ANTONINA CANAL ARMÓ SU PROPIA "TRIBU" EN LA CALERA.
La bailarina y coach espiritual habla de su regreso a la vida simple junto a su mamá y su hijo. También presentó su nuevo Tarot de las hadas.
La escritora, coach espiritual y bailarina salió de Bogotá con su madre, Mónica Dávila, y su hijo Aswan, para conectarse con la naturaleza, abrazar el silencio y regresar a la vida simple. Acaba de lanzar su Tarot de las hadas y pronto saldrá a la luz su agenda Dharma: amor propio.
Antonina no aguantó el encierro en su apartamento de Bogotá. Acostumbrada a ir de un lado para otro, a viajar y tener una vida activa, hace dos meses empacó todo y se trasladó a la montaña para pasar el confinamiento en familia, conectada con la naturaleza. Años atrás había vivido en La Calera con el padre de su hijo Aswan, el saxofonista Steve Marston quien falleció a comienzos de 2011... y ese fue el destino que eligió ahora.
Por estos días, la directora de la Academia Prem Shakti estaría como maestra invitada y competidora en el Mundial de Danza en El Cairo, Egipto, con algunas de sus estudiantes de danzas orientales. Pero todo se alteró con el coronavirus. Tampoco pudo realizar su show en el Teatro Colón, que estaba programado para junio y en el que siempre participan unas 300 bailarinas. Lejos de frustrarse, Antonina, quien lleva largos años de trabajo espiritual, entendió que lo único seguro que tenemos en la existencia es el cambio.
“Todas las cosas que suceden desde un orden divino son perfectas; nuestro trabajo aquí es aceptarlas con amor, adaptarnos, fluir y confiar. Así que eso hice”.
Ya estaba preparada. Hace dos años creó una plataforma de formación académica virtual y presencial en Danzas de Oriente y Danza Conciencia, avalada por la Secretaría de Educación, que hoy funciona en línea, y a través de PremDarma ofrece diez cursos para el desarrollo personal en diferentes áreas, todos en línea.
Enfrentar esta nueva era de virtualidad la llevó a dejar el reducido espacio de su apartamento para reemplazarlo por el amplio escenario que le ofrecía su casa en el campo. Hasta allí partió con su pequeño y su madre, Mónica Dávila –reconocida terapeuta holística, coach de salud, nutrición consciente y yogui– y en el camino se sumaron cuatro gatos y dos perros. “Nos adecuamos a este nuevo estilo de vida y ha sido muy bello porque es como un retiro espiritual”.
Mientras Antonina pasa los días entre cursos, conferencias, lives y consultas de aura-soma, su mamá dicta clases de yoga en línea y talleres de nutrición. Aswan, o el Príncipe Ashu, como él se bautizó en Instagram, atiende sus deberes escolares. Cada uno está en lo suyo, pero también comparten espacios y actividades: tienen una huerta, cuidan a sus mascotas y caminan juntos una hora diaria para descubrir nuevos parajes alrededor de la finca. “Tratamos de comer lo que cultivamos y de trabajar en equipo. Desde el día uno pusimos unas reglas por escrito para que esta comunidad pueda funcionar. Tenemos un estilo de vida muy sano. Las dos estamos en función de apoyarnos y de apoyar a Ashu… Somos como una tribu”.
Con su mamá no vivía desde que tenía 18 años, aunque siempre han sido muy cercanas. “Es como una hermana. Me impresiona su energía y tiene una gran sabiduría… aprendo de ella
“No creemos en las dietas, pero sí en una alimentación saludable; en la vibración de la comida y en que cada organismo es único”.
todos los días”. En estos meses ha sido un gran respaldo cuando se trata del cuidado de su hijo de 10 años, quien se ha vuelto muy amigo de las redes sociales, al igual que ella. “Quiere ser un influencer digital y un embajador de la diversidad y la naturaleza”, cuenta la bailarina. Él también practica wakeboard en el Embalse del Muña, hoy cerrado por la pandemia.
Ashu heredó la pasión de Antonina, y ella, a su vez, de Mónica, quien siempre le ha dado la mano para seguir sus sueños. “Mi mamá tenía una boutique y yo era su modelo. Luego, cuando fundó el primer gimnasio en Colombia me dijo: ‘Dicta clases; tú puedes hacerlo’. Buena parte de mi entrenamiento como profesora se lo debo a ella”. La empresaria daba clases de aeróbicos a los 15 años antes de ir al colegio y eso, asegura, le dio una gran conexión con la gente, además de facilidad para manejar cualquier tipo de público.
Antonina hizo lo mismo con su hijo: desde muy corta edad él sale en sus espectáculos, viaja con ella al Mundial de Danza en Egipto y toca el tambor delante de cientos de personas. “Tenemos la disciplina de grabar un video diario para que cada vez sea más seguro en lo que hace”. El objetivo es que Aswan también sea un “canal”, como dicta su apellido, para dar un mensaje positivo.
Entre tanto, la coach espiritual sigue creando herramientas para el bienestar y el desarrollo personal de sus seguidores. La más reciente: el Tarot de las hadas, gestado con el respaldo de Penguin Random House y el sello Grijalbo, con ilustraciones de Sara Hoyos. “Toda mi vida he tenido una conexión con las hadas y con el espíritu de la naturaleza”, dice. Su concepción y escritura le tomó dos años.
Este lanzamiento se suma a los libros El despertar de la diosa; Sí puedo y es fácil; Dharma: propósito y evolución,y La vida es una danza. “No es un tarot para leer el futuro, porque no creo en eso; es, más bien, un oráculo, una invitación a conectarnos con la naturaleza y con la sabiduría de las plantas, las hierbas, los árboles y las flores, y a recuperar la inocencia que teníamos de niños, cuando creíamos en estas criaturas sutiles y fantásticas”. En septiembre también saldrá a la luz
propio.• su agenda Dharma: amor
“En esta pandemia he descubierto que me gusta el silencio… Venía de una vida bastante movida y ha sido linda la pausa: regresar a mí y pasar más tiempo con mi hijo y mi mamá… conectarnos en lo simple”.