El papá exconvicto de Jared

los arrendatarios: los arrendadores no les pueden aumentar excesivamente los cánones, ni desalojarlos a su voluntad. Para quebrar estas normas, Kushner Companies hace de la vida de los locatarios un infierno con el fin de obligarlos a irse de los edificios con renta congelada.

El negocio es redondo: Kushner saca a un inquilino que paga 900 dólares mensuales, renueva el apartamento y aumenta el arriendo hasta 5000 dólares, según Housing Rights Initiative, entidad que lucha contra estos delitos y ha logrado que JK2 Westminster pague 200.000 dólares en multas. Así mismo, llevó a la justicia a la compañía por falsificar licencias de construcción y arrendar en edificios sin permisos legales y que no cumplían normas contra incendios.

Los Kushner hacen de la vida de sus inquilinos un infierno para que se marchen y así poder subir la renta.

mo: hizo que una prostituta lo sedujera y lo grabó teniendo sexo con ella. Luego les mandó el video a Esther y su cuñado, y los amenazó con publicarlo si hablaban. En últimas, se descubrió la conspiración y Charlie fue condenado a dos años de prisión.

Jared asumió así las riendas de Kushner Companies a los 25 años y se propuso llevar la firma a Manhattan con una movida espectacular: comprar el rascacielos ubicado en el 666 de la Quinta Avenida, de 41 pisos, uno de los principales corredores comerciales de la Gran Manzana, por 1800 millones dólares, suma que en 2007 batió el récord del precio más alto pagado por un edificio de oficinas en Estados Unidos. Eso sí, tuvo que vender gran parte del imperio de su padre y contraer una gran deuda con Barclays y UBS, que no pudo pagar a causa de la crisis inmobiliaria de 2008. Del pánico que le generó verse a punto de perderlo todo, provienen los desmanes de Jared contra sus inquilinos.

Según Dirty Money, la llegada de Trump a la Casa Blanca salvó a los Kushner, cuya deuda por el edificio rondaba los 1400 millones de dólares y estaba a punto de vencer. Muchos de los que se negaron a ayudarlos ahora sí querían y, en últimas, lograron que Brookfield Properties los sacara del atolladero. La operación fue criticada, pues el accionista mayoritario de esa firma es el Estado de Catar y ello podría dar pie a conflicto de intereses. No en vano, informa el programa, la inteligencia estadounidense descubrió que líderes de varios países han buscado metérsele a Jared por el lado de los negocios para manipularlo en asuntos de política.

Otras evidencias muestran que Jared está beneficiando a Kushner Companies a costa de su posición. En 2019, la empresa compró 6030 apartamentos,

La empresa de Jared falsifica licencias de construcción y arrienda apartamentos en edificios sin permiso legal para ello, según el programa

por 1150 millones de dólares, con el respaldo financiero de Freddie Mac, entidad de propiedad del gobierno y dirigida por un representante de Trump.

“Lo que pasa con los Kushner, al igual que con los Trump, es que la familia no es solo cuestión de sangre, sino un negocio y tu padre manda”, anota Emily Jane Fox, quien también recuerda que Jared practica un capitalismo tan extremo que “todos, incluidos los ciudadanos sobre cuyas vidas ahora toma decisiones, son sus clientes. Las leyes

• y las reglas no lo cobijan, porque es el jefe”.

Charles Kushner construyó un imperio inmobiliario de 1000 millones de dólares en los años 1990. Al verse envuelto en un proceso judicial, chantajeó a su cuñado, William Schulder, con un video sexual, para que no testificara en su contra y por eso fue a la cárcel.

Ivanka y Jared con sus hijos, Arabella, Theodore y Joseph, el Día de Acción de Gracias de 2018 en la Casa Blanca.

Jared casi arruina a su familia con la compra del rascacielos ubicado en el 666 de la Quinta Avenida de Nueva York (izquierda), por una cifra récord de 1800 millones de dólares. Cuando no pudo pagar la deuda, empezó a recoger dinero estafando a los inquilinos pobres de sus complejos de apartamentos, como el de la derecha.

Como encargado de la diplomacia en Oriente Medio, Jared se codea con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, a quien ya conocía, pues fue uno de los personajes que se paseaban por su casa cuando era niño.