Robert Farah
EL JUEGO DE LA VIDA
Hemos oído hablar de las dualidades toda nuestra vida. Las vivimos en carne propia desde que somos chiquitos. Perder o ganar, estar felices o tristes, enamorados o despechados, con salud o enfermos. Estas dualidades son imperativas, ya que al vivir momentos difíciles que crean dolor o miedo te hacen apreciar mejor las situaciones bonitas de la vida.
Estamos en una constante universidad donde cada situación vivida es una lección y deja una enseñanza. Esa persistente búsqueda de aprender de lo sucedido, crecer y cumplir nuestros propósitos son lo que nos genera emociones positivas y de placer. Encontrar un buen trabajo, hacer dinero, crecer espiritualmente, hallar el amor, meterse una buena rumba, hacer deporte, viajar, tener hijos, etc. A mi parecer, es el juego de la vida. Es el juego que todos jugamos. Es la medicina que necesitamos para tener el ánimo de levantarnos cada día. Son las famosas metas y propósitos, y es lo que ha llevado al ser humano a mejorar día a día.
La covid-19 es una dualidad más, con la diferencia de que este percance nos ha tocado vivirlo a todos y aprender de él. A cada uno nos ha afectado de diferente manera y en general nos ha afligido.
Ahora, cada quien responde ante las adversidades a su manera. A mí, como tenista, me ha tocado enfrentarme a perder toda mi vida, vivir desilusiones tenísticas con frecuencia. Pero, así como me he caído, he tenido que levantarme, reinventarme constantemente y mejorar con base en lo aprendido para reencontrarme con la victoria. La vida, como el tenis, no es una línea ascendente. Siempre hay subidas y bajadas; hay obstáculos por vencer; hay que abandonar algunas prácticas y acoplarse a otras para poder salir adelante. Ese instinto de supervivencia lo tenemos todos por dentro. Porque nuestra gasolina, finalmente, es ir en búsqueda de llegar a una meta o un propósito.
La situación que estamos viviendo hoy, me hace querer más lo que tenía antes. Levantarme y luchar más por mis metas. Espero con ansiedad esa competencia y ese dulce sabor a la victoria. Hace que vea cuán bendecidos somos y que debemos cuidar la vida, no solo la de nosotros sino también la del medio ambiente.
El tenis volverá, como también el cine, las discotecas, los gimnasios y los bares. Sin embargo, la lección que deja esta coyuntura es infinita. Nos da la oportunidad de reinventarnos todos a la misma vez, de asumir la responsabilidad que tenemos ante nuestra Madre Tierra y darle el respeto que se merece. Ojalá que la covid-19 nos haga abrir aún más los ojos, y aprendamos la lección que ha venido a darnos.