LORD IVAR MOUNTBATTEN, EL PRIMER WINDSOR EN SALIR DEL CLÓSET.
Ha evolucionado tanto el mundo, que el primo de la reina Isabel II de Inglaterra lleva una vida abiertamente gay con su esposo, James Coyle, algo impensable en otras épocas.
Así es la vida del primo de la reina Isabel II, abiertamente gay y felizmente casado, rodeado por la rigidez de la familia real británica.
Aunque Inglaterra descriminalizó la homosexualidad en 1967, ello siguió siendo motivo de estigma social por años. Por eso, Ivar Alexander Michael Mountbatten creció con el secreto de que era gay, aunque lo supo desde los 8 años. Lo ocultó además por la responsabilidad que implicaba pertenecer a la familia extendida de la reina Isabel, de quien no solo es primo, sino que además lo es de su esposo, Felipe de Edimburgo. Su padre, David, marqués de Milford Haven, y el marido de la monarca, eran primos hermanos.
Su labor como geólogo lo llevó a trabajar en Venezuela, donde tuvo una feliz relación con otro hombre. Pero debió sacrificarse en aras de las convenciones, y se casó en 1994, con Penny Ann Thompson. La pareja no daba otra impresión que la de ser una de las mejor avenidas de la alta sociedad. Nadie sabía que antes de la boda él le reveló a Penny no que era gay, sino bisexual. Ella lo comprendió y tuvieron varios años de felicidad junto a sus tres hijas, Ella, Alix y Luli. Llegó un momento en que Ivar descuidó el matrimonio para indagar más en su sexualidad. Al sentirse menospreciada, Penny cayó en el alcoholismo y en 2011 dejó a su marido, pero conservaron un lazo entrañable.
El primo real le reveló a The Times, de Londres, lo que le sucedió después del divorcio: “Me sentía inseguro de volver a salir con alguien. Eso cambió cuando conocí a James en Verbier, Suiza. Yo estaba tomando un trago con amigos, él entró, me vio y dijo: ‘Me pareces conocido. ¿Eres instructor de esquí?’. Pensé: ‘Qué tipo tan guapo’. Nos dimos los teléfonos y lo demás es historia”. Lo primero que James supo de Ivar ese día es que es muy intenso. “Lo confundí con otra persona y me bombardeó con preguntas”, le narró al diario. Él también se vio hechizado por cierto atributo: “Uno puede saber quién es alguien a través de su voz y la de Ivar es hermosa. Podría oírla para siempre”.
Las hijas del lord adoraron a James a los quince minutos de ser presentados. Solo que, al principio, no comprendieron
que se trataba del nuevo novio de su padre. “Luli le mandó un mensaje a Penny diciéndole que yo tenía un nuevo amigo que era perfecto para ella”, reveló Ivar.
James también le comentó a Times: “Que Ivar me hubiera presentado a su familia me indicó que tenía serias intenciones de que estuviéramos juntos. Y las chicas fueron muy acogedoras en una situación que pudo ser difícil. Quiero ser el mejor padrastro para ellas. Con sus novios soy bastante inquisidor. Los miro y pienso: ‘¿Son lo suficientemente buenos para mis niñas?’”.
Él también conquistó a Penny. “Fueron a clase de yoga juntos y la gente creía que estaban en pareja. A ella les encantaba decirles: ‘No, es el novio de mi exesposo’. Cuando Penny todavía vivía cerca, si yo no encontraba a James en la casa, sabía que estaban juntos tomando café y rajando de mí”, recuerda Mountbatten.
James cuenta que nunca le faltó nada, pero no creció con la riqueza de los Mountbatten. “Mi familia era amorosa, pero descubrir que era gay
afectó mis relaciones con todo el mundo, quise huir y esconderme. Bajo las condiciones de hoy, habría sido diferente. Hubiera podido ser auténtico y compartir la situación”, reflexionó.
Sí, los tiempos han cambiado. La homosexualidad no es nada nuevo en la casa real, pero muchos reyes y príncipes, desde Guillermo el Conquistador hasta el duque de Kent, pasando por Ricardo Corazón de León o la reina Anne, tuvieron que disimular o ser despreciados por sus preferencias. Ivar, en cambio, se ha ganado un lugar en la historia de los Windsor, a pesar de no figurar en la línea de sucesión al trono. “Fui el primer pariente de los Windsor en declararme abiertamente gay (en 2016), pero no sentí la necesidad de discutirlo con ellos”, cuenta quien no tuvo que pedirle permiso a Isabel para casarse.
Mountbatten recuerda que hace unos años lo invitaban a los eventos reales, pero como la parentela de la reina creció tanto, quedó en la periferia por razones de austeridad. Pero no es un desconocido en Palacio. Uno de sus mejores amigos es el príncipe Eduardo, conde de Wessex, hijo menor de la reina. Muestra de su cercanía es que el conde y su esposa, Sophie, son padrino y madrina de sus hijas Ella y Alix, respectivamente. Así mismo, es padrino de Louise de Windsor, primogénita de Eduardo.
El primero en hablar de casarse fue Ivar. “Él quiso darme la seguridad del matrimonio. Cuando quieres envejecer con alguien, es importante que tu relación sea reconocida por los parientes y amigos. Aquel fue el día más feliz de mi vida”, evoca James, refiriéndose a aquel 22 de septiembre en que sellaron su amor. Y en reflejo de que esta es realmente una familia del siglo XXI, la encargada
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de entregar al novio no fue otra que Penny.
Su exesposa Penny fue la encargada de entregar a Ivar cuando se casó con James Coyle, hace dos años.