Luis Carlos Vélez
Amor de mi vida,
Cuando te quedas dormida paso horas viéndote respirar. Lo haces con fuerza y seguridad. Duermes tranquila y serena junto a papá y mamá después de una jornada en la que, sobre todo tu mamá, sin dejar sus responsabilidades laborales, ha hecho las veces de profesora, chef, doctora, psicóloga, entrenadora personal y lectora de cuentos. Sinceramente ha hecho un trabajo extraordinario.
Esa es precisamente una de las cosas que quiero recuerdes cuando crezcas y te cuenten sobre estos días, meses ya, de cuarentena, por culpa del coronavirus: que esta fue la crisis que se libró principalmente en casa, y que fue enfrentada por las mamás que tuvieron que hacer todo lo posible para permitir que las familias, el motor de la sociedad, pasaran incólumes.
Gracias al duro trabajo de mamá y tu buena disciplina, he podido enfrentarme al trabajo que ha estado más intenso y estresante que nunca. Les agradezco a las dos por darme el espacio y el tiempo que necesito para cumplir mi labor de informar y aprender de esta situación que nos tomó a todos por sorpresa.
Pero esta tragedia, tan terrible como es, también ha traído cosas buenas. Nos ha enseñado a apreciar más las cosas simples como estar en casa, comer juntos, cocinar y darles valor a los verdaderos detalles que realmente nos deben hacer felices,
Son mi cuento favorito La razón de mi ilusión
Hay un mundo allá afuera Que ha vuelto a renacer Es la fuerza de mi tierra La pasión de una mujer
Y otro mundo aquí adentro Que por fin resucitó La conciencia despertando En el hombre y su interior
Tú y yo Aprendiendo a valorarnos Tú y yo
La distancia nos va acercando
Sé que volveré a abrazarte a mí