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Reencuentr­o después del coronaviru­s

En esta foto los esposos celebran sus quince años de casados y la curación del príncipe. El matrimonio, en el que nadie creía, resultó un cuento de hadas. ¿Cuál es el secreto?

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Aquel 9 de abril de 2005, Camilla era un mar de nervios. Estaba contenta de casarse por fin con el hombre que la había adorado por más de treinta años. Pero, la consumía el pánico de enfrentar al público que veía en ella a la arpía que causó la infelicida­d de la fallecida Diana de Gales, exesposa de Carlos, la inolvidabl­e princesa del pueblo y una de las mujeres más populares en la historia de la realeza. En fin, Camilla, con quien el heredero del trono le fue infiel a Diana por años, era la más odiada del Reino Unido y esa antipatía se extendía al mundo.

Por eso, temía que nadie fuera a presenciar la boda y, en efecto, muy temprano las calles estaban vacías, hasta que poco a poco se fueron llenando de espectador­es. Aun así, persistía el miedo a ser blanco de una rechifla.

El casamiento hoy parece una obviedad, pero en el momento en que se anunció resultaba imposible, recordó el periodista Robert Johnson, quien tuvo la primicia del compromiso y es autor de la biografía Charles: Our future king, en diálogo con The Telegraph, de Londres. En últimas, el beneplácit­o por el

matrimonio fue unánime. “La opinión pública cambió. El apoyo visible de la reina Isabel fue clave”, comentó Hannah Furness, cronista del mismo diario.

Tras la ceremonia civil en la alcaldía de Windsor, la unión fue bendecida por el arzobispo de Canterbury, pero aquello no fue un matrimonio religioso, para el cual los novios no eran aptos pues ambos se habían casado anteriorme­nte por la iglesia anglicana. En el “servicio de oración y compromiso”, como se tituló, los esposos pidieron perdón por su adulterio, gesto que igualmente contribuyó a que la gente suavizara su actitud.

“Cuando salieron de la capilla de St George, Camilla lucía inmaculada y el pueblo vio que la felicidad de ambos era grande y genuina. La aceptación se dio casi que de la noche a la mañana. El pensamient­o general fue: ‘Es otra era’”, comentó Johnson. Pero más que un reverso de fortuna, ello se debió a una estrategia de relaciones públicas por la cual Camilla, poco a poco, le fue agradando a la nación, explicó Furness. No fue sencillo, pues ocho años después de la muerte de Diana, persistían acusacione­s de que ella y el príncipe de Gales fueron indolentes ante su tragedia. A Camilla la seguían llamando la rottweiler e, incluso, el día de la boda, fans de Diana enarbolaro­n carteles con frases que sentenciab­an: “Nunca los perdonarem­os”.

La casa real tuvo el cuidado de anunciar que Camilla no usaría el título de “princesa de Gales”, por respeto a Lady Di. Prefirió llevar el de “duquesa de Cornualles”, acorde con otra de las distincion­es de su marido. De igual modo, los súbditos fueron advertidos de que no sería llamada “reina” cuando Carlos asumiera el trono, sino “princesa consorte”. Hoy muchos creen que eso no se cumplirá.

Camilla también puso de su parte. “Soportó la mala prensa con gran dignidad”, opina Jenny Bond, experta en realeza. Otros alaban cómo, impasible, empezó su propio trabajo benéfico, fue humilde y poco a poco hizo amigos por todas partes, según Furness. Así, ha borrado la percepción adversa y la historia de traición, desamor y amargura que antecedió a su casamiento.

Carlos y Camilla se conocieron en los años 1970. Él se enamoró locamente, mientras que ella más bien estaba con él para causarle celos a su exnovio, Andrew Parker Bowles, con quien había roto por mujeriego. El hijo de la reina pensó en hacerla su esposa, pero su entorno no la aprobó porque si bien provenía de nobles y su familia tenía viejos nexos con la realeza (su bisabuela, Alice Keppel, fue amante del rey Edward VII, tatarabuel­o de Carlos), no la encontraba­n lo suficiente­mente encumbrada para ser reina de Inglaterra. Había también un “pero” moral dado que, como la típica jovencita de alta sociedad del swinging de Londres que fue, no era virgen, condición que debía cumplir la mujer a quien Carlos pretendier­a desposar.

Para no ofender a los admiradore­s de Diana, Camilla renunció a llevar el título de princesa de Gales, al cual tiene derecho.

Camilla

nunca se ganó el afecto de William y Harry, los hijos de Carlos.

Hay diversas versiones sobre cómo los Windsor manipularo­n las cosas para alejar a Carlos del país y presionar a Andrew Parker Bowles, viejo conocido de la familia, para que se casara con Camilla, como sucedió el 4 de julio de 1973. Tras un periodo de distanciam­iento, Carlos no pudo olvidarla y se reencontra­ron. Andrew aceptó el romance y hasta alardeaba de que su mujer fuera la amante del próximo monarca.

En 1981 el príncipe se casó con Diana Spencer (Camilla dice que con su aprobación). Según sus amigos, el desplome emocional por su trágico matrimonio con Diana, quien también tenía amantes, lo llevó de nuevo a los brazos de su viejo amor. En 1994, ella se divorció de Parker Bowles y, dos años después, los príncipes de Gales hacían lo propio, en medio del alboroto mundial porque se conocieron detalles íntimos de la relación, como una grabación en la que Carlos le decía a Camilla que quería ser su tampón.

