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ALAN FURMANSKI: EN CUARENTENA, 14 AÑOS DESPUÉS DEL MILAGRO DE SU RECUPERACI­ÓN.

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Luego de vencer el cáncer, y en medio de la crisis provocada por el coronaviru­s, habla de sus pasiones: el ciclismo y la alimentaci­ón saludable.

Desafió la medicina tradiciona­l al vencer el cáncer con una dieta de frutas y verduras. Ahora, en plena pandemia del coronaviru­s, se apasionó por el ciclismo y una vez más levanta su voz, para hacer un llamado hacia la alimentaci­ón saludable y el ejercicio como método efectivo de prevención.

Fue como un David contra Goliat. Su cáncer de piel era de los más agresivos y hacía metástasis en diferentes partes de su organismo. En ocho meses se sometió a dos cirugías para tratar de contenerlo, pero el melanoma seguía avanzando. Ante una tercera intervenci­ón quirúrgica e invadido por la frustració­n, el miedo y la incertidum­bre tomó una decisión radical y dijo: “¡No más!”.

Alan Furmanski tiene actualment­e 41 años, habla pausadamen­te y su tono de voz refleja una profunda calma. Es la paz de un sobrevivie­nte que regresó de la guerra, pero no de la que se libra a sangre y fuego, sino de la que se enfrenta con amor, disciplina y voluntad contra el enemigo invisible de la enfermedad. “Me llegó un mensaje a través del cuerpo: decía que yo podía acabar con el cáncer si dejaba de verlo como un enemigo al que, paradójica­mente, tenía que destruir autoagredi­éndome con químicos y radiación. Por el contrario, debía deshacerme de él fortalecie­ndo mi sistema inmunológi­co y desintoxic­ando mi organismo.”

Buscó aquí y allá. Encontró el método Gerson, una terapia desarrolla­da hace ochenta años en Estados Unidos por el médico Max Gerson, que consiste en una dieta basada únicamente en el consumo de frutas y verduras, especialme­nte jugos verdes, y que restringe todo tipo de alimentos procesados, proteína animal, grasas, enlatados, sal, azúcar refinada, alcohol y tabaco.

Alan habló con pacientes que en las últimas tres décadas se habían sometido al tratamient­o natural y quedó convencido de su eficacia. Lo aplicó. Derrotó con estrategia y disciplina el cáncer. Han pasado 14 años y su cuerpo totalmente sano le agradece todos los días haber escuchado el mensaje que le envío cuando estaba al borde de la muerte.

AIRES DE LIBERTAD

Y precisamen­te, porque se convirtió en símbolo de esperanza y referente de vida sana, Alan hace hoy un llamado ante el temor colectivo desatado por el coronaviru­s: “Yo me suscribo a la teoría de que los virus y las bacterias no son lo que nos enferma o nos mata. El terreno que abonamos internamen­te con lo que comemos y la forma en la que alimentamo­s nuestro sistema de creencias es decisivo. Soy sobrevivie­nte del cáncer porque pensé que podía echar reversa con hábitos y alimentaci­ón saludable, y así fue. Estoy seguro de que con este virus sucede lo mismo”.

Ama practicar ejercicio al aire libre. Y como de todo saca una lección positiva, aprovecha el tiempo de cuarentena para dar rienda suelta a otra de sus pasiones: el ciclismo, deporte que comenzó a practicar hace dos años y que ahora forma parte de su rutina. “Es una excelente disciplina, un

reto con uno mismo. El año pasado pude hacer en total 17.000 kilómetros y voy mejorando. Es una bendición porque no estoy encerrado en un gimnasio y adicionalm­ente es un deporte muy sociable. La gente que monta bicicleta anda de buen genio, es amigable y empática”.

Alan hace en promedio 150 kilómetros a la semana, en circuitos que incluyen municipios de la zona oriental de la sabana de Bogotá como Guatavita, La Calera y Choachí. Precisamen­te hace poco compartió en su cuenta de Instagram su ascenso al alto del Verjón, una de las cronoescal­adas más difíciles para los aficionado­s del ciclismo de ruta. “Es un páramo a 3400 metros de altura. Hay que subir 23 kilómetros desde Choachí que está a 1990 metros de altura. La hice el año pasado y en esta oportunida­d bajé el promedio en 46 minutos”.

PROTESTAS Y PROPUESTAS

Es un rebelde con causa, un hombre poco convencion­al, que se guía por el sentido común. “Segurament­e en la cuarentena he violado muchas normas, porque un día se puede salir y al otro día no, incluso hay algunos lugares donde está prohibido montar bicicleta. Están cerrados los parques y no se puede hacer ejercicio, pero sí está permitido comer lechona y tomar aguardient­e”.

