La operación “Bloquear a Ivanka”
y empezó a bombardear con todo tipo de ideas. Melania, con la ayuda de Stephanie, quien fue su mano derecha en los preparativos, respondió con una estrategia que denominaron “Bloquear a Ivanka”, la cual cumplió su cometido. Ante las pretensiones de unirse al presidente y su esposa en el acostumbrado recorrido a pie del Capitolio a la Casa Blanca, por la avenida Pensilvania de Washington, con su marido y sus hijos, Stephanie excluyó su automóvil de la caravana, para que no se le ocurriera bajarse y hacer su “performance” de princesa.
Otra tradición es que la nueva familia presidencial posa días antes de la transmisión del mando para un retrato. Cuando Ivanka pidió ajustar el tiempo de la sesión con un correo electrónico en que le decía a Stephanie: “¿Crees que eso sea posible?”, Melania dictó la respuesta: “No, no es posible”, e Ivanka fue excluida de la foto. Pero el golpe más certero del boicot sucedió durante el rito de posesión propiamente dicho en el Capitolio. Ivanka le mandó a Stephanie fotos de la sesión inaugural de Barack Obama, con su esposa Michelle y sus hijas Malia y Sasha. “Es lindo que
Melania se puso furiosa cuando supo que, en su ausencia, Ivanka se paseaba a sus anchas en la residencia privada del palacio presidencial. “¡Es mi casa!”, exclamó.
(el presidente) esté rodeado por su familia”. Para llevarle absolutamente la contraria, Stephanie hizo dos cosas. Por un lado, se tomó el trabajo de estudiar dónde se sentarían Trump y Melania, al igual que los ángulos de las cámaras del programa de televisión. “Con la ayuda de un sketch pudimos saber qué caras serían visibles cuando Donald y Melania estuvieran en sus puestos”, como explica Winston en su libro, cuadraron las sillas para que Ivanka quedara tapada por la primera dama y así fue. En el momento de la jura con la Biblia, “pusimos a Barron entre Donald y Melania y nos aseguramos de que fuera Don Jr. (otro de los hijos del presidente) y no Ivanka quien quedara junto a la primera dama”.
La lucha por el territorio no se redujo a los salones del ala este sino a las dependencias privadas de la casa de gobierno. En una ocasión, Melania, furiosa, bombardeó con mensajes a un colaborador exigiendo saber quién había autorizado a Ivanka a usar la sala de cine de la residencia: “Es mi casa. ¿Acaso ella se pasea por mi apartamento de Nueva York cuando le da la gana? ¡No!”.