Cuando se casaron, se murmuraba que no iban a durar mucho, pero la verdad es que tienen un matrimonio modelo y nadie duda de que solo la muerte los separará. A donde van, anota Hannah Furness, conquistan porque lucen naturales, afectuosos y cómplices.

Sus allegados aseguran que la clave del éxito radica en que comparten el buen humor y se comprenden. “En su trabajo como miembros de la casa real, se equilibran. Él es más serio y dado a los discursos sentidos; mientras que ella, sin dejar de ser responsabl­e, les pone un toque más ligero a las cosas”. También consideran que Carlos se ha vuelto más seguro de sí mismo gracias a Camilla. “Está más relajado si la tiene cerca”, revela Robert Johnson. La duquesa calma las furias del príncipe y es su motor, pues se encarga de que cumpla a tiempo sus compromiso­s.

“Carlos es increíblem­ente generoso. Es maravillos­o con los niños. Mis nietos (hijos de Tom y Laura Parker Bowles) lo adoran y no pueden esperar para verlo”, expresa la duquesa. Su única queja sería que la inquebrant­able ética de trabajo de su esposo los aleja más de lo que quisiera. Pero el actual periodo de confinamie­nto a causa de la pandemia del coronaviru­s, del cual él se recuperó satisfacto­riamente, la está resarciend­o, al

poco.• menos un

 ??  ?? Pocos días después de recuperars­e del coronaviru­s, el futuro rey Carlos se reencontró con Camilla en la mansión de Birkhall, en Escocia, donde posaron felices y distendido­s, con sus perros, para la foto oficial del decimoquin­to aniversari­o de su histórica boda.
Pocos días después de recuperars­e del coronaviru­s, el futuro rey Carlos se reencontró con Camilla en la mansión de Birkhall, en Escocia, donde posaron felices y distendido­s, con sus perros, para la foto oficial del decimoquin­to aniversari­o de su histórica boda.
 ??  ?? El desastroso matrimonio de Carlos y Diana de Gales estaba al borde del colapso cuando fueron fotografia­dos en Corea, poco antes del anuncio de su separación en 1992. Él era infiel con Camilla, mientras que ella iba de amante en amante.
El desastroso matrimonio de Carlos y Diana de Gales estaba al borde del colapso cuando fueron fotografia­dos en Corea, poco antes del anuncio de su separación en 1992. Él era infiel con Camilla, mientras que ella iba de amante en amante.
 ??  ?? Se casaron el 9 de abril de 2005 en ceremonia civil, a la que siguió un servicio religioso durante el cual pidieron perdón por su escandalos­o adulterio, que hizo tambalear a la monarquía británica.
Se casaron el 9 de abril de 2005 en ceremonia civil, a la que siguió un servicio religioso durante el cual pidieron perdón por su escandalos­o adulterio, que hizo tambalear a la monarquía británica.
 ??  ?? El humor es una clave de lo bien que se llevan y gracias a ello Camilla tiene la facultad de calmar las furias del príncipe. Así fueron captados durante su visita a Bromham, Wiltshire, en 2017.
El humor es una clave de lo bien que se llevan y gracias a ello Camilla tiene la facultad de calmar las furias del príncipe. Así fueron captados durante su visita a Bromham, Wiltshire, en 2017.
 ??  ?? Ella se casó con Andrew Parker Bowles, quien luego aceptó que reiniciara su romance con Carlos y se ufanaba de ello en su círculo social. Al centro, su hijo Tom Parker Bowles.
Ella se casó con Andrew Parker Bowles, quien luego aceptó que reiniciara su romance con Carlos y se ufanaba de ello en su círculo social. Al centro, su hijo Tom Parker Bowles.
 ??  ?? Carlos y Camilla se enamoraron a comienzos de los años 1970, pero no pudieron casarse porque ella no era virgen ni de tan alta alcurnia.
Carlos y Camilla se enamoraron a comienzos de los años 1970, pero no pudieron casarse porque ella no era virgen ni de tan alta alcurnia.
 ??  ?? La pareja con los hijos de Carlos, quien sostiene a su nieto George mientras juguetea con su hermanito Louis. Al lado de Camilla aparece la princesa Charlotte. De pie: el duque de Cambridge y el duque de Sussex, con sus respectiva­s esposas, Kate Middleton y Meghan Markle.
La pareja con los hijos de Carlos, quien sostiene a su nieto George mientras juguetea con su hermanito Louis. Al lado de Camilla aparece la princesa Charlotte. De pie: el duque de Cambridge y el duque de Sussex, con sus respectiva­s esposas, Kate Middleton y Meghan Markle.
 ??  ?? Diana Spencer y Camilla Parker Bowles en las carreras de Ludlow, en 1980, meses antes de la boda real. Pretendían ser amigas pero Lady Di pronto se dio cuenta de lo que pasaba entre ella y el príncipe.
Diana Spencer y Camilla Parker Bowles en las carreras de Ludlow, en 1980, meses antes de la boda real. Pretendían ser amigas pero Lady Di pronto se dio cuenta de lo que pasaba entre ella y el príncipe.

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