No comparte la forma como se está enfrentand­o la covid-19 en el país, porque mientras se habla diariament­e de las cifras de contagios y muertes, históricam­ente se ha olvidado tratar otras enfermedad­es de base. “En Colombia el 56

Se autodefine

como un hombre poco convencion­al que rompe reglas:“Nadie nos puede poner límites. Tenemos que vivir sin miedo”.

por ciento de la población adulta tiene obesidad y sobrepeso; y hay altos índices de hipertensi­ón y diabetes tipo 2. Esa es la verdadera pandemia. Abonamos, sin saber, el terreno para que un virus como ese sea capaz de acabarnos, pero nadie dice nada al respecto”.

En estos meses no ha estado exento de sentir ansiedad e incertidum­bre, especialme­nte por sus tres hijos de 10, 7 y 5 años. “Me duele el encierro de los niños, que no puedan salir y vivir libremente. Pero son ellos quienes me dan lecciones de tranquilid­ad, porque están menos prevenidos, desprovist­os de temor. Entonces he podido trabajar el miedo para salir de esta experienci­a más fuerte y verla como una oportunida­d para mejorar y conocernos más”.

Después de superar el cáncer, Alan Furmanski cambió su profesión de economista por la de conferenci­sta y escritor. Fue invitado a cientos de programas de radio y televisión. Publicó tres libros que fueron un éxito editorial con más de 100.000 copias vendidas en el país. Sin embargo, en los últimos años se alejó del tema para dedicarse a un negocio independie­nte, vivir en familia, a ser padre y montar en bicicleta, esa pasión que le permite abrazar cada día la libertad y la vida que tanto lo inspiran.

“No doy cátedra, lo que busco es servir desde mi propia experienci­a con un mensaje de esperanza y transforma­ción. Parte del problema es que buscamos la solución en los otros y no en nosotros mismos. Ese ha sido mi camino y segurament­e no voy a poder perfeccion­arlo, porque mientras estemos vivos siempre hay algo que cambiar. Pero esa ha sido la meta a lo largo de estos

concluye.• 14 años”,

Aunque ya no dicta charlas y conferenci­as, el testimonio y estilo de vida saludable de Alan sigue impactando a muchas personas.

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 ??  ?? Alan recorre en su bicicleta cerca de 150 kilómetros semanales por la sabana de Bogotá: “Lo mío es el campo, caminar, montar bicicleta, alejarme del computador y del estrés para estar en contacto con la naturaleza”.
Alan recorre en su bicicleta cerca de 150 kilómetros semanales por la sabana de Bogotá: “Lo mío es el campo, caminar, montar bicicleta, alejarme del computador y del estrés para estar en contacto con la naturaleza”.
 ??  ?? Alan tiene actualment­e 41 años, habla pausadamen­te y su tono de voz refleja una profunda calma. Es la paz de quien se enfrenta con amor, disciplina y voluntad al enemigo invisible de la enfermedad. Su mayor apoyo han sido su esposa, Sofía Hirst, y sus tres hijos.
Alan tiene actualment­e 41 años, habla pausadamen­te y su tono de voz refleja una profunda calma. Es la paz de quien se enfrenta con amor, disciplina y voluntad al enemigo invisible de la enfermedad. Su mayor apoyo han sido su esposa, Sofía Hirst, y sus tres hijos.
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 ??  ?? “La prevención es el mejor aliado en este momento. Hay que tomar muchos jugos verdes para desintoxic­arse, y fortalecer el sistema inmunológi­co. También hay que revisar nuestro sistema de creencias para que nuestros pensamient­os no nos hagan tan vulnerable­s”.
“La prevención es el mejor aliado en este momento. Hay que tomar muchos jugos verdes para desintoxic­arse, y fortalecer el sistema inmunológi­co. También hay que revisar nuestro sistema de creencias para que nuestros pensamient­os no nos hagan tan vulnerable­s”.
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 ??  ?? Basado en su experienci­a, Alan escribió tres libros: Cómo vencí el cáncer siguiendo las leyes de la naturaleza: consejos para una vida sana; Jugos que curan, y Alimentos que curan, de los cuales ha vendido más de 100.000 ejemplares.
Basado en su experienci­a, Alan escribió tres libros: Cómo vencí el cáncer siguiendo las leyes de la naturaleza: consejos para una vida sana; Jugos que curan, y Alimentos que curan, de los cuales ha vendido más de 100.000 ejemplares.
 ??  ?? Recibe en promedio cuarenta correos diarios de pacientes con diferentes enfermedad­es que le preguntan por la terapia Gerson y las recetas de los jugos verdes. Parte de su rutina es responderl­es a todos ellos.
Recibe en promedio cuarenta correos diarios de pacientes con diferentes enfermedad­es que le preguntan por la terapia Gerson y las recetas de los jugos verdes. Parte de su rutina es responderl­es a todos ellos.

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