humor y los tangos de media tarde. Es cierto que en los domingos familiares no era el más comunicati­vo, y que a veces se escapaba en mitad del almuerzo para ir a dormir, pero siempre estaba pendiente de que todos estuvieran tranquilos y, sobre todo, bien alimentado­s. Han dicho que era un padre desmedido. Creo que Luisa, Ana María y también Lila Ainoa, mi hija, podrían avalar ese adjetivo. Aunque solo ellas alcanzaron a dimensiona­r el amor sin límite del hombre que él fue para, por y con ellas, a quienes considerab­a su luz y su motor. A lo largo de estos últimos tres años, fui testigo privilegia­do de un amor impensable, casi ‘cósmico’. Estoy segura de que él se hubiera burlado de mí por utilizar esa palabra, pero creo que mi léxico no es lo suficiente­mente amplio para narrar lo que pasaba entre Valentín y Fernando. Quienes los vieron, lo supieron, y a los que les habló de él, lo sintieron. Luisa lo describió mejor que nadie: ‘Valentín es el regalo que mi papá se ganó por haber dado tanto en esta tierra’. Amor, te prometo cuidar ese regalo con todas las fuerzas de mi alma. Hoy quisiera poder decir que tu recuerdo me da fuerza y tranquilid­ad, pero la verdad es que tu ausencia duele cada vez más. Y debo confesar que me caes un poco mal por haberme dejado sola en este barco de ser los papás de Valentín. Sin embargo, quiero que sepas que soy consciente de que en el fondo, como siempre, no te irás del todo. Así que por ahora zarpa tranquilo, Fernando Gaitán, en algún momento te caeré de sorpresa, cantando alguna de nuestras canciones y tú dirás, sonriéndom­e: ‘¿Ves? Te lo dije: tu problema es que me amas, ¡y de verdad, verdad!’. ¡Buen viaje, mi ‘Azul’!”.

 ??  ?? Fernando y Maia se conocieron en 2010 en RCN Televisión. Cinco años después anunciaron la llegada de su hijo, Valentín.
Fernando y Maia se conocieron en 2010 en RCN Televisión. Cinco años después anunciaron la llegada de su hijo, Valentín.
 ??  ??
 ??  ??
 ?? FOTO:ARCHIVOPAR­TICULAR ?? Valentín Gaitán Landaburu cumplió 3 años el pasado 21 de enero.
FOTO:ARCHIVOPAR­TICULAR Valentín Gaitán Landaburu cumplió 3 años el pasado 21 de enero.
 ??  ?? La familia de Fernando Gaitán era extensa. Lila Ainoa, hija de Maia, llegó a sumarse al amor que él les tenía a sus hijas mayores, Luisa y Ana María, y a su pequeño Valentín.
La familia de Fernando Gaitán era extensa. Lila Ainoa, hija de Maia, llegó a sumarse al amor que él les tenía a sus hijas mayores, Luisa y Ana María, y a su pequeño Valentín.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia