GERÓNIMO BASILE, DE REY DE LA FIESTA A DEFENSOR DEL RECICLAJE.
Tras años de éxito en la industria del entretenimiento, el empresario cartagenero está obsesionado con lograr un mejor manejo de los residuos en todo el país.
Tras veinte años en la industria del entretenimiento a la cabeza de reconocidos bares, restaurantes y eventos masivos, el empresario fundó Nomo Waste, una compañía dedicada a la “gestión sostenible de residuos” con la que espera mejorar el mundo que le quedará a sus hijos.
Gerónimo tuvo una epifanía. Ocurrió hace cuatro años. Estaba con su familia en las islas del Rosario, después de organizar una fiesta de fin de año en Cartagena. “Hermano, no me des plata, muéstrame por dónde es que es, que yo encuentro el camino”, le dijo a Dios. Se sentía agotado del demandante trabajo en sus negocios, y lo abordaba una fuerte necesidad de darle un vuelco su vida. En ese momento, pasó frente a él una lancha que transportaba basura. “Siempre he sido testigo del deterioro de lugares como ese, y decidí que por ahí era la cosa”. De regreso a la ciudad escribió todas las ideas que le surgieron, motivado por el amor hacia sus hijos, Miranda y Lorenzo: “Ellos han sido mi inspiración y motor para sacar este proyecto adelante”.
Así inició lo que él llama la segunda parte de su vida. “Al principio fue una locura. Me di cuenta de que yo no tenía ni idea de reciclaje”. Comenzó por darle visibilidad a sus trabajadores, después se empeñó en concientizar a la gente a su alrededor, y finalmente realizó alianzas con algunas empresas, para llevar a más sectores su mensaje de soluciones sostenibles. “Una noche, saliendo de Floyd, uno de mis bares, vi a un grupo de recicladores recogiendo latas y les propuse hacerlo en otros lugares. Empezamos en mis establecimientos, después en los de mis amigos. Así, se fue sumando gente, hasta que creamos una ruta articulada”.
Con las dificultades llegaron también las oportunidades. Aunque se dio cuenta de que en Bogotá ya existía un esquema grande para la recolección, también detectó mucha informalidad. “Quienes viven de este oficio pertenecen a una comunidad estigmatizada, cuando en realidad son los héroes ocultos del ejercicio ambiental en cualquier ciudad”. Gerónimo se ha conectado con ellos para entenderlos y, así, encontrar la forma de ayudarlos. “Me obsesioné, y por eso en estos años me matriculé en la universidad de la calle”. Se involucró en todas las etapas del proceso: desde la separación de materiales, hasta entender sus valores y la forma en que pueden ser reutilizados; todo con el mismo detalle con el que ha estudiado la normatividad que rige esta actividad en el país.
Desde Nomo Waste, él y su equipo trabajan con dos asociaciones de recicladores: Logirec, liderada por Alexander Rozo; y Assorsa, dirigida por Hernando Echeverry. “Junto a ellos cubrimos la recolección en más de 150 bares, restaurantes y negocios de la industria del entretenimiento”, explica Gerónimo. Lo han logrado con más de 600 recicladores de oficio, a quienes, en los últimos meses de la pandemia, han apoyado con mercados y elementos de protección. “Tenemos un objetivo ambiental, pero también es social, para dignificarlos”, explica.
Otra parte importante de su nuevo trabajo es lograr que cada vez más personas separen los residuos en sus hogares y negocios: “Existe la garantía de que esos materiales serán aprovechados, porque casi todo lo que desechamos puede tener un nuevo ciclo de vida”. Aunque la contingencia por la covid-19 ha retrasado las metas que se había propuesto para este año con sus nomos, la misión sigue clarísima. Uno de esos proyectos pendientes es Return Home, en el que trabaja de la mano de Bavaria, con el fin de rescatar sus
“Desde que empecé con el reciclaje, muchos me han dicho que estoy loco y todavía lo piensan. Pero para mí ha sido algo muy coherente con lo que sucede a mi alrededor”.
“Es importante
enfocarse en la educación, en los jóvenes y los niños. Si ellos interiorizan la importancia de reciclar, tendremos una gran parte ganada”.
botellas retornables y devolverlas a las plantas de producción. Esta iniciativa fue premiada en Estados Unidos por 100+ Accelerator, entre más de 1200 participantes del mundo.
En los cuatro años de funcionamiento, Bogotá y su área metropolitana, Barranquilla y Cartagena, ya son territorio de Nomo Waste, por lo que Gerónimo ve hacia el futuro con ilusión: “Son oportunidades de generar trabajo e ingresos, de que cada vez más gente se involucre y haya más infraestructura. Es un continuo aprendizaje para hacerlo cada vez mejor”, comenta. Y es que a su parecer aún son pocos en este sector en comparación con la gran cantidad de residuos que se generan en Colombia. “La competencia es sana, y entre más estemos montados en esta película, más pronto podremos gritar cuando encontremos problemas en el camino”. Con su visión de empresario puede prever que este será el negocio de moda en corto tiempo. “Todo lo que ha pasado en los últimos meses ha hecho que tengamos un despertar más agresivo sobre nuestras necesidades reales como especie, y como parte del planeta. El instinto de supervivencia nos está diciendo lo que tenemos que hacer y estoy seguro de estar en el
correcto”.• camino